Prólogo

39 3 0
                                    

Profunda oscuridad.

En cada dirección que mis ojos apunten solo hay una opresiva oscuridad, no puedo visualizar paredes ni nada parecido, parecería que esto es el vacío mismo, está demás decir que no tengo idea de en donde me encuentro, pero eso no es lo más importante ahora, no siento ninguna de mis extremidades, de hecho, no siento nada. No estoy seguro de como hago para controlar mi mirada si no siento mis ojos, es como si de alguna forma, sería parte de la negrura que me rodea, no siento miedo ni ansiedad, felicidad o tristeza, amor u odio, frío o calor. Soy parte de la nada, de este infinito desierto.

Un pensamiento fugaz pasó por mi mente y pude escucharlo.

—¿Esto es la muerte?

Mis sentidos de la audición y habla están intactos, aunque no pueda justificar como están funcionando, y la vista en este punto no sabría si está bien teniendo que hay negro en cada eje cardinal.

Hubiera esperado sentir miedo o en todo caso tranquilidad en esta situación, es un poco decepcionante, pero, ¿Cómo morí?

Indagando en mi propia mente, es difícil sacar cualquier conclusión. Todos mis recuerdos son borrosos, como una película con partes cortadas de tajo y situaciones confusas sin contexto.

No sé cómo morí, ni cuánto tiempo estuve muerto, ni la edad que tenía.

Haciendo un esfuerzo por recapitular mi vida, puedo sacar del océano sin sentido que es mi mente pocas cosas, mi bella hermana, a quien respeto enormemente por su competencia, digna de mi admiración.

Es curioso que su imagen resuena en mí con nostalgia y tristeza, contrario a la felicidad y viveza que cargaba en sus hombros en todo momento, probablemente sea solo que al no saber el tiempo que pasó desde que ingresé a este lugar, no trato con ella desde hace mucho.

Tengo la certeza vacía de haber tenido un compañero de mínima confianza. No recuerdo nada parecido a figuras paternales o maternales.

Conjunto a mi hermanita, ambos me acompañaron, ambos marcaron mi consciencia y de ambos sé nada. Nunca confié en las personas, el hecho de recordar a esas pocas excepciones, es digno de conmemorar. Según mi cerebro.

No recuerdo nada más además de esto, puedo intuir que tengo entre 12 y 17 años aproximadamente. Tener que especular con mi propia edad es surreal.

¿Voy a estar así eternamente? Si yo sería el encargado de crear un infierno lo haría exactamente así, una consciencia atada a la nada por siempre, es el punto medio entre crueldad y piedad.

¿Eso quiere decir que estoy en el infierno? ¿Eso realmente tendría sentido?

Lo más lógico que puedo concluir es que esto es la vida después de la muerte, siempre pensé que después de la vida no había nada.

Mi visión era que somos robots biológicos, una vez que se rompe tu heladera no sacarías más conclusiones además de que simplemente dejó de funcionar ¿Verdad? Será simplista, pero eso pensaba, además de que si plantearías un cielo y un infierno, ¿qué pasa con los animales? ¿El infierno y el cielo es un privilegio o castigo de los seres con consciencia?

Mi respuesta era un no, eso es soberbio, por supuesto que si había cielo e infierno era para los seres con consciencias desarrolladas como para los que no y si esto suena descabellado, es porque justamente no tiene sentido, lo más lógico es pensar que simplemente no se puede concebir algo tal.

Siempre me consideré agnóstico, nunca creí en ninguna religión, aunque respete a cada creyente, pero no tengo la arrogancia suficiente como para negar la existencia de una existencia superior, aunque ésta podría algo menos místico y simplemente ser una especie alienígena que trascendió la tercera dimensión o el universo mismo, siempre me conforta pensar eso.

El reyWhere stories live. Discover now