K E I S U K E B A J I

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—¿Por que me tratas así? —le preguntaste a tu sincera amiga, ella rodó sus ojos un tanto molesta—. No puedo irme de aquí, se supone que es mi despedida de soltera.

—Vamos a aprovechar que todas estas brujas superficiales están tratando de encontrar un incauto y huiremos, no preguntes nada, y me agradeces luego...

Pero, ¿a donde?

El viaje en taxi se tardó largos minutos, ambas permanecían en silencio mientras observabas las luces de Tokyo a través de la ventanilla, mirando de vez en cuando la pantalla de tu teléfono acariciando las orejas de gatito de la funda protectora cuando tu prometido te enviaba mensajes de buenas noches, cerciorándose de que estabas bien con el grupo de maniáticas con las que habías salido.

—Ya llegamos... —suspiró Yuzuha bajando primero.

—¿Una tienda de mascotas?

Nunca habías estado en ese lugar, el exterior era muy lindo, había un banco junto a un pequeño farol a un costado de la entrada principal, que por obvias razones a esa hora se encontraba cerrada, y en la parte izquierda una puerta mas pequeña, la luz de la ventana frontal en la planta superior se encontraba encendida, así que hilando los puntos no te costo darte cuenta de donde te encontrabas.

Yuzuha... —musitaste, viéndola subir nuevamente al taxi.

—Te amo _____, enojate conmigo todo lo que quieras. Pero por favor no te hagas esto, y no se lo hagas a él...

Permaneciste de pie frente a su puerta por largos minutos, los grillos cantaban en el jardín y la luz de la luna era eclipsada por algunas nubes, el viento corría y golpeaba suavemente con tu rostro, luchabas por poder moverte y huir de ahí, y estuviste a punto de hacerlo cuando la puerta se abrió.

Te congelaste en el lugar, tu boca se secó y él dejó caer la bolsa que traía con comida para gatos que llevaba en su mano. Ambos se quedaron mirando sin soltar una sola palabra, fue él quien decidió romper el hielo.

—¿Que haces aquí? —preguntó mirándote fijamente, con una expresión indescifrable, cuando algunos felinos callejeros se acercaron para aprovecharse de su hospitalidad.

—No lo sé... —dijiste en un hilo de voz.

—¿Para esto quería Yuhuza la dirección de mi tienda? —cuestionó agachándose para acariciar a los mininos mientras se alimentaban. Restándole total importancia a tu presencia.

—No lo sé —respondiste—. Ella solo me trajo aquí, yo no sabía nada...

El sonido de un trueno rompió en los cielos, al parecer la tormenta era inminente, debías volver a casa rápido, antes de que la lluvia comenzara a caer.

—Parece que comenzará a llover pronto... —dijo poniéndose de pie y avanzando hacia donde estabas. Mentirías si dijeras que tu cuerpo no tembló al tenerlo cerca nuevamente, hace mucho tiempo no lo veías, y apenas sabías sobre él. Pero las gotas de lluvia comenzaron a mojar el suelo, y debías buscar un refugio seguro—. ¿Quieres pasar?.

—¿Estás seguro? —preguntaste, algo en tu cabeza te decía que no lo hicieras, pero en tu pecho una fuerte punzada te decía todo lo contrario.

—Es eso, o mojarte. Puedes pedir un taxi mientras estás adentro.

Entrar no te haría mal tampoco, ¿o si?

《 TOKYO REVENGERS STORIES ♡ 》Where stories live. Discover now