CAPITULO 16

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GLORIA

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GLORIA

Mis pasos son lentos regresando a casa.

Ni me molesto en tomar el tranvía o siquiera un taxi.

Ni mucho menos como Didier y por órdenes de Arthur en hacerlo con el chófer de la galería.

Tengo necesidad de hacerlo a pie y con la esperanza que la brisa cálida de la tarde, imperiosamente me despeje.

Y lo hago atravesando cada calle como acera con la concurrencia de personas por la hora pico.

Pero atravesando a mitad el puente de los deseos por tomar el camino más largo, me detengo para mirar desde su alto todo.

O más bien, más allá de lo que el paisaje me regala.

No me apoyo sobre su piedra, mis manos permanecen en los bolsillos de la gabardina ligera que llevo.

No hace frío, pero ese aire que es parte de mí y vive dentro de mi pecho desde que conocí a Arthur, lo siento pese a su calidez con notas gélidas por la tristeza que vi en él hoy.

Mis dedos rozan en el interior con algo suave.

Sedoso.

Y sacándolo es el pañuelo que llevaba en mi cabeza con mi recogido y al ver a Arthur lastimado fue lo primero que se me ocurrió para detener la hemorragia producto del corte.

Pequeñas manchas de su sangre ya seca se mezclan con el rojo de la estampa del género y lo acaricio reflexiva con esa palabra en mi mente.

Lastimado.

Arthur, lastimado.

Su dedo y su corazón.

Uno por la herida y el otro, al notar que a ese siempre compañero que lo ayudó en el proceso de su enfermedad.

La luz del sol.

Ya no más.

Y palpo mi mejilla de golpe, tomándome desprevenida.

Por humedad.

Sí.

Por unas lágrimas deslizándose sin previo aviso en mis mejillas por Arthur.

Quedándome como tonta, mirando tanto la palma de mi mano algo mojada por secar mis silenciosas lágrimas, como al pañuelo que no abandonan mis dedos.

Pero y de pronto por algo en mente, paso de esa tristeza al descubrir o mejor dicho sentir por ese hombre a una decisión, aferrando más la pañoleta y mirando todo lo que me rodea por última vez.

Y sí, nuevamente y como bien dije.

Por última vez.

Porque decidida a continuación y sin molestarme en lo que causo al verme la gente con mi siguiente acto de llevar a mis ojos el pañuelo para cubrir mi visión.

7 razones para amar a Arthur®  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora