05. segunda parte

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.・   ゜-: ✧ :-   ゜・.

Hace semanas venía ignorando las miradas de Tiago como me había prometido a mí mismo. Evitaba acercarme y por ende trataba de contenerme para no abrazarlo.

Desde la última vez que nos miramos y en especial que él me habló, lo hacía siempre. Hablaba como si yo estuviera ahí, como si hablara con una persona, cualquiera pensaría que estaba demente.

Si salía a algún lado me decía que no me alejara, que lo tenía que cuidar. Cuando lloraba en el sillón miraba al piso, donde yo solía estar sentado y donde él había roto esa taza aquella vez.

A la noche dormía de un solo lado de su cama esperando que yo estuviera acostado a su lado. Pero no podía, y me dolía.

Había empezado a retomar los estudios que había dejado de lado. Iba una hora antes al instituto para recibir clases de apoyo por los días que había perdido.

Estaba mejor y eso a mí me ponía bien, muy bien.

De vez en cuando aparecía un pibe en la casa de Tiago, era un amigo que tenía. Cada vez que iba el ambiente cambiaba, podía sentir cierto cariño por parte de Lautaro, su amigo.

Hoy era uno de esos días, Tiago ya había salido de la facultad y Lautaro lo había ido a buscar. Como ya era un poco tarde lo había invitado a comer y a ver una película.

Estaban sentados en el sillón, Tiago mantenía cierta distancia y el pibe ese como que buscaba estar cerca. Yo estaba en el piso con ganas de que deje de molestar porque la película estaba buena.

Se hizo el que bostezaba y lo abrazó por los hombros. Alto gil es. Tiago no quería que lo tocara y se notaba con solo verlo, carraspeó un poco y se acomodó en el lugar pero el pibe ese no sacaba su brazo. Un intenso.

-Hoy iba a salir con unos amigos, ¿Querés ir?

Tiago aceptó, no me gustaba que vaya con ese tal Lautaro, pero también quería que salga, después de todo no salía de noche hace un montón.

Se levantó del sillón con la excusa de ir a cambiarse aunque sabía que el pibe ese lo incomodaba un poco, ni siquiera podía disimular que le tenía ganas a Tiago.

Sentía el ambiente medio raro, no era incómodo pero tampoco se alejaba mucho de serlo. No sabía si ir con Tiago a su pieza o quedarme con el pibe.

Al final fui con Tiago, no lo miré en ningún momento ya que, uno, se estaba cambiando y tenía que respetar su privacidad, y dos, no lo iba a mirar y correr el riesgo de volver al limbo.

-Mau, si estás acá quiero que no te alejes de mí. Cuidame por favor.

Sentí un escalofrío, el mismo que sentí la última vez que conectamos y tuve miedo. A la vez quise levantar mi vista, pero sabía que el ya me miraba.

A veces me asombraba mucho y llegaba a creer que era irreal lo que pasaba con Tiago y como rompía una barrera entre la vida y la muerte siendo un "simple mortal".

Escuché sus pasos y cuando quise reaccionar Tiago había caminado hacia mí, atravesándome. Pero no fue como el primer día que bajé y me dieron un pelotazo, donde pasó absolutamente nada. Ahora fue diferente, sentí como si algo me hubiera dado corriente y sentí que a Tiago le pasó lo mismo.

Él se quejó ya que al parecer le dolió, sentí que me vió pero yo no lo hice. Cada vez todo se volvía más raro.

Habían decidido ir caminando hacia el resto bar donde se juntaban ya que había un lindo clima, yo no sentía nada así que no podía opinar.

En todo el trayecto Lautaro no paraba de hablar e intentaba abrazar a Tiago a cada rato, se le acercaba mucho, era muy incómodo.

-Ahí están,- Le apuntó a un grupo de pibes que estaban en la puerta del lugar. -vení que te los presento y así entramos.

El rato iba pasando y yo estaba muy aburrido al igual que Tiago. Lo habían dejado en la barra y todos se habían ido por ahí, hasta el tal Lautaro lo había dejado.

Yo mantenía cierta distancia, no quería sentir esa corriente de nuevo, o sea sí quería pero me asustaba.

Tiago no había tomado nada desde que llegamos acá, lo sentía un poco apagado, como si comenzara a ponerse triste. Los planes de que la pasara bien se habían esfumado.

Lo miré por curiosidad y lo noté nervioso. Bajo la tenue luz del lugar pude ver que había empezado a morderse el labio y a mirar para todos lados. Me estaba preocupando. Miré para el otro lado de la barra y entendí todo.

Tiago había empezado a caminar más rápido después de ver en la barra al hombre del vestidor. Parecía que había entrado en una especie de ataque y los ruidos del boliche solo empeoraban todo.

Sus amigos no importaban, ni les había avisado que se iría. Estábamos huyendo de ese tipo y el resto no lo había notado.

Yo iba más atrás porque me había perdido entre tanta gente y Tiago cada vez caminaba más rápido, al mismo tiempo que miraba hacia atrás.

Lo ví salir del boliche y me apure, no iba a correr el riego de que algo le pasara. Al cruzar la puerta sentí algo, una cosa que no puedo explicar pero fue rara, como si me avisara que algo estaba por suceder.

Y sucedió. Vi a Tiago que empezaba a correr al frente mío por la vereda queriendo huir del hombre ese. Yo lo seguí, pero al querer cruzar la calle todo pareció frenarse.

De repente tuve como un flash frente a mi cara, como si me hubieran sacado una foto.

Por tercera vez caí al piso frío, ya sentía que me acostumbraba a ese impacto. Pero no sólo escuché el mío, si no que también el de alguien más.

La emoción recorrió mi cuerpo y abrí mis ojos con felicidad. Después de mucho podría hablarle, si es que era él, al fin podría tener esa felicidad que tanto extrañaba.

Al frente mío estaba Ele en su escritorio. Me levanté rápido del piso, todavía se escuchaban los autos y camiones de la avenida, y hasta se escuchaba gente gritando, seguro era por Tiago.

Me di vuelta y lo ví acostado en el piso hecho bolita, seguro estaba asustado, igual que yo la primera vez que estuve acá.

Miré a Ele buscando qué hacer, seguía con el miedo de tocarlo. Me hizo una seña con la mano para que avanzara.

Hice caso y me fui acercando a paso lento, tampoco quería asustar a Tiago.

-Tiago... Ti, acá estoy.- Hablé bajo queriendo que me mire.

Y lo hizo, después de meses. Sentí la conexión pero mucho más fuerte, como más potenciada. Mis ojos se aguaron y sin pensarlo me agaché a abrazarlo.

Me sentía extrañamente completo, sin duda Tiago se había vuelto una parte importante para mí. Esos abrazos se habían vuelto mi zona de confort, esas charlas eran mi descarga y soporte emocional y esas caricias eran las que me tranquilizaban cuando nadie lo hacía.

Pero ahora era yo el que tenía que ser la estabilidad de Tiago, yo lo tenía que ayudar.

-¿Mau? ¿De verdad sos vos?- Susurró débil separándose de mí, agarrando mi cara con poca fuerza.

-Si Ti, soy yo. Ahora nada nos va a joder, solo somos vos y yo contra todo. Vamos a estar bien.

Me volvió a abrazar con más fuerza como pretendiendo no soltarme. Me arrodillé a su lado y hundí mi cara en su cuello para sentirlo mejor. Extrañaba tanto la calidez de su piel y ese aroma a café que solía tener.

Ya ninguno lloraría por nada ni nadie. Solo seríamos él y yo para siempre.

• tiramisu
fin

muchacho ojos de papel || litiagoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang