Wally corría con más suerte que ella porque aprovechó que tenía el sombrero de la banda puerto para esconder los auriculares de su videocasetera dentro. Entonces entre su cabello alborotado y el uniforme, nadie notaría que no prestaba atención, de todos modos, pocos eran los que realmente lo estaban haciendo. Un truco astuto y eficaz.

》Pero yo sé muy bien que no hay respuestas que puedan darles alivio. —A este punto Goode merecía puntos extra por el intento de animador vocacional. Comenzaba a ganar algo de credibilidad.

la castaña ni siquiera se podía tomar tan en serio con ese discurso tan insípido y común. 

"Seguramente Heather estaría más que agradecida con esas palabras" pensó algo sarcástica desviando su atención de lo que sucedía. 

Su cabeza había comenzado a dar ciertos tumbos, necesitaba alguna distracción que le desviara la atención de ello para no terminar desanimándose más con su propia existencia. Discursos como este eran los que le recordaban constantemente que no iba a poder pelear o tratar de salir del lugar en el que estaba. 

Nacer en Shadyside había sido prácticamente una maldición con la que se quedaría y de la que no podría escapar por más que quisiera y la sola idea de pensar que su destino ya había sido escrito de antemano por alguien más le desagradaba. Pues todos en cierto punto de nuestra vida aspiramos con un sueño o una idea, pero esas esperanzas se habían apagado rápidamente para ella al ver al resto de la gente a su alrededor perecer. Era una mierda.

Observando hacía las gradas se extrañó al notar a una persona. Y no, lo extraño no era que gente asistiera al partido, porque había gran concurrencia en esta ocasión, era algo distinto. Lo extraño era que todos los presentes habían bajado hasta el campo para juntarse con las velas frente al escenario principal. Una vez acabado el memorial fúnebre el resto subirían a sus lugares y el partido de la temporada daría inicio. 

Pero este extraño estaba alejado de todo el resto. Sentado en la última de las gradas más altas observando desde su posición cómo un halcón. Tenía traje, demasiado elegante como para tratarse de un profesor como Dixon o personas invitadas por cordialidad cómo el alcalde, era de esos trajes elegantes y costosos que utilizaban la gente rica. Simple, pero que lograba que el hombre desprendiera humos de grandeza y altanería por cada uno de los poros de su cuerpo. Su aspecto no era destacable, fácilmente podría pasar por ser una persona cualquiera que te cruzarías en Sunnyvale, pero había algo en su presencia que parecía encantador, elegante y hasta cierto punto, hipnotizante. Emanaba cierta vibra extraña y oscura que atraería la atención de cualquiera. Pero ¿Qué ganaba con hacerse el misterioso allí apartado del resto de los presentes? 

—Otro rico idiota de Sunnyvale que quiere figurar para evitar manchar su intachable reputación.

Maisie se estremeció y casi dio un salto al escuchar la voz de Wally susurrar a sus espaldas. Se había dado cuenta de que ella estaba mirando al hombre con curiosidad. 

— ¿De Sunnyvale? —Preguntó ella. 

 —Es el actual dueño del centro comercial. Fácil debe ser de las personas más podridas en dinero de por aquí. —No podía verlo, pero hubiera jurado que le miraba con desprecio por cómo tiraba sus palabras. 

El hombre misterioso ni siquiera se había inmutado, seguía observando el discurso de Goode a la distancia desde su cómodo asiento. La castaña no dejaba de sentir esa extrañeza de solo verlo. No sabía si era su aspecto serio y hasta cierto punto tétrico, de rostro inmutable que difícilmente podrías deducir lo que estaba pasando por su cabeza. Coincidía con Wally en que solo había hecho acto de presencia para dar un pésame y figurar. La sensación en su cuerpo era difícil de describir, probablemente porque el hombre había sido lo más interesante que había encontrado dentro de dicho viaje. Quizás haciéndole plantearse millones de historias en su cabeza sobre sus verdaderas intenciones o por qué había llegado a parar allí realmente. 

Eso al menos hasta que el hombre misterioso miró en su dirección, obligándola a desviar la mirada. Seguro que ni siquiera le había notado, Maisie era solo un pequeño punto entre millones de personas amontonadas en un cúmulo y desde su posición difícilmente le podría haber notado, pero la sensación pesada le perseguía. Incluso sintiendo algo de culpa por haber estado observando tanto tiempo. 

— ¡Eso será lo más cerca que estarán de una vida decente, Shittyside

Uno de los chicos del equipo de fútbol de Sunnyvale se había burlado en su propia cara. Riéndose con varios de sus amigos por el comentario. 

Wally contaba en voz baja con molestia, también le había escuchado. 

—Ni le hagas caso. —Masculló entre dientes.

Ella no respondió. Volvió a mirar en dirección de las gradas buscando al hombre misterioso. Pero este había desaparecido sin dejar rastro. 

¿Pero a dónde se fue? ¿Por qué?

—Admítanlo, les gusta que por una noche no haya asesinatos o pérdidas. —Ahora era otro chico, probablemente amigo del primero. —Debe ser terrible despertar rodeados de cadáveres y crimen a diario. 

¿A dónde es que se había ido el hombre? El memorial de Heather ni siquiera había terminado. 

— ¡Listo, hasta aquí! —Esta vez fue Wally quien gritó. Lo siguiente fue todo un caos.

Maisie odió esos minutos en los que se separó de la realidad, porque para cuando volvió; lo que era un grupo de personas escuchando a un alguacil local, se había transformado en una batalla campal entre los estudiantes de Shadyside y Sunnyvale donde había escapado a un puñetazo de milagro. 

Aunque su mejor amigo no corrió con la misma suerte.

ITERARI VITAM ━━ fear streetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora