--No sé cómo seguir sin ella, nana.--me abrazo a mi abuela, desconsolado.
--Esta es tu oportunidad para hacer las cosas bien, cielo.--acaricia mis mejillas y me aparta un poco de ella. Gabriella se acerca a nosotros también, con algo en la mano.
--Ella también decía eso, ¿sabes?--mira su café, triste por recordar a su nieta.--Cuando Killian nació la costó mucho retomar los estudios y seguir adelante.--me mira.--Te echaba muchísimos de menos.--su sonrisa es sincera.--Aunque he de reconocer que Adam fue...
--Ese hijo de puta tiene los días contados.--aprieto los dientes y me levanto del sofá.--Tengo que irme, Killian sale de fútbol en nada.--informo.
--¿Vais a ir a verla después?--sé que se refiere a mi veneno.
--Sí.--me agacho a darlas un beso de despedida a cada una, pero no parece que quieran dejarme ir.
--Toma, llévate esto para que meriende mi pequeño.--me dice Gabriella, entregándome una bolsa con algo blando.--Llámame cuando estéis llegando, lo mismo me acerco también.--asiento, pero mi abuela no me deja decir nada.
--¡Ay, hijo!--grita de repente esta, cuando me estoy despidiendo de Gabriella. Ambos la miramos, asustados.--Me ha dicho tu padre que le llamaras, que tenéis que salir de viaje en un par de semanas y...--no sigue hablando, mi móvil la interrumpe.
Mi móvil suena en el bolsillo, por lo que lo cojo y miro quién es.
Pongo los ojos en blanco cuando veo de quién se trata.
--Abuela, luego la llamo. Me voy, venga.--la doy dos besos rápidos y respondo al teléfono mientras voy yendo hacia el coche.
"--¿Qué haces, cabezón? ¿Ya has recogido al enano?
--No, acabo de salir de casa de mi abuela.--digo, frotándome la cara para después sacar las llaves del coche.--También estaba Gabriella...--le digo, tragando saliva.
--¿La has contado lo último que dijo el médico?--pregunta Orien, preocupado.
--¿Cómo se le dice a alguien que quieren desconectar a una de las razones de su existencia?--me monto en el coche, dejo la bolsa dentro de la guantera y cierro de un portazo. Pego un par de golpes sobre el volante, tratando de desquitarme de alguna forma.
--Aún quedan dos meses para que los guisantes nazcan, seguro que despierta para ese entonces.
--Por esta vez voy a pasar que has vuelto a llamar guisantes a mis hijos.--arranco el coche, poniendo rumbo hacia el campo de fútbol donde entrena mi hijo. El móvil se conecta al coche, por lo que lo dejo sobre el asiento del copiloto.
--¿Hoy nos dicen los sexos, no?--pregunta, contento de nuevo.
--¿Nos?--digo, divertido.--Escúchame bien, clon de poca monta...--escucho una risotada al otro lado, lo que me corta lo que estaba diciendo para reírme con él.
--Ha llamado a mi madre.--se queda callado, dejándome procesar lo que significa eso.
--No le pierdas el rastro. -digo, apretando el acelerador a tope para descargar la rabia que estoy sintiendo ahora mismo por dentro.--Le tenemos y no podemos hacer nada porque...--no sigo, a lo lejos veo el colegio de Killian.--¿Vas a venir o qué?--digo, cambiando de tema para no entrar alterado al sitio.
--Lo tengo todo controlado, no te preocupes por nada.--dice, refiriéndose a su hermano.--Acabo de salir de casa de Marla, llego en nada al colegio, en cuanto venga el puñetero metro.--resopla.--Venga, te llamo cuando esté llegando.--corta la llamada."