El último mes había sido especialmente duro para mí, Adam me convenció de volver a ir a terapia y ya tenía cita semanal con el doctor Armani, en parte me había ayudado mucho a entender las nuevas emociones que estaba sintiendo y las que todavía faltaban debido a las hormonas del embarazo, con respecto a mis pesadillas... las seguía teniendo cada noche, pero ya no me volvía loca, así que era un avance.

Excepto cuando se trataba del bebé. Había descubierto mi pasión oculta por los niños, ¡me encantaban! Y las ropitas pequeñas y los juguetes adorables, ¡me encantaba todo! La habitación vacía de la casa ahora tenía una cuna y estaba amueblada por completo, como no habíamos querido saber el sexo del bebé, pues teníamos todo de ambos.

Y bueno... puede que luego de permitir a Francis quedarse, yo hubiese insistido mucho en su nueva habitación, también decorada por mí personalmente.

—Mamá —me llamó él—. Quiero este.

Vi que señalaba un dinosaurio rojo de tamaño pequeño, este niño tenía afición por las cosas aburridas.

—¿Seguro no quieres otro carro?

—No, quiero un dinosaurio.

Fui a tomar el juguete cuando apareció una señora y lo tomó antes que yo.

—Perdone, pero yo había visto ese juguete antes.

—Perdone, pero no me importa, es mío ahora. Se lo voy a regalar a mi hijo en su cumpleaños.

—Pues yo se lo voy a regalar a un niño huérfano que vive conmigo y me dice "mamá".

Ella quedó mirando a Francis a mi lado para luego levantar su mirada hacia mí.

—Si quiere regalarle algo pues mejor deje que se vaya a otra familia, no creo que sobreviva con usted, va a ser madre soltera después de todo.

Estúpido día que me quité el anillo para hacerme las pruebas en el médico, todavía lo debía tener Adam. Y estúpido día que decidí mantener bajo perfil y la gente ni siquiera sabía reconocer la cara de la mujer de Adam Carver.

—Escuche, señora, no sabe quién soy yo y si se lleva ese juguete lo va a arrepentir por el resto de su vida.

—¿Ah sí? ¿Y qué va a hacer?

...

—Deseo hablar con el dueño de la tienda —le dije al dependiente.

—Soy yo, ¿hay algún problema?

—Sí, mire, dígame qué cantidad de dinero quiere y yo le compro su tienda en este mismo momento con inventario y todo lo que tiene.

—¿Cómo dice?

Adam Carver

Regresaba a casa completamente exhausto del trabajo, había filmado como cinco escenas que se me hicieron eternas, por fortuna, ya teníamos buena parte de la película hecha y en unos meses se terminaría de grabar. Llegué al comedor y puse las llaves en la mesa, Mara apareció rápidamente para decirme que la comida estaba lista y que Andrea se encontraba en el cuarto del bebé.

—Gracias, Mara, ¿hay algún mensaje para mí?

—Solo uno de Harley diciendo que no olvides la entrevista de mañana.

Sí, la maldita entrevista, bueno, ver a Andrea y a Francis era mi única alegría al final del día, llegué a la habitación del bebé que estaba justo al lado de la nuestra y abrí la puerta esperando encontrar el sitio con muchos más juguetes. Sin embargo, estaba igual que como lo dejamos, las paredes azules con luces brillantes, la cuna en el centro y una mecedora a mi lado, Andrea estaba sentada con Francis en el suelo que jugaban sobre la alfombra que había del otro lado, a la derecha quedaba el armario con ropa de bebé.

Fama Bajo CeroWhere stories live. Discover now