Un regalo inesperado.

Mulai dari awal
                                    

—Te conozco más de lo que imaginas Leila, —Armando soltaba de sus brazos a Beatriz y se sentaba junto a Leila— y cuéntame, ¿qué sucedió ahora con tu marido?

—¡Ay cuñadito, si yo te contara! Ni te imaginas por lo que estoy pasando.

—Pues si no me cuentas, no veo de qué manera podría ayudarte. —Le aseguraba éste, palmoteándole la cabeza como si fuese una niña— ¿Y no sabía lo cambiado que está Quentin, cómo es posible que ahora sea tan inútil como para no servirse una taza de café?

—¡Mejor dile de una vez que la vas a regañar Armando, —Beatriz sabía que éste no tardaría mucho en llamarle la atención, y espectante tomaba asiento también— no hagas tanto rodeo querido, mira que tú no eres de ese tipo!

—No asustes a tu pobre hermana mi amor, por el rostro que tiene la veo aterrada ya, y eso que todavía no me cuenta nada. —Armando se reincorporaba y mientras las miraba soltaba un largo bostezo— Bueno, por ahora iré a la cocina por un café antes de que el sueño me venza, mañana será un día especial para todos.

—¿Y hablando de días especiales, cuando llega mi sobrinita Armando?

—¡Tranquila pequeña Leila, primero lo primero! —Expresaba éste con un dejo de felicidad por la pregunta— Aún faltan un par de semanas para ese gran día, pero mañana, mañana será un día especial para la familia Casablanca, mi gente conocerá el gran desafío que tenemos por delante.

—Estás muy entusiasmado con eso cuñado, se te ve feliz.

—Más que entusiasmado, estoy nervioso, —le aseguraba éste con esa voz grave y profunda que poseía, ciertamente se sentía el nerviosismo en él— pero es un desafío lindo en nuestras vidas. ¡Imagínate, el trabajo y dedicación de años aquí nos llevará por caminos que por mucho tiempo solo imaginamos!

—Mi amor, mejor ve a buscar tu café antes que te entusiasmes hablando, por lo que veo tenemos para pasar horas aquí escuchándote cariño.

—No creo que pueda estar horas hablando aquí mi amor, —le afirmaba éste, dando unos cuantos pasos para ir hacia la cocina en busca de su café— estoy un tanto cansado con el viaje. Además ya le hablé a Facundo para avisarle que llegaba hoy, para que mañana nos reunamos a primera hora con los trabajadores. No puedo esperar a ver la cara que pondrán con esta noticia.

—Descuida Armando, ya tendremos tiempo de hablar, —le manifestaba Leila— lo importante es que ya estás aquí, no te preocupes pues yo estaré un par de días más.

—Tiempo suficiente para que me cuentes lo que te pasa con Quentin, —argumentaba Armando, quien se cruzaba de brazos y la miraba de manera penetrante— de esta no te salvas niñita, no te irás de aquí sin antes hablar de eso conmigo.

—Sí papi, como tú digas. —Respondía por su parte Leila, entrelazando sus dedos y mirando hacia el suelo, intentanto aguantar la risa.

—No te burles hermanita, o el regaño será más grande.

—¿Soy yo o ustedes se pusieron de acuerdo para tomarme el pelo? —Armando señalaba con su dedo a ambas mujeres, moviendo sus gruesas cejas como si fuesen una ola, y dibujando una sonrisa en sus labios— Mejor me voy por mi café, se merecen un par de nalgadas por ser unas niñas mal portadas.

—¡Con ansias espero esas nalgadas mi amor! —Le gritaba Beatriz, abriéndole los brazos, haciendo que todos rompieran en risas.

Un reloj de péndulo de pared estilo Vienés adornaba la sala, y a pesar de sus años éste aún funcionaba, y precisamente en ese momento sus campanadas advertían que otra hora de conversación había pasado. A esa altura Beatriz llevaba varios vasos de whisky en el cuerpo, por su parte Leila y Armando solo se dedicaban a tomar café mientras platicaban sobre el viaje de éste último, a pesar de que de cuando en cuando le deslizaba una que otra pregunta a Leila referente al problema que atravesaba en su matrimonio.

Pandora (EN PAUSA)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang