-Vaya... - susurro analizando la nueva información.

-¿Ya has acabado con la lección cerebrito? - pregunta Meguns.

-Basta de chachara. - interrumpe el demonio enfadado.

Con un movimiento de cabeza lanza por los aires al licántropo, que choca contra una parte de las gradas.

Grito de horror, igual que Malli y los chicos, y miro a Alex horrorizados. Es imposible que haya sobrevivido a ese impacto... Desde aquí se ha visto como se ha roto el cuello.

Una lágrima comienza a caer por mi ojo derecho. Me las van a pagar, y con intereses.

Del hueco empieza a salir el ángel, como si se acabase de despertar de una siesta y no de caer miles y miles de kilómetros.

Parece un chico de unos 25 años, como Lucifer. Pelo rubio ceniza y ojos marrones, con rasgos marcados y corpulento. A su espalda se posan dos enormes alas que desplegadas seguramente medirán dos metros. Son de un blando puro, hermoso, brillante.

-¿Para que has venido? - pregunta molesto el rey del infierno.

-He venido a por ellos. - responde Miguel con una voz ronca, señalando nos.

-Te dejaré que te los lleves. - dice con una sonrisa perversa y me señala a mi. - Pero ella es mia.

-No, todos vendrán conmigo para ser juzgados. - dice sin ningún rasgo de emoción en su hermoso rostro. Es igual que un robot.

-¿Por nacer nos van a juzgar? ¿La vida es un delito? - pregunto con odio.

-Calla, princesita - dice Lucifer mirandome.- ¿No puedo ni jugar un poco con la princesa de mi infierno? - le pregunta burlón dirigiéndose a Miguel.

Miguel le mira con desafío, sacan unas espadas y para comienzar a pelear, Lucifer contra Miguel. Se que decidirán así que hacer conmigo, los demás ya están condenados.

Sus espadas chocan de forma muy sonora soltando sonoros chasquidos de metal contra metal envuelto en llamas. La espada de Lucifer con llamas roja y la del arcángel azules.

Mientras están luchando, me doy cuanta que Bairon y los demás han aprovechado para crear una bola del elemento que mejor dominan. Si juntamos todos los elementos que mejor dominamos y los lanzamos contra Lucifer nos podremos liberar, de Miguel nos encargaremos luego.

Invoco a mi elemento que me invade dándome paz y tranquilidad, una falda seguridad que me dice que todo ira bien.

-¿Y ahora qué? - le pregunto en un susurro a Bairon.

-A Meguns, distracción. - susurra. - Es mejor distraerle, o que Miguel acabe con él y ganar tiempo.

En menos de cinco segundos hemos conseguido juntar los cinco elemento. No poder movernos lo hace muy difícil, pero lo conseguimos.

-A la de tres. - susrra Bairon lo suficiente alto para que todos lo oigamos. - Uno..Dos...¡Tres!

Todos sacamos toda la fuerza que podemos e impulsamos la bola que parece una masa de fuego de diferentes colores: morada por el espíritu, verde por la tierra, amarilla por el aire, azul por el agua y roja por el fuego.

Meguns esta defendiendo la postura de su rey ante el arcángel, y jugando con un par de cuerpos muertos. Por eso, cuando se quiere dar cuenta es demasiado tarde, la bola tiene una velocidad sobrenatural y es imposible que la esquive.

Le da en el estomago con toda la fuerza posible. pero no la derriba. La bola sigue contra ella y de golpe comienza a salir luz por sus ojos y su boca y grita. La luz se hace más intensa y Meguns cae al suelo cuando la bola desaparece.

Hijos de los Dioses  Where stories live. Discover now