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—¡(n)! —gritó manjiro con felicidad mientras corría hacia la chica, se le iba a saltar dándole un abrazo, pero no lo hizo.
—hola manjiro —saludó la chica con una sonrisa entre cerrando los ojos mientras le revolvía los cabellos al rubio—. ¿Cómo estás?
—realmente bien —(n) le había dejado de acariciar la cabellera de manjiro, pero este al instante volvió a poner en la mano de la chica en su cabeza—. ¡acaríciame!
La (c/c) rio y le siguió acariciando los cabellos.
De un momento a otro (n) dejó de acariciar su cabeza y se acercó a darle un beso a su mejilla.
—me tengo que ir manjiro, otro día hablamos. ¿Sí?
El rubio frunció el ceño y vio como la chica se iba alejando lentamente hasta perderla de vista.
—¡adiós! —fue lo último que manjiro dijo cuando la (c/o) dobló una esquina.
—¿mikey? —preguntó una voz masculina que él muy bien conocía, mitsuya.
—oh, mitsuya. Hola.
—¿a quién le hablabas?
Manjiro dio una pequeña sonrisa y sus mejillas se sonrojaron levemente.
—a (n) —murmuró bajo pero lo suficientemente alto como para que mitsuya lo escuchara.
—¿(n)? —mitsuya fruncio el ceño y volteo a ver a los lados. ¿Había escuchado bien?
El rubio asintió varias veces con la cabeza. Si los ojos de manjiro fueran de un color distinto al negro se notaría lo dilatadas que están sus pupilas de solo escuchar ese nombre.
