El niño humano ni siquiera se inmuta. En su lugar, le habla con firmeza y ternura, —No puedo. Estás gravemente herido, y sangras a través de tus túnicas.

Huh. Tal parece que sí lo está. A veces, cuando Wei Ying tiene estos episodios de dolor, la sangre fresca se escurre donde le arrancaron sus alas. Ya ha lavado esta capa lo suficiente como para perder la cuenta. Wen Qing definitivamente hará un comentario sobre esto.

Wei Ying no puede ver el rostro del chico ya que su visión está demasiado nublada para eso. No obstante, este chico indudablemente está hecho de músculos, y Wei Ying sabe que apenas pesa. Que él lo cargue de esa manera no significa nada para el chico. Sin embargo, en lugar de depender de la bondad de un humano, Wei Ying realmente debería llamar a Wen Qing, o inclusive a Wen Ning, para que lo busquen y se lo lleven a casa. Es muy probable que estén ocupados en la tumba de las hadas en estos momentos, pero Wei Ying sabe que ellos vendrían al instante si él los llama.

...Pero, el chico se siente tan suave, y cuando Wei Ying coloca su cabeza en su espalda, se da cuenta de lo mucho que había extrañado el tacto humano. Es casi enfermizo, lo mucho que Wei Ying anhela una calidez como esta. Es enfermizo, lo mucho que Wei Ying anhela bondad, sin importar lo efímero que sea. Simplemente, Wei Ying no puede negar el gran hueco que hay en su corazón, y a medida que aferra su cabeza en la espalda del chico, encuentra consuelo en un olor que nunca pensó que olería de nuevo.

¿Acaso todos los humanos huelen así, o son solo los humanos que él conoce? ¿Acaso todos tienen ojos dorados como el sol, y ofrecen su bondad como si no significara nada para ellos?

—Quién te crees que eres, niño, —Wei Ying gruñe, pero esta vez, con un tono de voz más gentil. —¿Te crees un benevolente príncipe?

Wei Ying ya ha tenido suficiente lidiando con la realeza en esta vida.

—No, —el chico humano insiste. —No, solo soy un campesino.

Solo un campesino. El corazón de Wei Ying se calma por esa confirmación.

De hecho, el chico habla mejor que la mayoría de los campesinos: bien respetuoso y educado. No obstante, solo está vestido con túnicas de algodón, como estaría vestido un granjero.

—Si pudiera enseñarme el camino a su casa, —él dice mientras levanta la cesta de hierbas y comida que había caído antes. —Lo llevaré allá.

Wei Ying se rinde. Él pierde la energía que necesita para ser malicioso, por lo que muy rígidamente, le responde, —Está bien.

Con el más ligero movimiento de su bastón, el intimidante muro espinoso frente a ellos se abre poco a poco. Las ramas se acobardan y se inclinan, como si estuvieran sometiéndose ante el maestro que les dio vida.

Definitivamente, el chico humano debe saber quién es Wei Ying a estas alturas.

Y así, nuestra historia comienza. Por primera vez en casi quince años – un humano es invitado a caminar por las sagradas tierras del Bosque Yiling.

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Esta rara y gran escena despierta la emoción y el interés de las criaturas mágicas del bosque. Las hadas y los pixies observan con asombro desde lejos, mientras que los trols y otras criaturas del bosque se asoman detrás de los arbustos o en los lagos donde viven, observando con interés mientras que los dos se acercan a la pequeña cabaña donde Wei Ying vive.

Wei Ying levanta una mano, y la puerta se abre para que ambos puedan entrar. El chico humano se dirige directamente a la cama vacía donde coloca a la lastimada figura.

Wei Ying se acuesta en la cama con un suave quejido de dolor, y siente su sangrienta espalda adhiriéndose a su túnica.

Al instante, el chico se pone a trabajar. Él prosigue a colocar la cesta en la mesa más cercana, y saca las hierbas y la medicina.

у тú мe αмαráѕ (cσмσ lσ нιcιѕтe υηα νez eη υη ѕυeñσ) ʷᵃⁿᵍˣⁱᵃⁿWhere stories live. Discover now