ᨳ᭬ Confiar es un error •|•MonoShin•|•

#3

-Supongo que has visto aquellas fotos, ¿no es así, Monoma Neito?

Te las envié por una razón... No debiste confiar en Shinzou. Ahora pagarás por eso.

Monoma, aterrado, cierra las ventanas y puertas de su casa, imaginando que acabaría como las chicas de las fotos.

Pasan días y días, pero Monoma no salía de casa. Sus vecinos estaban preocupados por el chico, tan joven y tan reservado...

Unas semanas mas tarde, le llegó una foto de su departamento por fuera. En pánico, Monoma se dirigió a la cocina para agarrar un cuchillo.

"¿Debería llamar a la policía?"

Se cuestionó, a pesar de estar marcando el número.

Era de noche, y no tenía mucha señal... Por lo que solo susurró:

- Ayuda... Por favor, ayúdenme...

- ¿Joven? ¿Que sucede?

Se empezaron a oír pasos en las escaleras de su departamento. Monoma se encerró en su habitación, y su corazón latía tan rápido que pensó que le iba a dar un infarto.

- S-solo ayúdeme... Estoy en ****** número 195... Venga, porfav-

Se oyó un jarrón rompiéndose, y los pasos se oían cada vez más cerca. Aferró con más fuerza el cuchillo en su mano, pero pronto lo soltó para encontrar un mejor escondite.

Monoma luchaba por respirar con normalidad, no quería ni imaginar que le pasaría si la policía no llegaba, o si la persona la descubría. Con cautela se metió en el armario, y continuó hablando con la policía.

- Señor, vamos en camino. Díganos, por favor, ¿¡Qué sucede?!

La llamada se corta... Al ver que ya no la podían oir, Monoma empezó a llorar silenciosamente. Definitivamente había perdido toda esperanza de salir viva del lío.

La puerta de su habitación se abrio de golpe, dejando ver a la persona. Pero Neito estaba demasiado aterrado como para fijarse en eso... Dirigió la mirada a su cuchillo, tirado en el piso... Que luego la persona recoge.

La puerta de su armario se abre también, provocando que Monoma grite antes de ser callado para siempre.

Su último pensamiento fue... Que los buenos no siempre resultan ganando.

El chico suelta el cuchillo que consiguió por ahí. No tuvo que usar su pistola. Monoma Neito estaba muerto. La sangre manchaba sus manos. Las sirenas de la policía se oían cada vez más cerca.

Fue entonces que el chico decidió escapar de aquel lugar, dejándole a la policía un cadáver y un cuchillo ensangrentado.