Prólogo

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Tony consideraba todo como algo normal, tener un par de piernas, una nariz y boca, oír y ver todo a su alrededor, y no, no es que fuera insensible respecto a temas como esos, solo que no era algo cotidiano o que viera constantemente, solo era algo aparte.

Eso hasta que un día en su escuela un nuevo alumno ingreso, justamente en su grupo ahí supo que podía ser más común de lo que creía, el chico entro con un bastón y lentes completamente negros, se movía con facilidad a pesar de su discapacidad.

—Soy Steve Rogers, tengo 16 años y soy ciego de nacimiento—fue su declaración para luego sentarse en el pupitre asignado

Los cuchicheos después no faltaron, risitas crueles sobre el nuevo y comentarios hirientes que Tony alcanzo a escuchar conforme caminaba por los pasillos.

—Obviamente es atractivo, pero ¿Te imaginas salir con él? Seria un puto lastre, andarlo arrastrando de aquí para allá, y haciéndote cargo, no gracias seria como un bebé crecido

El castaño enfureció, ¿Por qué todos tenían que ser tan crueles? Ese rubio no pidió nacer así, y por como lo veía moverse por los pasillos parecía ser bastante independiente, caminaba detrás de él ya que justamente tenían que cambiar de salón para tomar historia y le sirvió para darse cuenta de la fluidez de sus movimientos, si no fuera por el bastón que sostenía en su mano derecha diría que es un chico normal, lo que lo saco de sus pensamientos fue oír el golpe seco de un cuerpo cayendo al piso y unos vidrios rotos. Rumlow reía y por la posición en la que estaba, Tony podía deducir que había puesto su pie para que Rogers tropezara.

—Eres un maldito imbécil Rumlow—gritó enfurecido caminando hasta el matón

—Tony, no es lo que piensas fue un accidente—trato de hacerse el inocente, pero el leve temblor de sus labios por aguantar la risa decía que mentía—. Seguro Rogers puede entender que los accidentes pasan

—Le rompiste los jodidos lentes, idiota

—Ni que los necesitara

—No es nada, es cierto, los accidentes pasan—a Tony le entro un coraje terrible de ver al pobre chico arrodillado buscando su bastón en el piso, empujando a Rumlow tomo el bastón y la mano pálida para dejar el mango ahí—. Gracias eres muy amable...

—Tony—el rubio le sonrió y asintió levantándose—. Te acompaño, estamos en el mismo grupo

—Oh, ¿puedo pedirte tus apuntes?—el castaño no supo que contestar, tenía los lentes negros en sus manos, ¿Cómo leería sus anotaciones?

—Yo, si, claro—termino por responder—. Lo siento, tus lentes están rotos

—Esta bien, no te preocupes, estos eran viejos—el rubio comenzó a caminar seguido del castaño

—Quisiera preguntarte como es que tienes tanta fluidez por los pasillos

—Mi madre pidió permiso para que pudiera recorrer los pasillos y memorizar el camino—respondió simplemente

—Comprendo—Tony miro el rostro del más alto, maravillándose por los increíblemente azules que eran sus ojos, que estaban perdidos en ningún punto en particular

—Creo que ahora somos amigos—la voz del rubio lo saco de su ensoñación haciéndolo sonreír

—Claro

Desde aquel día por un bravucón, Tony y Steve se volvieron mejores amigos, Tony comprendió la forma de vivir de Steve y para el rubio fue refrescante que alguien al fin lo tratara como otro ser humano y no cuidara cada palabra que decía por temor a ofenderlo, por ello, Steve sintió la confianza suficiente para hacerle la pregunta que le aquejaba desde hace muchos años.

—Tony—le dijo, una tarde de marzo mientras comían pizza en la casa del mencionado

—¿Qué pasa?

—¿Qué es el color?—ladeó su cabeza, con sus ojos hacia la nada dejando a Tony en blanco

—Es algo complicado Steve, no se cómo explicarte algo así

—¿Podrías intentarlo? Siempre he querido saber que es un color

Y Tony pensó y pensó y volvió a pensar en cómo explicarle a su amigo ciego algo que el veía todos los días como algo normal y que a veces era fácil de ignorar por la costumbre.

—Es, una onda, una vibración que al ser alcanzada por la luz varia en su tonalidad y cada color tiene una frecuencia diferente—explico de la única forma que sabia

—Suena complicado

Y Tony le dio la razón, al finalizar el día Sarah Rogers fue por su hijo a casa de Tony, que aun con el mal sabor de no saber explicarle a su amigo algo que anhelaba tanto, trato de dormir, fallando miserablemente, se levantó y fue hasta la biblioteca, camino por sus pasillos, golpeando las estanterías, golpeando una en particular que hizo caer un libro mal acomodado en su cabeza.

Al leer el titulo sonrió y lo leyó toda la noche, sin importar nada.

What is a color?Where stories live. Discover now