Debussy- Clair De Lune

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—¿Por qué? —cuestioné interesado. Kakashi se detuvo en seco y me miró, como diciéndome que me callara.

—¿Ahora tú me vas a dar terapia a mí? —rió y siguió caminando. —No quiero hablar de eso, Sasori.

—De acuerdo. Entonces... ¿Qué te parece si te hago preguntas sencillas y me das respuestas cortas? Simplemente para conocerte mejor. —propuse, sonriendo de lado. Él accedió, un poco más dispuesto a responder.

Terminé descubriendo así que: su animal favorito son los perros, tiene un pug llamado Pakkun, la temporada de lluvia es su preferida de todo el año, habla cuatro idiomas, su color predilecto es el azul, y el nombre de su padre era Sakumo. Le pregunté también por el tipo de libros que más disfruta leer, pero no quiso decírmelo. Mi interrogatorio se vio interrumpido cuando llegamos a la entrada del edificio en el que vivía. A diferencia del consultorio, no estaba muy lejos del departamento de Kushina. Quedaba a unos minutos caminando.

—¿Quieres subir? —me ofreció.

Acepté un poco nervioso. ¿Por qué me estaba invitando a su departamento? Mi tonta y débil mente masculina deseaba que se debiera a algún motivo sexual, pero mi parte racional me gritaba que no es algo que Kakashi haría. No sabría decir si por fortuna o por desgracia, pero ganó mi parte racional.

Luego de haber llegado a su piso por medio del elevador y de que abriera la puerta de su departamento, nos encontramos con un joven en la sala, pálido y de un rebelde cabello negro con Pakkun acostado en sus piernas. Tenía unos dieciséis años, y la primera impresión que me ofreció, es que era un adolescente mimado y sangripesado.

—Sasuke, te presento al profesor Sasori. —le dijo Kakashi, posicionándose en frente de la televisión para que le hiciera caso. —Sasori, él es Sasuke, mi sobrino. —El sofá no quedaba muy lejos de la televisión, así que sólo di unos pasos al frente para acercarme y le tendí mi mano a Sasuke, diciéndole que me daba gusto conocerlo. Ni siquiera la tomó de vuelta, solo me miró con desdén, e igualmente a su tío.

—¿Se pueden quitar? Estoy mirando eso.

Mi compañero platinado pareció molestarse por su respuesta y desenchufó la televisión antes de tomarme por el brazo para llevarme a su pequeña cantina particular. El joven de cabello negro bufó molesto y lo siguiente que escuché fueron sus pasos marcados y una puerta azotándose. Se había ido a encerrar a su habitación. En respuesta, su tío puso los ojos en blanco y masajeó el tabique de su nariz, suspirando.

—Lo siento. Así se comporta con todos últimamente. —se disculpó Kakashi. —Te traje porque no le está yendo muy bien en la escuela, y como eres maestro de artes plásticas pensé que tal vez me podrías cobrar por darle asesorías. Obito lo mandó a un colegio de arte porque quiere que siga sus pasos, pero no es precisamente lo suyo.

—No te preocupes. Al fin adolescentes. —me encogí de hombros. —Si eso no es lo suyo, creo que mejor deberían considerar cambiarlo de escuela... —sugerí. —¿Está al cuidado de ustedes?

—Sí... Sus padres murieron cuando tenía cinco años, y él y su hermano mayor quedaron al cuidado de su tío Obito, y por consiguiente del mío. Aunque no tienen mi sangre, esos chicos han pasado tanto tiempo conmigo que los quiero como si fueran mis hijos. Sólo que Itachi ya se independizó, y él aún está en nuestras manos.—dijo pensativo. —Y ya le dije a mi marido sobre cambiar a Sasuke de escuela, pero es un necio. —se quejó. —En fin, ¿qué bebes? —cambió rápidamente de tema, mirando las botellas de la cantina. —¿Tequila? ¿Ron? ¿Brandy? ¿Vodka?

—Ron está bien. —respondí. Tomó la botella de ron, un par de vasos de vidrio y comenzó a servirnos. —Creo que puedo echarles la mano con las asesorías. —sonrió ligeramente, demostrando alivio. —Te cobraré lo mismo que cobras tú. Ah, y ya que nuestras citas son lunes, miércoles y viernes, puedo venir el martes y el jueves cuando salgas de trabajar.

Solamente Corazones Solitarios.『KakaSaso』 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora