Venganza.

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Noches como esas se repetían de vez en cuando en Holy Faith, momentos que la oscuridad aprovechaba para adueñarse del pueblo, sin la interferencia de la luz de la luna o las estrellas que guiasen a un camino seguro. Hace unos meses que el temor recorre los cuerpos de los habitantes de ese recóndito lugarcito en el mundo, cuando el ambiente se torna siniestro los seguros en las puertas son puestos, pero las alarmas y los mecanismos de seguridad hace tiempo que no cumplen su función, una y otra vez numerosas familias han presenciado la tragedia que inevitablemente es acompañada por el pánico y la perdida. Aunque para una persona de corazón sereno podría resultar impensable acostumbrarse a saludar a la muerte en reiteras mañanas, estas personas ya no se horrorizaban al encontrarse un cuerpo desmembrado junto al monumento de los fundadores del pueblo.
Nadie conocía la razón de las desapariciones y las muertes, los policías locales habían investigado con todos sus medios, o al menos hasta donde su incompetencia les permitía, esto sumado a que los federales se habían negado a tomar las riendas de las investigaciones difundió la desesperanza aún más.
Matthew hubiera querido irse de Holy Faith hace mucho tiempo, detestaba todo de ese lugar mucho antes de la ola de asesinatos. Tras la muerte de sus padres en un accidente automovilístico, debió hacerse cargo de su hermanito, él era lo único que lo ataba a ese pueblo, a pesar de que intentó convencerlo de mudarse a la ciudad, Josh nunca quiso dejar atrás la vieja casa donde sus padres los habían criado, y Matthew no podía hacer más que respetar el deseo de su hermano.
Pero ahora Josh había desaparecido junto con el sol, y a pesar de ser un adolescente el escaparse no era un comportamiento habitual en él. Matthew sintió una gran desesperación al encontrar la cama vacía y el celular de su hermano en la mesa de noche, Josh nunca salía sin este. Rápidamente llamó a uno de los pocos amigos que tenia Josh para preguntar sí estaba en su casa, un "no" jamás había causado tanta opresión en el pecho de una persona como la respuesta dada por ese amigo.
Matthew salió al jardín para revisar en la vieja casa del árbol que solía usar para fumar a escondidas cuando tenía la edad de su hermano, malos hábitos que el menor copiaba. Nada parecía fuera de lugar, a excepción de un libro cuyo encuadernado transmitía una vibra nefasta. Un impulso que no pudo explicar lo llevó a agarrar el ejemplar, abriéndolo temeroso, como si supiera de que se trataba. Las amarillentas hojas crujían por la vejez que incluso se reflejaba en el estado de la tinta y la caligrafía inusual, nada de lo plasmado allí era legible, ni siquiera parecía un idioma coherente, más en la última página pudo leer algo escrito con una tinta de color rojo:

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O'Kelly x x x x x
Marshall x x x
Walsh x x x x x x
Burns x x
Smith x x x x
Murphy x x
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Murphy era su apellido, también conocía a personas que portaban los apellidos de aquella lista... pero ¿Qué significaban esas equis?
No pudo pensar mucho más, pues un grito lo sacó rotundamente de sus pensamientos, provocando que corriera instintivamente hacia el bosque que se extendía detrás de su patio, pues conocía aquel grito.

-¡JOSH! -lo llamó con la respiración agitada mientras se adentraba en la oscuridad-. ¡¿DÓNDE ESTÁS?! ¡JOSH! Mierda...

Sus piernas se movían por si solas, algo le decía que su hermano estaba allí, no podía explicarlo pero estaba seguro de que ese grito era de suyo.
Debió detenerse pues no sabía donde estaba, a pesar de que frecuentaba el bosque durante el día, en las noches como esas el lugar se asemejaba a una dimensión desconocida. La oscuridad era tan densa que resultaba desesperante intentar distinguir su alrededor a la distancia, por lo que sacó el celular de su bolsillo y encendió la linterna en busca de un poco de seguridad mientras caminaba.
Se percató que llevaba consigo el libro de fétido aroma se aferraba a este por la pura necesidad de apretar algo entre sus manos, mientras una gélida brisa lo golpeaba hasta el punto en que el vapor comenzó a escapar de su boca con cada exhalada, no entendía como podía hacer tanto frío en pleno verano.
Matthew se sentía fatigado, como si hubiera estado caminando por horas en completo silencio. Miró la pantalla de su celular, extrañado notó que el reloj marcaba las once de la noche pasadas, a esa misma hora había llamado al amigo de Josh y estaba seguro de que al menos había pasado una hora desde entonces. Lo atribuyó a un mal funcionamiento y no le dio más vueltas.
Unos pasos se escucharon a los lejos, Matthew quiso reaccionar, pero todo su cuerpo se paralizó, el sonido aceleraba, se acercaba, pero él solo podía alumbrar la nada misma que tenía por delante. Su corazón siguió el ritmo del galope desconocido mientras el miedo se apoderaba de su cuerpo, la impotencia lo llevó a cerrar los ojos con fuerza esperando lo peor...
Volvió a abrirlos segundos después, recuperando la movilidad, los pasos ya no se escucharon y aun así la tranquilidad no llegó. Bajó la linterna seguida por su mirada, cuyos parpados se abrieron de par en par al encontrarse un pequeño dedo meñique en el suelo, de este un hilo de líquido carmesí se pintaba por el césped hasta conectarse con otro dedo más largo. El patrón se repetía como si fuese una morbosa representación de las migajas de Hansel y Gretel, Matthew tenía nauseas, más no dejó de seguir el sendero.
La peste a sangre le causó un nudo en la garganta, cada vez era más perceptible y asfixiante. Los dedos se acabaron a los pies de un gran sauce, aunque la última pieza amputada parecía señalar hacia el tronco. Matthew descubrió en la corteza una escritura familiar, abrió con ansia el libro antiguo que todavía llevaba consigo, al llegar a su ultima pagina comparó los apellidos. La única diferencia entre ambos eran los dibujos, mientras que en el papel junto a los apellidos se marcaban unas equis, en el tronco eran reemplazadas por un símbolo que se asemejaba a una gota con una raya vertical alargada desde la punta superior.
El joven quedó atónito ante la idea que se había plasmado en su mente, se dio cuenta de que esa era una lista de asesinatos, una equis por cada miembro muerto, todas esas familias habían perdido a más de una persona durante los extraños sucesos. No, no podía ser cierto, aunque los números concordaban en las demás familias, la suya no había sido objetivo de la muerte. Su padre murió en un accidente, pero su cuerpo fue encontrado tan destrozado como los casos de los desaparecidos. No, su hermano solo estaba desaparecido, no había muerto.

-No, no, no, mi hermano está vivo, Josh no murió aún. ¡Josh está...!

Rendidos ante la gravedad más de media decena de cuerpos cayeron desde las ramas del sauce, deteniéndose bruscamente con un latigazo por las cuerdas que sujetaban sus cuellos. Los cadáveres de pieles grisáceas se balancearon mimetizándose con las llovidas hojas del árbol, formando un perfecto circulo que rodeaba el tronco. Los símbolos del árbol cobraron sentido, eran las horcas de los difuntos, entre ellos estaba a quien Matthew buscaba.
A pesar de ver a Josh inerte, Matthew se aferró a la negación, rompiendo la poca cordura que le quedaba esa noche. Quiso acercarse para comprobar inútilmente que no se trataba de su hermano, pero el hedor era tan fuerte que le hizo vomitar, las lagrimas empezaron a nublar su vista y los temblores se apoderaron de sus extremidades. El deseo de que todo fuera una cruel pesadilla era latente, no comprendía los motivos, ni siquiera estaba seguro ser consciente de todo lo que estaba pasando, se encontraba aturdido, rodeado de putrefacta muerte y agobio.
De repente los cadáveres golpearon en seco contra el suelo, como si hubiesen cortado las sogas al mismo tiempo, algunos estaban en tal estado de descomposición que partes de ellos se desprendieron con facilidad. Matthew se arrastró hacia Josh, sujetándolo desconsoladamente en brazos, el dolor desgarraba su pecho con cada lagrima, con cada grito.
Posó su mano en la majilla de su hermano, los colores en la tez ya se estaban apagando, las marcas en el cuello y la alevosa ruptura solo hacia más irreal la situación, el niño al que prácticamente crió ya no respiraba.
Percibió que algo se movía bajo su tacto, rápidamente miró a su hermano esperanzado en vano, pues él igual de inmóvil. No solo en la mejilla de Josh se movía algo, sino que por todo el cuerpo del muchacho se empezaron a desplazar de manera errática pequeñas protuberancias, las cuales buscaban salir. Una de ellas llegó hasta el ojo derecho del Josh, unas finas patas similares a unas agujas negras se abrieron paso por la zona del lagrimal, el orbe palpitó hasta se expulsado de la cavidad, dando libertad a un arácnido de tantos que buscaban escapar de esa difunta prisión. Varias de estas asquerosas y peludas criaturas treparon por Matthew, sintió como caminaban sobre él, el paso intercalado de esas diminutas patas se extendía por toda su espalda hasta llegar a su nuca. Intentó quitárselas frenéticamente ante su aracnofobia, sin poder fijarse en el suelo, lo que terminó por provocar su cabeza golpeara contra el tronco del sauce, dejándolo inconsciente.

Al abrir los ojos se encontraba sentado sobre una de las ramas del sauce, ni sus manos ni sus pies estaban atadas, pero no podía moverlas, algo áspero estaba rodeando su cuello. En ese momento lo supo, era su turno.
Una presión en su espalda lo empujó, los segundos de caída se volvieron minutos eternos, por desgracia no fue instantáneo, mientras el aire luchaba por darse paso por un camino obstruido y cada célula su cuerpo rogaba por un poco de oxígeno, Matthew escuchó unas ultimas palabras provenientes de una voz grave que le susurró al oído...

-Pudriré hasta el ultimo fruto de aquellos que me lo arrebataron todo, contigo mi venganza ha terminado, el árbol de las familias fundadoras se secará al fin.

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O'Kelly x x x x x
Marshall x x x
Walsh x x x x x x
Burns x x
Smith x x x x
Murphy x x x
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⏰ Last updated: Nov 14, 2021 ⏰

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