𝐈. 𝐒𝐞́ 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐢𝐠𝐧𝐢𝐟𝐢𝐜𝐨 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐢

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Link era salvaje; una mancha azulada danzante en el verde más perfecto de un campo rociado por las nubes tristes de Hyrule

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Link era salvaje; una mancha azulada danzante en el verde más perfecto de un campo rociado por las nubes tristes de Hyrule. Link es salvaje; es curioso, es valiente, es un campeón y es un héroe. Link será el héroe de lo salvaje, lo es, lo fue, mas no será quien ignore las esquirlas de un sonriente capitán y sus alas tan bellamente blanquizcas.

Desubicado, con partículas de alivio por una batalla ganada y una última ración de paella, llegó donde la mansión Smash esperaba ansiosa su presencia.

«Las cosas irán bien» le animó Zelda en su momento, sonrió elevando sus mejillas y envolviéndolo en un abrazo efusivo antes de cruzar el portal. Ciertamente el discurso de la princesa había durado muchísimo más de lo que las cosas tardaron en descomponerse en este nuevo destino. La paella se terminó a la par que las situaciones se tornaban difíciles en tierras lejanas.

Link y Pit.

Hyliano y ángel. Ahora volvían a ser desconocidos el uno con el otro.

La vida (o quizás el mismo Master Hand) fue amable al juntarlos nuevamente en competencia. Pero la familiaridad quedó atrás, pues en alguna instancia de las presentaciones el azul cobalto de Skyworld se apagó en cuanto el verde se extinguió de su vista; el celeste pulcro cambió su panorama de Ordon y calabazas anaranjadas, detalles perpetuos que se suplieron por Hatelia y manzanas rojas. 

Pit se hirió a sí mismo. Jamás pensó que el color del cielo, donde había disfrutado tanto estar, durante esa puesta de sol fuese el causante de aquel vacío irreparable.

Pudo haber sido la conmoción del momento, la sobrecarga de recuerdos poblando su nostálgico raciocinio y los rayos brillantes detrás de sus ropajes y cabello rubio; Link, quien se presentaba con vergüenza ante todos, notó la curiosa mirada del castaño en sí mismo. Su luna se había posado en su sol.

Después de ese día, Pit lo ignoraba.

Marth y Ike yacían preocupados repartiendo sus abrazos lamentablemente cariñosos en la calidez de sus alas, ¿qué más hacer si no eso? Pit estaba roto, la chispa de su mirada se eclipsó rápidamente, y Link... Link definitivamente tardó muchísimo más en acabarse su paella casera que el tiempo récord que le costó arruinar la vida de un desconocido.

Hatelia se preocupaba, en silencio había aceptado la apatía de su compañero. Si bien los adornos de oro y ojos azules estaban acostumbrados a iniciar con el pie izquierdo, nunca creyó que lo pondría así nuevamente.

Una tarde de reflexión e introspección fue detonante para su próximo paso. 

¿De verdad era necesaria su presencia? Habían pasado insignificantes dos semanas con los iris de Pit clavados en sus acciones. Sus miradas; groseras e inoportunas, le decían que huir de nuevo a casa sería lo mejor, así podría volver a cocinar en las fogatas y hacer viajes largos a los demás poblados... Era tentador.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐆𝐨 𝐃𝐚𝐫𝐤 || 𝐏𝐢𝐧𝐤 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora