8. Chico amarguras.

Start from the beginning
                                    

—Por supuesto.

—Sé que harás amigos —dice con sarcasmo.

–ja, ja. Tan gracioso.

—Nah, no te preocupes. Tal vez y le guste tu frente.

Tebi toca mi frente con su dedo índice.

—Cállate Tebi, no te metas con mi frente. —frunzo el ceño.

***

Cuando terminan las clases me despido de Tebi y me dirijo a la cafetería.

 
—Hola señor John —saludo amigablemente.

El señor John me da una sonrisa —Hola Susan, bienvenida.

El señor John empieza a explicarme las cosas que debo hacer, la verdad no es nada difícil, atender a las personas que entran, servir café o alguna otra bebida. Hay otras dos chicas mas que estan en la cocina. Este trabajo es pan comido.

Mientras el señor John termina de contarme los detalles, se acerca el chico.

El señor John dirige su mirada al chico —Mat, ven aquí hijo.

El chico se acerca a nosotros sin ganas.

—Qué pasa abuelo —dice el chico con desánimo.

—Quiero que conozcas a Susan, ella va a ser tu compañera de trabajo, Susan, él es mi nieto Mateo.

En ese momento me puse nerviosa, mis manos comenzaron a sudar y podía sentir mis mejillas como un tomate, traté de disimular mis nervios con una sonrisa fingida, extendí mi mano.

—Es un gusto —digo sin apartar mi mirada de la suya.

El chico me ve de arriba abajo, alza una ceja y extiende su mano —Igualmente… ahora… si me permiten, debo atender una mesa.

El chico se aleja.

—Bien, no siendo más, bienvenida Susan, adentro hay un uniforme para que lo utilices. Yo debo irme, Mat ya sabe como funciona así que cualquier pregunta que tengas le puedes decir a él. Espero que se lleven bien.

El señor John me da una palmadita en el hombro y se va.

Tal vez trabajando con Mateo no iba a ser tan fácil como lo pensé, pero haré lo posible para llevarnos bien.

Me dirijo a un cuartito que hay, allí dejo mi bolso y me quito mi uniforme para ponerme otro uniforme, encima me coloco un delantal. Lista para comenzar mi primer día de trabajo.

Salgo y busco a Mat que esta pasando unas bebidas a una mesa. Luego se dirige hacia mí.

—Mira que pequeño es el mundo, encontrarme contigo en este lugar y ahora… trabajando juntos —dice Mat al acercarse a mí.

—Claro, eso quiere decir que seremos muy buenos amigos, ¿no crees Mat? —digo sonriendo.

—Tú y yo no somos amigos, yo no tengo amigos, no los necesito —dice Mat con arrogancia. Y no me digas Mat, solo Mateo, no te he dado la confianza para que me llames así.

Creo que sus palabras me dolieron, no sé por qué debe de dolerme lo que me diga un idiota como él…

Después de quedarme ahí parada sin decir nada, recogí mi dignidad y pude hablar.

—Mira niño gigante, no me importa si no te caigo bien, tampoco pretendo ser tu amiga si no quieres, estoy aquí por que necesito el dinero…

Lo necesito de verdad…

Gracias a unas personas que acababan de llegar pude huir de él rápidamente.

Mateo no dijo nada, su mirada era de sorpresa.

Jaqué mate chico amarguras.

Cuando dejaron de entrar personas a la cafetería, sacó de mi bolso mi computadora y me siento en una de las mesas, echo un vistazo a la novela que estoy escribiendo.

Aw como amo escribir cosas románticas con finales románticos.

Siento que alguien está parado detrás de mí, después de un momento dejo de teclear en mi computadora y volteo a ver. Efectivamente era Mateo, levanta una ceja y me ve.

—¿Eres escritora de cuentos de hadas o algo así? —dice en burla.

Bajo la pantalla de mi computadora y tomo aire antes de hablar.

—Eso a ti no te importa, ahora déjame en paz.

—Escribes cuentitos para los niños de tres años, aww —Mateo hace pucheros.

—No son cuentos de niños, son novelas románticas, cosa que obviamente tú no sabes. No sabes nada del amor —frunzo el ceño.

Mateo no dice nada por un segundo, luego su lado de “me vale lo que digas” sale de su ser naturalmente.

—No sabes nada del amor —repite imitando mi voz—. Cómo si esas cosas importaran, el amor es un fastidio.

Me pongo de pie enfrente de él, mi cabeza le da por su pecho.

Pinche enanura.

Digo sin querer en voz alta.

Mateo se ríe —Deberías practicar básquetbol, a ver si creces.

Su dedo índice toca mi frente —Entendiste, frentesota.

Mis mejillas enrojecen y una Susan enfurecida salió dentro de mí.

—¡Nadie se burla de mí frente! —mi rodilla directo a sus partes íntimas.

Mateo agarra sus partes y se encoge de dolor sin decir una sola palabra.

Nunca le había pegado un rodillazo en sus miembros a un chico, claramente Mateo sabe sacarme de mis casillas. Meterse con mi frente era algo que no toleraba, mi frente es hermosa aunque Helen se burle de ella, y ahora este chico. Una cosa era que Helen se burlara de mí frente pero otra muy diferente era que Mateo lo hiciera también.

 —Nunca te burles de mí frente —le digo a Mateo que sigue encogiéndose.

Agarro mi computadora y desaparezco de su vista dejando al chico amarguras arrodillado encogiendose de dolor.

Tal vez me pasé un poco, queria voltearme para pedirle disculpas pero mi orgullo me gano y seguí mi camino sin mirar atras.

El Sueño De Susan✔️Where stories live. Discover now