Capítulo 2

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- ¡Tobias! –grita alguien, ese alguien es Tris.

- ¿Tris? ¿Tris eres tú? –pregunto, pasmado al ver su hermosa figura frente a mí.

- Sí, soy yo –dice, besándome.

Es ella. Es ella. Le devuelvo el beso, entonces mis dedos encuentran el borde de su camiseta, y los meto debajo... No, no puedo meter mis dedos debajo de su camiseta. No puedo, pero ¿por qué?

- ¡Tobias! –vuelve a gritar alguien, me sacuden. Abro los  ojos. Es Evelyn.

- ¿Qué pasa? –pregunto, sobresaltado- ¿Qué tienes?

- Marcus ha venido.

-¿Qué? –Abro los ojos como platos, tanto que casi se me salen de las órbitas.

Me levanto de golpe, apartando las sábanas para poder pararme. Camino con paso decidido hacia la sala. Donde se encuentra él. Marcus está de pie, junto a la mesa y mirando hacia la puerta.

- ¡Marcus! ¿Qué quieres? –le espeto.

- Hijo mío –dice con cariño. Me tenso de pies a cabeza cuando lo dice.

- No me llames así. No deberías de usar ese término conmigo.

- De acuerdo. Tobias, mi presencia tiene un por qué. Seguro que quieres saberlo, ¿no?

Asiento con la cabeza, aunque sigo tenso. 

- Tobias, quiero hacer un trato contigo, ¿estarías dispuesto a hacerlo? –No respondo, me limito a observarlo analizando su siguiente movimiento-. Como sea, de todos modos te lo contaré: Bien, quiero acabar con David. –David, el nombre se queda en el aire. Suspendido en el tiempo. Arqueo las cejas-. ¿Por qué quiero acabar con él? Porque Tris nunca me ha agradado del todo, o tan si quiera agradado. Yo estaba dispuesto a matarla, pero David me ahorró el trabajo, aunque tus amigos: Mathew, Cara y Caleb; han hecho que viva. Está viva desde hace dos años y medio. 

Me quedo pasmado con lo que acaba de decir. Siento que hay algo más. Marcus nunca suele dar explicaciones tan vagas. Pero, a pesar de eso, respondo:

- No, no está viva. Yo tiré sus cenizas...Solo quieres manipularme, lo sé. –Suelto un bufido-. Además, ¿qué tiene que ella esté viva, sí es que lo está, con que quieras destruir a David? ¿Ah?

- Ah, sí. Quiero destruir a David porque él les dio permiso para que la «resucitarán». Y... algo que no tiene nada que ver contigo.

- No te ayudaré si no me dices tus razones.

- Bueno lo harás a cambio de esto –dice, sonriendo, o mostrando los dientes. Saca una pantalla de cristal, como la que tenía Tris. Me la pasa-. Toma, apuesto que lo querrás ver.

Me limito a aceptar la pantalla. 

- Vete ya. Lo voy a pensar. 

Asiente con la cabeza, y se dirige hacia la puerta. Yo me volteo hacia mi habitación, y prendo la pantalla. Tengo miedo. No sé que hay dentro. ¿Qué me ha dado Marcus?

- Ábrelo –me dice Evelyn, esbozando una pequeña sonrisa.

- Sí, lo haré. Déjame a solas, por favor. 

Ella se va, y al salir cierra la puerta. En vez de abrir los archivos que hay dentro de la pantalla, la guardo debajo de la almohada. Esperaré hasta la noche para ver que contiene la pantalla.

Para relajarme me meto en la ducha. Eso siempre me hace sentir mejor. En cuanto mi cuerpo entra en contacto con el agua, me relajo, y todos los nudos en el estómago que se me habían formado gracias a la visita de Marcus, desaparecen. Me enjabono en cabello y me aferro a él, como alguna vez hice con el de Tris. Tris. Tris. Siempre ella. Entonces me encuentro pateando el suelo de la ducha, con tanta fuerza que es un milagro que no me resbale. Salgo, y me seco con una toalla que encontré en la casa abnegada de Tris. Huele a ella, haciendo florecer recuerdos en mi memoria.

Diez || Después de LealWhere stories live. Discover now