La mujer suspiró y movió su cabeza en forma de despedida, dejando al trío a solas. La risa de Sirius se hizo presente nuevamente, y Alex no pudo evitar sonreír.

–Pobre Cornamenta.

–Cállate o serás tú el que se quede sin sexo por semanas.

Sirius se calló al instante.

James estaba enloquecido, caminaba de un lado a otro por toda la casa, verificando que todo esté limpio y ordenado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


James estaba enloquecido, caminaba de un lado a otro por toda la casa, verificando que todo esté limpio y ordenado.

Sabía que estaba exagerando, a Alexandra no le molestaría que las cosas estén desordenadas o haya un poco de polvo en los muebles, era en lo último que se fijaría luego de todo lo sucedido. Pero James quería hacerlo de todas formas.

Suspiró nervioso mientras miraba fijamente un pollo crudo sobre la mesada, ladeó su cabeza y entrecerró sus ojos. No sabía por dónde comenzar. Cruzó sus brazos y suspiró nuevamente.

–Bien, pequeño pollo, somos tú y yo.

¿Qué tan complicado podría ser? Alexandra siempre cocinaba y lo hacía ver fácil, ella podía hacer mil cosas al mismo tiempo en que preparaba la cena o el almuerzo, y aún así le salía perfecto. En esos momentos se reprochó internamente por no prestar atención cuando ella cocinaba.

Eran las siete de la tarde, y el tiempo se le venía encima.

Las llamas de la chimenea resonaron, indicando que alguien había llegado a la casa. Sabía que Alex, Sirius y Remus no eran, ya que aún era temprano.

–James. –ingresó Dorcas a la cocina.

–¿Por qué miras fijamente un pollo crudo?

James miró mal a Marlene y sollozó dramáticamente, haciendo rodar los ojos al par. Lily ingresó detrás con una sonrisa amplia, pero bufó al ver al chico actuar de esa manera.

–Debimos venir más tarde.

–Oh no, claro que no. –negó al ver que las tres escaparían de la cocina. –Ustedes se quedarán aquí y me ayudarán con esto. –señaló el pollo.

–Yo soy un desastre en la cocina, una lástima. –escapó Marlene.

–Y yo... –se excusó Dorcas. –Bueno... ya vengo.

Dorcas salió casi corriendo, dejando a James y Lily solos. La pelirroja reprimió una risa al ver que él refregaba su rostro con cansancio.

–Ya, no llores, yo te ayudo.

–¡Sí! Gracias, gracias, gracias.

Lily soltó una risita y se acercó a la mesada para ayudar al chico, James posó sus codos en el mueble mientras miraba con atención cómo ella comenzaba a hacer lo suyo.

–Y... ¿cómo está ella?

Luego de unos minutos de silencio Lily se atrevió a preguntar.

–Bien, eso creo. Estoy un poco preocupado pero me pone feliz que regrese a casa.

THANTOPHOBIA; James PotterWhere stories live. Discover now