—Bueno, esperemos a que ganen y luego hablamos de fiestas.—Rose suspiró, también guardando sus cosas dentro de su bolso.

—Esme, tu cumpleaños se acerca. ¿Harás algo?—El rubio a mi lado pasó su brazo sobre mis hombros, y lo aparté de inmediato con asco.

—Primero que todo, ew. Apestas.—Arrugué la nariz, ganándome una risa por parte de él.—Y no. Odio mi cumpleaños. Ustedes saben eso.

Y sí, odiaba celebrar mi cumpleaños. No encontraba nada especial en agregar un dígito a mi edad. Me conformaba con que mi mamá me mandara una carta con dinero extra, y nada más.

Pero claro, desde que había llegado a la escuela, mis tres amigos se la habían arreglado para hacerme pasar vergüenza cantándome feliz cumpleaños frente a todo el Gran Comedor.

Y sabía que lo hacían solo para hacerme enojar.

—Como sea, mañana el partido es a las cinco. Si no van, no entran a la fiesta.

Rose y yo rodamos los ojos al mismo tiempo, antes de levantarnos de nuestros asientos y comenzar a caminar hacia la salida, seguidas de los chicos.

Como era viernes, los pasillos estaban aún llenos de estudiantes, ya con ropa casual.

Después de nuestra última clase de ese día, había aprovechado de cambiarme de ropa - un vestido que me llegaba hasta la mitad del muslo con diseño de cuadros, y encima un suéter con cuello de tortuga.

Había traído sólo tres pares de zapatos este año - mala idea - por lo que me puse mis botines negros y unas mallas para no morirme de frío con la brisa de otoño.

Después de llegar a nuestro dormitorio, Rose me dijo que iría a la sala común de Gryffindor para pasar algo de tiempo con su hermano y su prima - lo cuál sabía era mentira, pues se había arreglado más de lo normal.

Era más que obvio que se juntaría con Scorpius en algún lugar del castillo.

Me recosté en mi cama y miré las cartas de mi papá sobre mi mesa de noche — y una vez más, vi la ecografía de mi futura o futuro hermano. A veces sentía pena. Muy pocas veces.

Pensar en qué hubiese pasado si él hubiese estado en mi vida constantemente, me hacía cuestionarme si sería como soy ahora.

No le había respondido ninguna de sus cartas a mi papá, y ya comenzaba a sentirme culpable. Su esposa era una mujer maravillosa, y si no lo hacía por él, quizás debería hacerlo por el bebé que venía en camino.

Sabía que una vez que quedara en la pasantía en Francia, él iba a querer que lo visitara seguido.

No tenía esperanzas de que me pidiera que viviera con él — total, no vivía en la misma ciudad que el Hospital en el que estaba aspirando a ser Medibruja.

Miré la ecografía una vez más, y me pregunté si es que en el mundo mágico ya hubiese sabido si era niño o niña.

Hablando de bebés...

—Mierda.—Murmuré, recordando que no había ido a hablar con la enfermera para que me diera mi poción anual anticonceptiva.

Desde quinto año, cuando comencé a interesarme más en chicos, me di cuenta que iba a necesitar comenzar a cuidarme, por lo que hablé con la enfermera de la escuela, la cuál me dio un folleto con varios hechizos que me ayudaría, y me dio la opción de tomar una poción más permanente.

Era olvidadiza, por lo que obviamente opté por la última. Aunque pensándolo bien, ¿cuál era la necesidad de tomarla ahora...?

Pero pensándolo aún mejor, la tomaría de todos modos, porque conmigo nunca se sabe nada.

Alluring | Draco Malfoy ✓Where stories live. Discover now