Red Connection • Soukoku • Finalizada

"Algo"

Era la pregunta que siempre lo acosaba, sobre todo en las noches. Y era una de las razones del por qué no había querido tocar el tema sobre su relación sin nombre.

Generalmente era un hombre que le gustaba poner en orden ese tipo de cosas lo más rápido posible. Siempre había sido bastante claro con sus parejas sexuales, diciéndoles que no buscaba una relación seria o algo que fuera más allá de una simple noche. Nunca andaba con rodeos, e incluso con Tsuneko fue así, y una vez que se dio cuenta que no podía sentir nada por ella, enseguida se lo hizo saber, diciéndole que no se sentía cómodo estando en una relación formal en donde los sentimientos no eran recíprocos; no era lo que él buscaba y tampoco quería que la mujer perdiera el tiempo con alguien que nunca la amaría.

(Las cosas no habían ido muy bien por la obsesión de Tsuneko, pero al menos Dazai había sido honesto con ella).

De todas formas, esto no estaba siendo fácil con Chuuya. Esto era completamente nuevo y desconocido para Dazai, no se trataba simplemente de sexo, no se trataba simplemente de "creer" que "podría" llegar a sentir algo más profundo por alguien (como había ocurrido con Tsuneko), se trataba de...

Ni siquiera sabía cómo describirlo.

Anhelaba tener algo con Chuuya pero... ¿Y si...?

¿Y si no era suficiente?

"¡Y por supuesto tú no podrías ser feliz con un tipo que ni siquiera es capaz de ver el hilo que tanto adoras! ¿Cierto, Chuuya?"

Un ladrido lo sacó de su espiral de pensamientos, y fue entonces cuando Chuuya se volteó en su dirección.

El pelirrojo sonrió con cierta culpa.

—Dazai... Buenos días, yo... Lo siento ¿Estábamos siendo demasiado ruidosos?

Dazai negó con un movimiento de cabeza; aún no sabía qué decir.

¿Cómo debería abordar la situación?

No tenía ni la más mínima idea, y Chuuya debía tener muchas preguntas con respecto a los acontecimientos del día anterior.

Bien... El momento de poner todo en orden debía llegar en algún momento. Pero primero que todo...

—Buenos días, Chuuya —saludó con una suave sonrisa mientras caminaba hacia el susodicho para revolver cariñosamente el cabello rojizo.

Baki ladró con entusiasmo al ver a su dueño acercarse.

—Buenos días para ti también, dios de la calamidad.

De un salto bajó del regazo de Chuuya y corrió hasta los pies de Dazai para mirarlo con ojos brillantes mientras lloriqueaba un poco.

—¿Le sucede algo? —preguntó Chuuya con preocupación.

Dazai soltó un bufido indignado.

—Nada malo. Solo está siendo manipulador. —Se encogió de hombros—. Baki, a la habitación. Enseguida voy por ti.

La orden fue recibida y el cachorro enseguida partió corriendo a la habitación en donde estaban sus cosas.

Chuuya no dejaba de asombrarse del control que podía tener Dazai con Baki.

—¿Cómo te sientes? ¿Aún duele mucho? —preguntó con cautela mientras tomaba asiento en el sofá, al lado de Chuuya.

El pelirrojo negó con la cabeza.

—No siento que haya sido un corte demasiado profundo. Se siente un poco molesto y la piel se siente tirante pero supongo que está bien —aseguró con una pequeña sonrisa.