ENIGMA

2

Aaron Page no era alguien fácil de descifrar, mucho menos alguien fácil de describir. Ahora si contamos con el hecho que solo lo he visto un par de veces y desde una distancia prudente ya que no suelo acercarme a personas que cargan con un letrero invisible en el rostro de: Háblame y te arrojare a un maldito barranco.

Aaron era nuevo en el pueblo al igual que su padre, su llegada fue más que notoria no solo por el hecho de ser los nuevos residentes en el sitio, sino también porque llegaron junto a la exitosa abogada conocida como Margaret Hills, madre de Eira Hills y una de las mujeres más influyentes del pueblo.

Créanme que a mí también me tomó por sorpresa la noticia, Eira me había comentado que solo se trataba de un amorío fugaz de su madre. Y quién diría que aquel "amor fugaz" se convertiría en un estrecho y formal matrimonio, dando pie a que Matthew Page legalmente se convirtiera en el nuevo Señor Hills, cosa que mi amiga no tomó con gracia, de hecho aborrecía la idea de compartir casa con ellos.

—Te lo dije, te dije que había algo mal con él —repitió por tercera vez Eira.

—Igual no tenemos nada con que incriminarlo —murmuré quitándome el impermeable de mala gana.

Eira se giró con agresividad.

—¿Salir a escondidas para enterrar no sé qué cosas en el bosque no es nada, no te parece raro? —me preguntó.

—Claro que me parece extraño, pero....

—Pero claro que es extraño, es más ni siquiera sé qué hacemos aquí, deberíamos estar hablando con la policía ahora mismo—comentó Eira muy apasionada por la idea.

¿Policía?

—No tenemos pruebas, tal como dijiste, si acusamos sin pruebas solo quedaremos como unas locas acosadoras —le recordé.

—¿Entonces qué hacemos?

Encogí un poco los hombros mientras tomaba asiento junto a ella. —¿Y si hablas con Margaret?.

—Ya lo intenté y fue un fracaso rotundo, según ella Aaron solo es alguien un poco retraído que necesita adaptarse —explicó hundiendo ambas cejas. —Adaptarse ni una mierda, hay algo mal con él, y tú lo acabas de notar.

—¿Y si le contamos lo que vimos hoy?. Ya sería otra versión.

Ella negó con fastidio. —No, ella no puede saber que seguimos a Aaron, pensaría que es algo personal contra él y desecharía por completo la parte donde lo vimos adentrarse a un maldito bosque a mitad de noche.

Hundí las cejas con confusión.

—¿Ahora qué? —le pregunté.

—No sé, de seguro nos vio, aunque no creo que haga algo al respecto, eso implicaría revelar que estaba haciendo algo ilícito —comentó con algo de humor antes de recostarse en mi cama y taparse el rostro con una almohada.

—Puede que no nos viera, estaba muy oscuro, es obvio que sabe que alguien lo siguió pero tal vez no sabe quién lo hizo —comenté.

Eso pareció interesarle a Eira ya que formó un gesto con la mano para que siguiera hablando.

—Y como no sabe quién lo hizo, eso nos permite acercarnos a él para encontrar pruebas sin que sospeche nada. —expliqué y ella arrojó la almohada para mirarme.

—Pero esa es solo una idea, tal vez si nos vio. —le recordé.

—Eso lo sabremos mañana. —respondió con una mirada decidida ante el plan que acababa de formular.

—¿Y cómo planeas acercarte a él? Digo será fácil, ¿No?, viven en la misma casa.

Negó. —Ni siquiera nos dirige la palabra a mí y a Margaret, siempre anda por la casa con cara de culo. Además creo que sospecha que sé sobre sus salidas nocturnas.

—¿Entonces?

—No sé, tal vez pueda...

Se detuvo por completo en su explicación y giró de golpe para mirarme con un brillo en los ojos.

—No —negué

—Vamos, en mí no confiaría —explicó.

—¿Y qué te hace pensar que en mi sí?

Me recorrió con la mirada y añadió. ­­­—Pues fea no estas.

—Oh, gracias —la mire con fastidio mientras tomaba asiento.

—Vamos no te hagas la tonta, no puedes negar que llamas la atención del sexo masculino.

—¿Desde cuándo?—pregunte ceñuda.

Eira rodo la mirada antes de responder. —Desde siempre Ciara, pero estas ciega y no te das cuenta.

Sacudí la cabeza y volví al tema anterior. —La respuesta sigue siendo no.

—Ciara.

—No —negué recordando todo lo sucedido hace un par de horas.

—Ciara.

—Joder, no.

—Como tú lo dijiste, técnicamente no estaba haciendo nada incriminatorio.

—¿Y no crees que es algo riesgoso? —hablé mordiendo mi labio inferior con nerviosismo, era un viejo habito.

—Jamás dejaría que te pasara algo, lo prometo. Además solo buscaremos las respuestas necesarias y del resto se encargará mamá con su hijastro "retraído".

Suspiré con cansancio aun sin darle una respuesta. Antes de adentrarnos en una lluvia de ideas o planes por parte de Hills, le exigí que primero plantaríamos el terreno para saber si valdría la pena intentarlo o solo sería una pérdida de tiempo, y con pérdida de tiempo me refería a que Aaron era una persona que parecía repeler todo tipo de contacto amistoso con las personas que lo rodean, ¿Qué le hacía pensar a Eira que me permitiría acercarme a él?.

Pensé que tal vez mañana sus ideas se esfumarían y todo volvería a la normalidad, yo solo rogaba que ya hubiera desechado aquel plan o que en todo caso decidiera dejar las cosas como estaban.

Pero al día siguiente sucedió algo que había dejado conmocionados a todos en el pueblo.

Cuando el cadáver de Thomas Blaise fue encontrado en el rio la mañana del martes, fue algo que nadie vio venir, cuando los primeros reportes se escucharon en las noticias matutinas, todos pensaron que lo había atacado un animal salvaje, ya que era casi impensable que algún miembro de la comunidad pudiera hacer algo así de horrible.

Según los informes de la policía el cuerpo no presentaba agresiones sexuales pero contaba con heridas en el abdomen y cara, en total había sido apuñalado 20 veces; al principio se creía que aquella había sido la causa de muerte, pero la verdad era que Thomas había muerto por asfixia.

Los periódicos del pueblo no perdieron tiempo en escribir títulos amarillistas y sacar a la luz como los restos del chico habían sido encontrados. Ese día ni siquiera había logrado dormir en toda la noche.

No dejaba de preguntarme si todo esto era real.

¿Thomas Blaise estaba muerto?