Capítulo Único

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La madrugada gélida recorría las calles de Ssangmun-dong, donde algunos recurrían a sus hogares después de una jornada dura de trabajo, otros saliendo de comprar más bebidas energéticas y alcohólicas y chucherías para continuar estudiando y otros que se encontraban resguardados de la fría y suave lluvia del exterior en los lugares que continuaban abiertos, por lo general siendo los bares y las tiendas de conveniencia. Sin hablar de las estaciones de policía, hospitales y todos los centros de atención pública que obligatoriamente se mantienen abiertos. Ahí se encontraba el detective Jun-ho. Su jornada laboral estaba más que terminada, lo que no entendía su jefe era el por qué continuaba en el edifico, en su oficina. El jefe de policía tocó la puerta entreabierta y se recargó en ella, mirando al joven que se le veía la mirada cansada y perdida, pero que igualmente lo observaba con la misma seriedad y respeto de siempre.

- Jun-ho, hace más de una hora terminó tu jornada, debes de ir a descansar. - Jun-ho sonrió un poco avergonzado. No tenía muchos ánimos de ir a su cama a descansar, tampoco tenía sueño. Su jefe le devolvió la sonrisa. - Haz hecho un gran trabajo hoy, te lo mereces. Anda, vete a tu casa. - Tocó levemente el marco de la entrada y se dio media vuelta a retirarse.

Jun-ho solamente quería quedarse despierto un poco más hasta que sus ojos se cansen. Se recargó un momento en la silla giratoria, mirando el obscuro exterior, entre las cortinas de la ventana. Éstas estaban siendo iluminadas por la luz pública que estaba de color anaranjado. Era una sensación extraña, le vendría bien ir a dormir, pero no se encontraba en paz. Estaba intranquilo, la búsqueda de su hermano mayor estaba dando vueltas, dejándolo en un callejón sin salida nuevamente. Aún cuando había conseguido información nueva, lo dejó sin respuestas. Si no, le cerró más el corredor. La poca desesperación que dejaba que se notara, salía mediante su pierna derecha moviéndose de forma repetitiva. Tan lejos aún de estar junto a él.

Pasó su mano por debajo de su nariz, sobando su mandíbula de forma repetitiva una y otra vez.

Posiblemente debería escuchar a su jefe, podría prepararse algo rápido en casa o pasar a la tienda de conveniencia por un helado, solamente para distraerse un momento. Era sábado en la madrugada, no tenía mucho de dónde escoger. Recogió sus pertenencias, apagó la computadora de la oficina y salió. Al pasar por la entrada, le dio las buenas noches a su jefe y a los del turno nocturno antes de retirarse. Abrió su paraguas color negro y caminó hacia su coche.

En su celular, encontró un lugar de comida que aún estaba abierto, pero sólo entregaban por domicilio. No come seguido tteokbokki, pero un pequeño gusto jamás hace daño. Aunque, siendo honesto, no lo disfrutaría mucho. Al menos comería. Ordenó y se dirigió a su departamento, con la suave lluvia pegando en los vidrios de su carro, con el leve sonido de los truenos retumbando en el cielo.

Quitó sus zapatos en la entrada y acomodó su paraguas. Se quitó el abrigo y lo colgó en el perchero. Dejó de una vez el dinero que iba a utilizar para pagar la cena en la repisa de la entrada, donde dejó las llaves. Prendió la luz de la pequeña cocina con barra que había, dándole luz hacia la estancia. El resto de aquella luz vaga iluminaba el resto de la habitación provenía de la ventana estrecha que daba vista al exterior de las calles de la prefectura de Daejon. De su refrigerador tomó una lata de soda de sabor. Le dio un trago largo después de abrirlo. Se acercó de dónde provenía la luz, su edificio departamental es de los pocos que tienen el privilegio de tener una ventana, por lo general son lugares totalmente cerrados. Pero su dedicación le ha ayudado a poder pagar donde está ahora. Igualmente, las vistas no eran exactamente exuberantes. Se trataba de la ciudad, personas resguardándose en sus paraguas, las luces de los edificios y locales de los vendedores, los carros pasando. Nada extraño. Daejon no era exactamente querida para él, pero sin duda un lugar donde gran parte de sus recuerdos se mantendrán por el resto de sus días, pensando que algún día podría moverse de ahí. Tenía que moverse de ahí.

i need somebody| One Shot | Hwang Jun-ho x Seong Gi-hunWhere stories live. Discover now