Embrujada: Ghost Princess (EDITANDO)

Capítulo XII: Murciélagos y fantasmas (EDITADO)

   —A pesar del buen tiempo que había hecho toda la semana, en cuanto la noche se hizo presente el cielo se cubrió por completo bajo unas densas nubes. —Cerré los ojos, tratando de recordar con la mayor claridad posible—. Al poco, la lluvia cayó y el estruendoso sonido de los truenos llegó a mis oídos. Me asusté y levanté de un salto. Con Kumashi en brazos, corrí en dirección a la habitación de mis padres. Sin embargo, una vez en la estancia y, contra todo pronóstico, esta estaba vacía. Aquello no era habitual. Papá y mamá siempre estaban allí...

   »El miedo creció dentro de mí. Cada ligero ruido provocaba en mí un temblor. Escuché voces procedentes de la entrada de casa y, sin pensarlo dos veces, me dirigí hacia allí. Después de todo, tenía que tratarse de papá y mamá. De camino, reconocí con claridad la voz de papá. Estaba tan feliz que corrí lo más rápido que mis pequeñas piernas me permitieron. Sin embargo, el grito que llegó a mis oídos a medio camino me hizo parar en seco. —Tuve que tomar aire un par de veces para reponerme. Hablar de aquello era muy difícil para mí—.Era mi madre. Di un paso, comencé a sollozar, otro paso, un trueno, un paso más... Entonces la vi y lloré. Mamá estaba en el suelo. Me arrodillé a su lado y sostuve su mano. Esta, cerrada en un puño, guardaba con recelo un colgante. El colgante que sujetaba llegó a mí, el colgante especial de mamá... La abracé sin dejar de llorar. Me dijo que huyera, que no debían verme, pero yo sólo podía pensar en buscar a papá porque mamá necesitaba ayuda.

   »Dejé a Kumashi con ella y corrí llamando a mi padre, desesperada. Lo vi imponiéndose ante un hombre que no conocía. Este último pareció fijarse en mí y trató de apartar a papá para aproximarse a mí. Papá estaba muy alterado, no entendí muy bien lo que le increpó... Pero le dije lo de mamá, que necesitaba ayuda...

   »Se volvió hacia mí, consternado. Esto lo aprovechó el otro que, en su descuido, lo golpeó sin piedad. Se acercó a mí y me sujetó con fuerza por una de mis coletas. No pude hacer nada para zafarme, ni siquiera pude verle la cara, iba totalmente tapado de arriba a abajo. Sin embargo y a pesar de que la otra mano se encontraba recubierta por un guante, una de sus manos se encontraba desnuda. En ella, recuerdo que llevaba un anillo con un extraño símbolo. Un murciélago.

   »Papá se puso en pie a duras penas y corrió hacia nosotros, supongo que con la intención de liberarme, pero mi captor sacó un arma de su abrigo y... El trueno más fuerte que jamás había oído se hizo eco. Papá cayó al suelo. Traté de aferrarme a él, pero no se me permitió. Papá ya no reaccionaba, sangraba. El miedo se apoderó de mí y todo se volvió oscuro. No recuerdo nada más...

   —Lo primero que vi al despertar fue a Kuma —confesé, tratando de mantener la compostura—. Él siempre ha estado a mi lado desde entonces.