MERMAN'S STORY ；hyunmin

𓆜 𝐓 𝐄 𝐍 𓆝𓆟

Seungmin lo odiaba.

Quería arrancarse las escamas, porque aún estaban manchadas con la sangre de Hyunjin, tal como lo había estado su piel humana. La cola también refrenaba su movilidad, pero logró arrastrarse de vuelta al lado de Hyunjin. En el momento en que Seungmin había estado fuera, Chan había llegado a su hermano y estaba tratando de detener el flujo de sangre.

—Mírame, Hyunjin —dijo Chan—. Vamos, mírame.

Hyunjin se rió ligeramente, y más sangre se filtraba por los dedos de Chan. Los anteojos de Hyunjin estaban torcidos y rotos, y por alguna razón, viéndolos en tal estado realmente le dijo a Seungmin que podría perder a su verdadero amor.

—No me digas que vas a echarme de menos si muero.

—Vete a la mierda —Chan le gruñó—. Podrás ser un estúpido, pero eres mi hermano. No voy a dejar que nada le pase a nadie que amo, nunca más.

Hyunjin parecía que iba a decir algo más, pero luego su mirada se enfocó en Seungmin.

—Oh, Minnie. Lo siento. Lo siento mucho.

Hyunjin recordaba ahora. No sabía cómo podría haberlo olvidado alguna vez, pero todo había vuelto a él en el momento en que había visto girar las piernas de su amante convertirse en una cola, Seungmin claramente había hecho algún tipo de trato con el demonio en la esperanza de cumplir su sueño de amor verdadero. Dado el comportamiento del otro tritón, Seungmin debe haber tenido una fecha límite, y el tiempo se estaba acabando.

—Bueno, esto es tan estúpido —dijo Hyunjin—. Todo lo que tenía que hacer era decirte que te amaba, ¿eh?

Seungmin asintió, su angustia escrita allí mismo en esos imposibles expresivos ojos cafés. Sus mejillas aún mostraban rastros de lágrimas, pero no lloraba más. Le había confesado a Hyunjin una vez que los merfolk no podían llorar, lo cual parecía muy triste para Hyunjin en ese momento.

Hyunjin ahuecó la mejilla de Seungmin, no deseando más que tomar ese dolor lejos. Lo bueno era que amaba a Seungmin. Se dio cuenta de eso ahora. Había amado a Seungmin desde antes incluso de besarse por primera vez, pero había sido demasiado terco para verlo. Y ahora era demasiado tarde, demasiado tarde para decirlo.

Iba a morir. Él lo sabía. Por lo que él podía decir, la lanza no había perforado cualquier órgano vital, pero debe haber estado envenenado. Incluso ahora, Hyunjin sentía el veneno que corría por sus venas, lentamente cerrando su cuerpo. Ya no podía mover las piernas, pero se consideraba afortunado de poder seguir viendo y sentir la piel de Seungmin bajo sus dedos.

—Eres un pequeño tritón tonto —dijo. —¿Por qué sacrificarías tu hermosa voz por mí?

—Deja de hablar —Chan le gruñó—. Ahorra tu fuerza. Necesitamos conseguir un médico.

—No seas idiota —respondió Hyunjin—. El barco se está hundiendo. Nunca pasará.

Una neblina de extraña calma se posó sobre él. Ya no podía sostener su mano, y cayó débilmente de la cara de Seungmin. Seungmin lo atrapó, besándolo, murmurando súplicas frenéticas y mudas hacia él. Hyunjin notó distante que las membranas entre los dedos de Seungmin habían regresado, y se sentía tan suave al tacto como siempre. Hyunjin tenía tantas cosas que quería decirle a Seungmin, tantas cosas que nunca llegaría a decir.