—¿Ocurrió algo antes de que viniera? —le preguntó mientras presionaba el botón para llamar al ascensor.

—No es nada serio, puedo manejarlo. Por cierto, ¡nunca me habías dicho nada de ese proyecto! —abultó sus labios, haciendo un tierno puchero.

—Propuse la idea hace dos meses, el mes pasado se llevó en ejecución —al llegar el ascensor subieron, esta vez Jungkook marcó el primer piso—. En realidad, se supone que mi amigo y compañero de trabajo se hiciera cargo del proyecto porque no quería estar tratando con tantas personas, pero al final acabó traicionándome y en vez de decirle al jefe de la galería de artes de E.U que él sería el presidente del proyecto, acabó diciendo que sería yo porque yo lo propuse y tenía todo listo —frunció sus cejas por recordar tremenda traición—. También la galería me había recomendado para trabajar aquí, en esta empresa. Nunca pensé que tendría que trabajar contigo.

—Es mejor, ¿no crees? —disimuladamente recorrió con su mano hacia la de Tae. El menor al sentir su tacto solo pudo sonreír y aceptarla, entrelazando sus dedos con los de su novio.

Era tan cálida que no quería apartarse de él.

Tras bajar del ascensor caminaron directo hacia donde la secretaria, quien les dio los horarios a Tae. El de cabellos plateados estuvo verificando su horario y comparándolo mentalmente con el de la galería de artes en donde también trabajaba, los horarios eran extensos pero al menos no terminaba tan tarde. Una vez que ambos chicos se subieron al auto, Taehyung se dio cuenta de que algo no iba bien, por lo que le preguntó a Jungkook:

—¿A qué hora vendrías saliendo de la empresa? —giró su cabeza hacia él, seguido a eso el pelinegro puso en marcha el auto.

—Bueno... En un principio vendría saliendo a las ocho de la noche, incluso más tarde como más temprano. Entro a las siete de la mañana —respondió.

Taehyung frunció levemente sus cejas, porque el periodo de tiempo estando dentro de esa empresa era increíblemente extenso. Prácticamente Jungkook llegaba, se bañaba y ni siquiera comía porque acababa muerto del sueño.

La primera teoría que el menor sacó fue: lo están sobreexplotando.

No quería pensar en eso ya que él es un artista de una industria estricta, con normas que debía cumplir y con pocos derechos. Si lo pensaba más, lo único que podía sacar a conclusión es que el tiempo para verse sería casi nulo.

Por una parte, eso entristeció un poquito a Tae.

—Oh no, no pongas esa cara —aún mirando hacia al frente, Jungkook tocó la mejilla de Tae—. Sé lo que estás pensando, pero prometo que haré lo que sea para tener tiempo para ti, en serio.

—Tampoco debes descuidarte —dijo, dejándose acariciar por su novio—. Es tu trabajo, también dependes de eso. Aunque —giró su cabeza hacia él—, no me molestaría tener que mantenerte —expresó en forma de broma.

Eso le sacó una risa a Jungkook.

{...}

Taehyung veía como los empleados de la galería corrían de un lado a otro, se podía sentir el ambiente más pesado de lo habitual, mientras que Yeonjun lo jalaba del brazo para llevarlo justo al despacho del jefe en donde el pelirosa agachó la cabeza. Taehyung no entendía lo que estaba pasando, mucho menos el porqué Yeonjun, un chico tan serio con su trabajo y a la misma vez orgulloso, agachaba la cabeza.

—Lo siento mucho —dijo al fin el pelirosa.

—¿Eso es lo único que puedes decir...? —le preguntó el jefe—. ¿¡Qué excusa le pueden encontrar a un cuadro que no está?! ¿Qué le salieron patas o qué? ¡Esto es inaceptable! —estampó la palma de su mano contra la mesa.

Taehyung apenas acababa de enterarse que un cuadro había sido robado ayer mientras él no estaba en la galería. La pregunta es: ¿qué rayos ocurrió?

Llegaba incluso a pensar de qué nadie podía vivir sin él estar ahí, sin él estar supervisando todo porque ya al día siguiente era puro desastre.

Justo como ahora, por ejemplo.

—Kim Taehyung, vas a hacerte cargo de esto.

El menor por supuesto que quería reclamar, no era su culpa. O bueno, no era culpa de nadie lo sucedido, y era claro que ellos debían de estar atentos a lo que ocurría al rededor de los cuadros. Incluso lo aceptaría si no fuera porque ayer fue mandado a la empresa en donde trabaja Jungkook.

—Por favor, no le eche toda la responsabilidad a Taehyung. Él ayer estuvo muy ocupado, además que estuvo fuera de la galería. Echarle toda la responsabilidad sería...

—Choi Yeonjun, ¿me estás diciendo lo que debo de hacer? —el nombrado tensó su cuerpo, pensando lo peor.

—No se preocupen, me haré cargo del problema —se apresuró a decir Tae—. También, vengo a informarle que el CEO de la empresa Logic Entretainment aceptó colaborar en el proyecto SY.

—Ojalá todos los trabajadores fueran tan competentes como tú, Kim —elogió—. Yeonjun, tú lo vas a ayudar en la recuperación del cuadro.

—No tiene que preocuparse. En una semana le traeremos el cuadro —respondió en nombre de Yeonjun.

Una vez que el jefe dijo que se podían ir, Taehyung sacó a rastras a Yeonjun quien aún seguía un poco trastornado sobre el tema. Fue entonces cuando el menor sacó conversación.

—¿Qué ocurrió ayer? Dejé la galería bien, ¿por qué de repente se robaron un cuadro?

—No lo sé, yo tampoco sé qué ocurrió —rascó su nuca—. Estaba por irme a casa pero de la nada sonaron las alarmas y resultó ser que un ladrón entró y se llevó el cuadro de Nishimura. Es un joven muy pequeño, y cuando le dimos la noticia, se puso a llorar como un bebé —esta vez se pasó las manos por la cara, alejando flequillos hacia atrás—. Todo es un caos, Tae. Incluso después de eso me dijeron que muchos vienen, analizan en donde están la obra que quieren y se las roban para después nadie saber quien es el responsable ni recuperar el cuadro original.

Taehyung nunca ha tenido inconvenientes parecidos, y la verdad, entre tantas vueltas al tema, estaba en un sumidero blanco. ¿Qué rayos fue lo que dijo antes?

¿Por dónde empiezo? —se preguntó.

Si bien era un trabajo para la policía, tenía que ayudarlos en su búsqueda. Y tener que encontrar una posible pista, lo agobiaba por completo.

—Sé lo que estás pensando y estoy pensando eso mismo. ¿Te crees el super héroe de una historia o qué? —espetó el mayor—. Estamos en la vida real, en donde un ladrón podría lastimarte o incluso matarte. Creo que fue un poco irresponsable de tu parte tener que decir sí a todo.

Muy poco le importaba su regaño. Sabía lo que hacía, lo que había hecho mal y lo que había hecho bien. Que le dijera todo en cara a esa altura de juego, solo lo hacía reflexionar más de sus actos.

—Pero estoy contigo en esto, no estás solo.

—Lo sé —admitió.

¿Qué debo hacer primero? —se preguntaba constantemente.

¿Qué debo hacer primero? —se preguntaba constantemente

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Don't Leave Me; KookTaeWhere stories live. Discover now