Como era sabido, Haechan conocía a media universidad, y no por ser amigo del famoso mujeriego; simplemente sabía socializar y jugar sus cartas con su conocimiento sobre el comportamiento humano, aprendido en sus años estudiando Psicología. Aunque, había un alto porcentaje de chicas que la primera vez que se le acercaban era con la falsa esperanza de que brindara su ayuda para que pudieran conquistar a su amigo. El problema con ellas era que, uno, él no era cupido de nadie; y dos, no siempre —por no decir nunca— estaba de humor para lidiar con la estupidez hormonal ajena. Él no poseía la paciencia y amabilidad inmutable de Jaemin de la que todos solían hablar. Aún así, su personalidad extravagante y sincera le había facilitado varios contactos con profesores y alumnos. Contactos que en ese mismo momento pensaba aprovechar con tal de ir a la prometedora fiesta del día siguiente. Él no pensaba ir sólo y si debía jugar de esa forma para llamar la atención de Jaemin, lo haría.

Por eso decidió desviarse un poco del camino hacia su aula en cuanto localizó a las personas ideales para lo que necesitaba. Sonrió, acercándose a las dos chicas que charlaban apoyadas sobre el ventanal que daba al verde parque del campus. Parecía una conversación casual, pero Haechan sabía que ambas prestaban atención al más mínimo movimiento de los estudiantes de Educación Física entrenando en ese sector.

—¡Yeri, Joy! ¿Cómo están?

—¡Haechan! ¡Qué sorpresa! —saludó la pelirrosa Kim Yerim, compañera suya de algunas materias al igual que la pelinegra a su lado, Park Sooyoung, mejor conocida como Joy.

—Veo que están en un lugar con buena vista. —alzó ambas cejas dos veces.

—Hoy comenzaron un nuevo entrenamiento —Joy mordió su labio inferior mientras volvía a dirigir su mirada al ventanal—. Aunque, voy a ser sincera, el profesor Seo compite tranquilamente contra sus alumnos.

Haechan le dio la razón. Todos sabían que el nuevo profesor John Seo tenía un abdomen de envidia. No era casualidad que ese año, justo con su llegada, hubiera aumentado la cantidad de mujeres en el gimnasio de la Universidad.

—Me gusta como tienes el pelo ahora, Yeri. Te sienta mucho mejor que el rubio, si me permites decir. —decidió cambiar de tema rápidamente antes de que se pusieran a hablar de nuevo sobre lo dotado que parecía ser el profesor Seo. No tenía el tiempo para eso, ya estaba jugando con el tiempo antes de que llegara el profesor a su aula.

—¿De verdad? Joy dice que debería haber vuelto al castaño, pero aún no tengo ganas.

—Siento que llama demasiado la atención. —acotó la nombrada, cruzada de brazos.

—Bueno, pero ¿sabes que combina mejor con el rosa? —guiñó un ojo hacia la alta chica pelinegra— El negro.

Los tres rieron mientras las mejillas de Yeri se coloreaban suavemente y negaba con la cabeza.

—¿Sabes? Justo estábamos hablando de tu amigo. Se dice que alguien le está quitando el puesto.

—¿De qué hablas? —toda la atención de Haechan fue capturada al instante.

—Hoy al mediodía se vio a Jaemin echarse miradas de odio con Lee Jeno, un chico de Traductorado que sería la competencia de Jaemin en... ya sabés, la misma fama. Nos contó Wendy, que es compañera suya, que todos los días aparece con una chica nueva. Incluso he escuchado por ahí que se busca estar con las mismas que pasaron por Jaemin para mostrarle que él es mejor. Honestamente, creo que eso es patético.

—Nosotras al menos no nos tiramos como carnada fácil —acotó Joy desviando la vista una vez más a los chicos haciendo lagartijas—. Aunque en el fondo sé que, si alguno de ellos dos se me acerca, sería difícil negarme. Dios, sus padres fueron bendecidos para traer unas personas tan calientes a este mundo.

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