EXTRA I - AITANA.

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Oliver Vidal.

Han pasado quince años desde que estoy viviendo el infierno en carne propia. Una prisión de máxima seguridad en dónde algunos días es imposible saber si es de día o de noche, en algunas ocasiones no estoy seguro cuantos días han pasado. Quince años es un tiempo considerable, muchas personas hacen un sinfín de cosas durante este tiempo: se casan, tienen hijos, hacen una fortuna, mueren... son demasiadas cosas que pueden pasar en un solo día, ahora piensa, ¿Cuántas cosas pueden pasar en quince años? DEMASIADAS. Sin embargo, para mí han sido como mil años en dónde no he vuelto a pisar la calle. Un verdadero infierno dentro de una celda.

En medio del bullicioso Manhattan se encuentra uno de los centros federales más seguros del puto país, que ha sido mi ''hogar'' los últimos años: Centro Correccional Metropolitano de doce pisos. Es la segunda prisión más segura de Estados Unidos. Una prisión ubicada entre oficinas de los fiscales federales y dos tribunales federales, protegida por barricadas de acero que pueden detener incluso un camión de casi ocho toneladas. Tienen un sistema impresionante de seguridad instalado por toda la zona, las malditas cámaras de seguridad son capaces de leer las letras pequeñas de un periódico a una larga distancia.

Ni siquiera para mis juicios pude salir de este infierno, simplemente tuve que caminar a través de algunos pasillos que conectan la prisión con los tribunales en dónde fui juzgado hace quince años y condenado a cadena perpetua.

¿Cómo sé todo esto? Aarón Ivanova se encargó de que supiera hasta el más mínimo detalle de cómo sería mi nuevo ''hogar'' por dentro y por fuera. Debo aceptar que lo subestime. Aun no entiendo porque carajo le creí cuando me afirmo que Aitana no le importaba. Esa niña era y sigue siendo su vida entera y siempre lo supe. Falle y me deje manipular. Básicamente me puse en bandeja de plata, dejé que me arrestaran de la forma más estúpida posible.

Estoy confinado en una Unidad Especial en el décimo piso con otros pocos presos. Paso veintitrés horas en una puta celda de seis por cuatro metros, sin poder hablar con otros, incluso la puta comida la sirven en la celda.

A mí no me juzgaron y condenaron por todas las otras mujeres que la organización secuestro para luego prostituirlas. Sí, la trata de blancas es un delito grave, pero ni siquiera a mi padre que tenía mucho más tiempo en esto lo condenaron tan rápido, no lo enviaron a una prisión de máxima seguridad y mucho menos lo condenaron a cadena perpetua.

Fueron cuatro meses antes de que me dieran una fecha oficial para el inicio del juicio en mi contra. Iban a ser juicios separados, pero al final los unieron. Mi juicio duro un año antes de que el juez dijera las palabras que me siguen atormentando desde ese día.

— Oliver Vidal, esta corte lo sentencia a cadena perpetua.

¿La razón? Me metí con la princesa de Aarón Ivanova. Ese fue mi único error. De no haberlo hecho hubiese podido seguir prostituyendo a miles de mujeres más durante años sin que me arrestaran.

Es más peligroso que cualquier otro criminal por una simple razón: la Suprema Corte le lame los huevos a Aarón Ivanova, todos lo buscan para que en su momento fuera su abogado, posteriormente, todos temían que él fuese el fiscal en uno de sus casos y ahora está en la cima de la Suprema Corte del país como ministro. Jamás me imagine la magnitud del poder que tiene, la cantidad de contactos que con solo una llamada hacen lo que él quiera.

Es un abogado, ex fiscal y actual ministro alabado por todos, es un ejemplo como funcionario, pero también como padre y esposo. ¿Quién sospecharía que él me mando golpear? Absolutamente nadie. Acepto que me lo merecía, viole a su hija, supongo que fue normal su reacción.

Esos cuatro meses antes de mi juicio en esa prisión ''general'' me golpearon, pero no al punto de matarme. Eso no era lo que el padre de Aitana quería. Para él la muerte hubiese sido un regalo para mí.

EXTRAS IMPERIO IVANOVA.Where stories live. Discover now