Goodbye workouts...

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Puff, deseo no estar viva ahora mismo, miro a mi lado y veo mi teléfono en la mesilla, este vibra debido a que son las siete y mi alarma está sonando, me levanto y la apago, odio ese sonido tan irritante.

Me dirijo al baño y tomo una ducha fría para intentar despertarme, cosa que no veo muy viable.

Al salir de la ducha me pongo mi chándal de entrenamiento y las zapatillas de deporte, cojo mi móvil y las llaves y me monto en el coche, me dirijo a la Ciudad deportiva del Real Madrid otro día más para entrenar.

Nada más llegar veo a Athenea en la puerta y me acerco a ella corriendo.

- Ati! - grité abrazándola por detrás.

La cántabra se asustó y empezó a reír, aún riendo ambas entramos en las instalaciones en las que entrenamos, dejamos nuestras cosas y nos dirigimos al comedor, donde están algunas de nuestras compañeras, entre ellas Ariana, la cual estaba hablando con Malena.

Me siento al lado de Ari y empiezo a desayunar las fresas y el zumo de naranja que había cogido antes.

Terminamos de desayunar y vamos a los vestuarios para prepararnos, porque tenemos que empezar el entrenamiento en un cuarto de hora.

Ya estamos listas, por lo que nos decidimos a ir al campo para empezar a entrenar.

Llegamos al terreno de juego, donde ya están Misa, Marta y algunas más.

- Ada! - grita la portera corriendo hacia mí, salta encima mía y caemos al suelo.

Ella empieza a reír pero yo no puedo pensar en otra cosa que en mi rodilla, siento un terrible dolor en ella, intento moverla pero es imposible.

Misa, al ver que no reacciono deja de reír y se quita de encima mía.

- Hey Adi, estás bien? - dice Athenea, es lo último que escucho antes de desmayarme.

Escucho a David hablar cuando empiezo a abrir los ojos.

- Ada! Gracias a Dios, que te ha pasado ?! - oigo decir a Malena.

- La rodilla - se nota el dolor en mi voz, ya que no soy capaz de vocalizar del todo bien.

- Vale tranquila, te ayudo y vamos a la enfermería - dice mi entrenador.

Entre él y Misa me ayudan a levantarme y a andar sin apoyar la rodilla hasta llegar a la enfermería.

Después de un rato que se me hace eterno en esta, recibo la noticia de que estoy lesionada y no podré entrenar hasta dentro de un largo tiempo, al escuchar esta noticia solo me quedo helada.

- No puede ser, yo tengo que entrenar - respondo.

- Me temo que será imposible, tienes que reposar la rodilla si quieres recuperarte, ya se le ha comunicado a David, durante este tiempo no podrás hacer ningún tipo de deporte entendido? - me dice la fisioterapeuta.

- Entendido - respondo desilusionada antes de salir con la ayuda de esta hacia la sala principal de la Ciudad deportiva.

Allí me encuentro con David, que me vuelve a repetir todo lo que me ha dicho la fisio.

- Además, seguro que se te pasa rápido, cuando quieras darte cuenta me tienes aquí otra vez quejándome de que no haces bien los ejercicios. - me dice este.

Ambos reímos ante su comentario.

- Venga, te llevo a casa, pronto podrás andar mejor pero de momento no hagas muchos esfuerzos no vaya a ser que te hagas más daño, que te conozco y sé que eres muy cabezona.

Y así es, mi entrenador me lleva a casa.

- Bueno, espero que te mejores pronto, nos vemos - me dice antes de abrazarme y salir por la puerta.

UN PEQUEÑO INCONVENIENTE || PEDRI GONZÁLEZOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz