James no pudo dormir en toda la noche, o mas bien, no quiso dormir en toda la noche, le pareció más entretenido intentar tocar sus mejillas, prefirió contar las pecas de Giana, contar cada vez que arrugaba su nariz si él se movía solo un poco; prefirió escucharla balbucear en un idioma desconocido mientras él se reía mentalmente, entendió y aceptó que ese mechón de cabello que tanto odiaba porque siempre caía sobre su mejilla era el favorito de ella, pues siempre lo tomaba y se lo enrollaba en su pequeño dedo índice. Esa madrugada James no lo supo de inmediato, pero se enamoró de ella.

Marcando casi las cinco de la mañana, finalmente James se quedó dormido, aunque no quería dejar de admirar a la pequeña mujer que dormía a su lado.

Giana no pudo seguir durmiendo luego de las seis de la mañana, tenía un par de pesadillas y estaba acalorada. Al despertar se dió cuenta que tenía a James abrazándola desde atrás, se sorprendió inmediatamente, ya que no creía lo que veía. Él tenia su brazo derecho por debajo del cuello de ella, el otro brazo la tomaba de su cintura, y tenía la mano de él acunando su vientre. Ella no sabía si moverse o no, pero de igual manera sería inútil ya que el hombre era bastante grande y su esfuerzo por moverlo no valdría la pena; aun así decidió intentar, ya que debían tomar el jet dentro de algunas horas.

Ella subió su mano hasta la mejilla de James y comenzo a acariciar su escasa barba para despertarlo, pero sus intentos eran en vano, él estaba dormido como un oso en hibernación.

- James... - susurró dulcemente intentando que la escuchara. - Puedes despertar?

- Shhh... - respondió él abrazandola aún más fuerte.

- Carajo. -

James la atrajo aun más a él, pegando la espalda de ella a su pecho. Giana se sentía mas que avergonzada, pues lo único que los separaba era la gran ereccion mañanera de él.

- James? - volvió a intentar despertarlo.

Él solo metió su cabeza en la melena castaña de ella, y tras unos segundos aspiró el olor de su cabello, un olor bastante familiar, su olor a sandía. Abrió sus ojos azules de par en par y lo primero que vió fue las grandes mejillas de ella, miró más abajo y se dió cuenta de que la tenía prisionera en sus brazos.

- Disculpa. - su voz mañanera se escuchaba mas sexy de lo normal, algo que hizo que a Giana casi le diera un pre infarto. - Yo no sabía... Mierda.

James vió la enorme ereccion que tenía e inmediatamente se sentó en la cama, soltándola, tapandose la entrepierna con una almohada. Era bastante difícil ver a James sonrojado, pero esta vez, él estaba más rojo que un tomate. No paró de disculparse con Giana, algo que hacía que ella solo se riera.

- James, está bien... - dijo ella.

- Es que no, yo no... Perdón.

- Escucha. - se acerco a él y puso su mano en su mejilla. - Es completamente normal que te suceda eso.

- Pero es que...

- Tranquilo, aunque no soy un hombre, no te juzgo.

James cambió su semblante.

- Qué dijiste? - le dijo él levantando una ceja.

- Que no te juzgo.

- No, lo de que... Qué dijiste?

- Que sé que no soy un hombre y que no te juzgo?

- Porqué serías un hombre?

- Por lo de tu... preferencia? - Giana estaba confundida. En serio ella creía que James era gay.

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