Piel canela

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—¿Vas a seguir paseando por los alrededores de mi casa o vas a entrar, idiota?

La voz de Kageyama le sustrajo del caos mental que ocurría en su interior, armar líos y escenarios intensos mentales era una de las especialidades del integrante de los Black Jackals. Su hiperactividad no recae solo en el área física, todo él es energía, veinticuatro siete los trescientos sesenta y cinco días del año, claro, a menos que hablemos de bisiesto.

—¡Voy! —Responde con la garganta algo seca del nervio.

Una vez dentro del hogar de la familia de su compañero de viaje, un aire de nostalgia lo sumerge, todo es vivido y cálido tal cual recuerda era en el pasado, las sesiones de estudio cuando la temporada de exámenes se avecinaba, junto a las noches que pasaba en esa casa cuando la noche lo había alcanzado. Cómo justo ahora, solo que en ese momento no había un alma ahí, nadie más que el armador y él que acomodan los maletines hasta la recámara.

En el recorrido de la escalera las fotos de los Kageyama a través del tiempo le dan un aura de ternura, ver a su rival en distintas etapas de su vida es enternecedor.

—Kageyama-kun eras tan tierno. —menciona Shouyou apuntando esta vez la última fotografía del pasillo, una donde aparecen el abuelo del menor y Miwa sonriendo mientras sostienen entre los tres un balón— ¿Qué te pasó?

—Los niños en general son tiernos. —responde Tobio sin querer mirarlo.

Hinata lo nota, sabe que algo pasa y necesita indagar en eso porque si no lo hace, Kageyama jamás le contará. Tras abandonar las maletas a un lado, el pelirrojo se acerca para ayudarle a tender el futón donde dormirá probablemente esta noche. Hinata asimila que el cobertor que extienden ambos es más grande de lo usual.

—¿No es demasiado grande el futón? Digo soy mucho más grande que hace varios pero creo que con el individual basta.

Kageyama le dedica una vista absurda como dando a entender que porque es tan imbécil. Tras un Shouyou refunfuñando "¿Qué?". el profesional de los Adlers responde a su aseveración:

—No cabría yo, Hinata idiota.

—¡¿Eh!? ¿No vas a dormir en la cama? —Cuando observa el mueble de madera sin algo que lo cubra más que unas bolsas encimadas se calla, tanto pensamiento en su cabeza le ha tupido de la visión— Ah...

—¿De verdad no te diste cuenta que no tenía colchón? Si que eres ciego además de estúpido.

Una almohada aterriza en el rostro del chico de cabello negro quien responde al instante con otro cojín flotando sobre los rizos de Shouyou, el par se enfrasca en una batalla campal de almohadazos digna de película, con saltos dramáticos sobre la duela, el alboroto de las risas de Hinata que estalla por las cosquillas que le propina su contrincante buscando hacerlo ceder ante la presión de sus manos. Los toqueteos que antes buscaban lastimarle de la carcajada ahora se convierten en trazos sedosos, las yemas de los dedos de Kageyama pasean sobre su piel sacando chispas con cada repaso a sus poros que están expectantes de lo que trama el armador.

La respiración del mayor se corta por las sensaciones que le abruman, el nervio le gana haciendo que camine de espaldas a tropezones, choca su espalda contra el papel tapiz de las paredes pálidas, hay un espacio de aire disponible para decidir: ¿Parar y fingir que no existe esta tensión invisible pero tangible en sus movimientos? ¿O será mejor seguir hasta saber cómo terminará todo?

—¿Qué ocurre?

—Lo siento, Hinata. Ya no puedo con esto.

—No sé de qué habl-...

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⏰ Última atualização: Sep 18, 2021 ⏰

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