Bloodstream • Lipsoul •

Capítulo 7: Cuantos más, mejor

Jinsol dijo "Hablaremos en la escuela". No dijo "Te saludaré y seré rara en todo lo demás".

Jungeun se sienta miserablemente en su clase de primera hora. Estaba preparada para que Jinsol se disculpara por su arrebato como suele hacer y entonces las cosas al menos parecerían bien pero no, no lo hizo. Jungeun la saludó mientras la chica parecía que iba a romperse por cualquier movimiento brusco, y lo único que dijo Jinsol fue "Hola. Siento lo de ayer ... No estoy de humor para hablar, lo siento". Y luego miró torpemente hacia el libro que les habían asignado para la clase, y que Jinsol nunca abre antes de la misma. Sí, eso no le da buenas vibraciones a Jungeun. Bueno, al menos Jinsol se disculpó esta vez. Eso es un paso.

Después de la clase, todavía nada. A Jungeun le da vergüenza admitir que, por una vez, su atención no estaba en la fantástica lectura de la hermana Elizabeth de cualquier libro que estén repasando en ese momento. Y lo dice en serio, esa mujer es muy buena en su trabajo. Pero no, Jungeun estaba demasiado concentrada en la estúpida, hermosa y terriblemente malhumorada Jung Jinsol que parecía querer invocar la ira de Dios sobre el mundo mismo. Jinsol parecía melancólica al comienzo del primer período, y Jungeun vio cómo se convertía en una ira apenas disimulada. ¿Con quién? Jungeun se imagina que es con ella misma pero... Jinsol no se disculparía ni le enviaría un mensaje de texto de antemano si ese fuera el caso. Por ahora, Jungeun se queda preguntando qué pasa dentro de esa hermosa cabeza rubia de su enigma de compañera de clase mientras la rubia sale de clase en silencio después de recoger sus cosas... ¿Amiga? No del todo... Conocida, eso funciona mejor por ahora.

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Aunque no está agradecida por que el universo le haya dado una conocida atractiva y terriblemente confusa, Jungeun está agradecida por estar dotada de muchas cosas para distraerse de dicha conocida.

Actualmente se dedica a su distracción y afición favorita: la natación.

En sus clases de gimnasia, sus profesores les dan libertad para hacer lo que quieran, ya que los alumnos se comportan sorprendentemente bien y tienen ganas de hacer actividad deportiva. Jungeun se alegra de no estar sola en ese afán. Le ha gustado nadar desde que era una niña, y algunos de sus recuerdos más entrañables giran en torno a ella y su madre conduciendo veinte minutos hasta la piscina pública más cercana. Cuando tenía unos 9 años, el regalo de Navidad de Jungeun fue una piscina en su jardín. No fue la mejor idea, ya que la pequeña Jungie casi se muere de frío después de hacer una bola de cañón en un clima helado. Aun así, fue el mejor regalo. Estuvo en el club de natación en la escuela secundaria, aunque Jungeun tiene dudas para unirse ahora. Supongo que por falta de compromiso. Preferiría salir con Jiwoo y Sooyoung después de la escuela. O con Jinsol... lo cual parece imposible ahora.

Jungeun se sacude los pensamientos y vuelve a sumergirse en el agua tras un breve descanso. Está intentando superar su propio récord: 500m en 9 minutos, cree que esta vez llegará a 8. La longitud de la piscina de la escuela es mucho mayor que la de su casa, y es el lugar perfecto para mejorar sus habilidades. Sus extremidades se deslizan sin problemas por el agua, inclinando la cabeza hacia un lado de vez en cuando para respirar mientras se esfuerza, con los músculos tensos.

Aquí no hay pensamientos innecesarios; sólo Jungeun y el agua. Es lo más liberador que puede sentir, y eso ha creado un gran amor en su corazón por la actividad. Una vez completadas las vueltas, Jungeun sale de la piscina y se sienta en el borde, mirando su cronómetro, afortunadamente resistente al agua. 8:26, maldita sea.

Normalmente, Jungeun se encuentra con uno o dos compañeros más en la piscina a la hora de la gimnasia. Sospecha que es porque la mayoría de sus compañeras no quieren el drama de cambiarse, mojarse, secarse y volver a la escuela como si no hubiera una toalla mojada metida en su taquilla. Son simplemente débiles. Sin embargo, Jungeun se anima al oír los pasos que golpean la baldosa mojada a su lado.