Cuando menos se había dado cuenta, su mente había viajado a aquella zona de su imaginación provocadora de los deseos más primitivos y... tuvo que solucionar el problema de la forma más tentadora.

—Aún no me has dicho quién es.

Haechan se sentó frente a él en la pequeña barra de la cocina y tomó una porción de pizza, dándole un mordisco antes de contestar.

—Necesitaba asegurarme que cumplirías tu palabra. ¿Debería esperar a que te vistas para decirte?

Jaemin le miró con mala cara. Su amigo aún tenía el descaro de jugar con el límite de sus nervios.

—Ya dímelo de una vez —Haechan enarcó una ceja y él suspiró con cansancio—. Para tu ventaja y seguridad, estoy harto de estudiar. No quiero ni pienso tocar un bendito libro en toda la noche.

—Está bien, lo diré —aceptó, cortó el contacto visual y tomó otra porción para masticarla pacientemente, como si no fuera completamente consciente de estar alargando la respuesta y jugando con la paciencia que Jaemin no solía tener con él—. Se llama Jeno, Lee Jeno.

Lee Jeno.

Sonaba bien. De alguna forma le quedaba perfecto al rostro de su portador, como si este hubiera sido diseñado específicamente para él. Y no quería hacerlo, pero su mente obscena ya estaba creando una escena donde ese nombre salía de sus labios sin ningún pudor.

Sacudió levemente la cabeza, tratando de borrar la imagen que le daría una mala pasada frente a su amigo.

—Estudia Traductorado en nuestra universidad, aunque hace poco llegó de un intercambio de dos años y por eso no lo has visto antes —Haechan sacó su celular del bolsillo en su pantalón y tocó la pantalla antes de extenderselo—. O al menos eso vi en su Instagram.

Jaemin tomó el teléfono y comenzó a ver el perfil que aparecía en la pantalla sobre el chico que tanto llamó su atención. Reconoció entre las fotos, aquellas que tenía guardadas en su propia galería, junto a imágenes sobre comida y paisajes visitados. Jeno parecía un chico con cultura encima, haciéndolo aún más interesante.

Revisó sus últimas publicaciones, donde encontró la razón de la seguridad en las palabras de su amigo la noche anterior. Una captura de pantalla de una conversación sobre la misma fiesta a la que irían, más el texto "Supongo que tendré que ir" daban a entender lo que su amigo aseguraba. Jeno iría.

—Entonces... —Haechan le arrebató el teléfono de las manos y se levantó, mirándolo de arriba a abajo—. Ahora que cumplí con mi parte, tú irás a cambiarte la ropa por algo decente y cumplirás la tuya.

Jaemin bufó al ser tomado de la mano, su amigo arrastrándolo a su habitación, sin dejarle contestar; no sin antes agarrar una porción de pizza para llenar su propio estómago que tendría que soportar la buena cantidad de alcohol que pensaba tomar.

[°°°]

Según las cuentas de Haechan, habrían llegado media hora antes de estar atestado, pero la música ya resonaba fuera del lugar mientras las coloridas luces se escapaban de la gran puerta negra, protegida por el guardia, encargado de revisar las entradas de las personas haciendo fila.

No era nuevo para él salir de fiesta. Tiempo atrás esa era su forma de descargar las frustraciones por estudiar y vivir solo, lejos de su familia. Bailar y tomar hasta tener una resaca lo suficientemente fuerte como para no querer ver la luz del sol a la mañana siguiente había sido un plan de cada fin de semana, hasta que las responsabilidades no le permitieron seguir con aquella lenta degradación.

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