Ella pestañeó y lo miró, rápidamente sonrió y asintió con su cabeza. No quería preocuparlo más, ya le había hecho pasar un mal rato luego de todo lo sucedido, no quería seguir agobiándolo o preocupándolo.

–Sí. –respondió ante su mirada de inseguridad, carraspeó su garganta y pinchó un trozo de pollo para llevarlo a su boca.

James apretó sus labios, sabiendo a la perfección que no se encontraba bien, que era lo más normal del mundo. No insistiría, cuando ella se encuentre lista para hablar estaría ahí para escucharla, eso era algo que había aprendido con el tiempo.

–¿Está rico? La comida de los hospitales suele ser horrible.

Ella soltó una pequeña risa y asintió.

–Bien. –dejó un beso en su frente y se levantó para acomodar un poco el lugar.

Hoy irían Dumbledore, Kingsley y Moody para hablar con Alexandra, y él no estaba nada feliz con eso.

James sentía que ninguno había hecho lo suficiente durante los días de secuestro de Sam y Alex. Sí, el rescate había salido bien y pudieron ejecutar el plan a la perfección, pero Sam no había sobrevivido y se habían tardado demasiado.

No sabía para qué querían hablar con ella, no veía necesario el hecho de que reviva todo lo que atravesó allí dentro. Ni siquiera había pasado un día y ya querían hacerla hablar, le parecía innecesario.

Ya sabían quiénes eran mortifagos, y se podía llegar a suponer la cantidad de maldiciones y cosas por las que pasaron. ¿Para qué contarlo?

James miró a Alex mientras acomodaba unas mantas sobre el sillón. Ella comía con la mirada fija en el plato, no tenía expresión alguna y sus movimientos eran lentos, demasiado lentos.

Se acercó a ella y tomó asiento nuevamente, los ojos verdes de Alex se dirigieron a su mano, automáticamente sonrió al ver que él aún llevaba la liga de cabello en su muñeca.

–¿Aún la conservas?

–Claro que sí, es mía. –dijo con gracia.

Ella tomó su mano.

–¿No comes más? –preguntó extrañado.

–No, estoy bien así. –aseguró. –Iré a lavarme los dientes.

–Bien. –suspiró acercándose para ayudarla. –Vamos.

James tomó su mano y ejerció un poco de fuerza para ayudarla a levantarse. Su costilla había salido muy afectada, y la fisura dolía demasiado como para moverse con normalidad.

El caminar o acostarse no resultaba gran problema, el problema más bien eran los movimientos donde ejercía fuerza.

Los golpes y cortes estaban curados, y con un poco más de díctamo mejorarían. Lo único que quedaría era la cicatriz en su brazo izquierdo, las palabras que Bellatrix había escrito en su piel continuarían allí por el resto de sus días.

–Puedo ir sola. –lo miró. –Estoy bien.

–¿Seguro?

Ella asintió y dió un ligero apretón a su mano para alejarse y entrar al pequeño baño de la habitación.

James apretó los labios algo preocupado, y se acercó rápidamente a la medimaga al ver que ingresaba junto a la empleada que retiraría la bandeja con los restos de comida.

Una escoba encantada también ingresó, comenzando a limpiar el suelo blanco.

–¿Puedo hablar con usted?

THANTOPHOBIA; James PotterWhere stories live. Discover now