EL PASADO DESTRUIDO: Parte 1

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Manchester, Inglaterra.

Escenario: Beeword Night Club, infestado de gente.

Hora: 01:17

Ubicación: Sobre el cubículo en lo alto.

Nivel de alcohol: 7/10.

Música de fondo: Shoulder de Enon.

Jade Tumber, la chica imbécil que estaba bailando mientras miraba al tipo que tenía una copa de whisky en la mano. Una mujer le ponía las piernas sobre el regazo, pero no paraba de mirarme mientras agitaba mis desnudos senos al igual que las doce chicas más que estaban atrapadas en sus respectivos cubículos. La canción desapareció, y todo se volvió oscuro. Había acabado la función.

Bajé del cubículo, siendo recibida por piropos y vítores, pero rápidamente un par de brazos fuertes me sacaron de aquel aprieto y me estrecharon entre ellos. Las luces regresaron de golpe, al igual que la música. Una chica nueva ya se estaba desnudando en el cubículo donde hacía solo segundos estaba yo.

Sonreí al ver aquel rostro conocido, y esta vez sin piernas ajenas agregadas. Me quedé mirando los grises ojos de Rocco, mientras él miraba los míos. No tardó en inclinarse y besarme los labios con suavidad. El chico podía hacerte sentir una princesa, aunque estuvieras desnuda en medio de un club nocturno medio borracha.

―Vamos por tu ropa ―susurró Rocco contra mis labios sin abrir los ojos.

―Quiero hacer algo contigo, y no creo que la necesitemos ―repliqué.

Su sonrisa se ensanchó. Me rodeó la cintura con las manos y me alzó del suelo para empujarme en la oscuridad. Me dio un apasionado beso contra la pared, resoplando con fuerza por la falta de oxígeno.

―Aguanta un poco, amor ―me dijo en voz baja, apartándose de mí. Se sacó la camiseta por encima de los hombros y con delicadeza me la metió por la cabeza―. Tengo una sorpresa para ti.

Lo miré de pies a cabeza; mi hombre era el más guapo y perfecto del mundo, con sus bíceps definidos, sus duras piernas y su oscuro cabello negro que rozaba sus deliciosas orejas. Llevó sus nudillos a mi mejilla y la acarició; luego los deslizó por mi cuello, mis brazos hasta llegar a mi mano. Tiró de mí hasta que salimos del club. Rock me cogía por la cintura en todo momento, respirando en mi oreja y besándome el cuello. Las calles estaban desiertas.

Caminamos varias calles hasta que llegamos al cruce de la vía del tren abandonado. Detrás de los vagones se escondía un remolque no más limpio que el lugar, que es donde vivía Rocco. Atravesamos las vías y nos adentramos en el remolque. Cuando Rocco cerró la puerta detrás de él todo quedó a oscuras. Pasó un minuto, y el silencio me presionó los oídos.

―Pide un deseo, J ―susurró en mi oreja desde atrás―. En voz alta.

Cerré los ojos a pesar de estar completamente oscuro y sonreí.

―Deseo... ―Me lo pensé―. Deseo ser feliz contigo.

Rocco rió detrás de mí; escuché cómo traqueteaba en busca de la luz. El amarillo opaco inundó el remolque poco a poco hasta que el panorama se iluminó por completo. El remolque estaba completamente vacío; ya no estaba el diminuto catre en el que Rocco solía dormir, ni la pila de vasos de fideos chinos, ni ropa, ni la tele que no servía. Estaba completamente vacío. A excepción de una cosa. Una cajita oscura de terciopelo se ubicaba silenciosamente en la repisa de la ventana. Me acerqué a ella, dudosa, sin poder en pensar nada. Un paso, luego otro, hasta que mis manos la rodearon y la abrieron con nerviosismo. Una sortija plateada me ofrecía un diamante reluciente.

―Deseo concedido ―me dijo Rocco, que ya estaba detrás de mí―. Jade Amelie Tumber, sé feliz conmigo para siempre. ―Se ubicó frente a mí, sacó el anillo y me cogió la mano derecha. Mis ojos se unieron a los suyos; tanto los suyos como los míos estaban cubiertos de una capa espesa de lágrimas. Podía sentir sus dedos temblar de los nervios, y estaba segura de que él podía sentir la baja temperatura de los míos―. ¿Te casarías conmigo?

Antecedentes: Jade (Niña Mal, #0.1) [Abi Lí]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora