Capítulo 9: Cavernícola

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—Él insultó a mi padre. —me crucé de brazos y fue entonces cuando me reparé de algo importante— A todas estas, ¿Cómo él conocía a mi padre?

Ella ladeó la cabeza, dejando de mirar con desespero el líquido oscuro que salía de la máquina hacia un vaso de cristal.

—¿Cómo no hacerlo cuando el señor Smith ha sido una de las leyendas de esta empresa?

Casi me atraganto como mi propia saliva.

—¿Mi padre trabajó aquí?

Sabía que mi padre había sido un gran gerontólogo biomédico en su época. Nunca supe en qué lugar ejercía su profesión, porque se pasaba todos los días encerrado en el sótano y en la noche subía a pasar tiempo con nosotras (momento que yo aprovechaba para visitar a Eisherz) Pero como nunca se mencionó un lugar de trabajo, pensé que su profesión era esa: la de un científico obsesionado con un experimento en específico.

Nunca me imaginé que él hubiera ejercido en Alcor.

—Me sorprende que no lo sepas siendo su hija. —la mujer giró la cabeza y detuvo la maquina cuando el vaso estaba medio lleno— Por cierto, —me extendió la mano— soy Loren, la chica de los recados.

—Yo me llamo Madison. —le correspondí el saludo.

—Lo sé. —añadió sonriente.— En cuanto le lleve el café al Señor Beckham te doy un recorrido por la empresa y te indico tu lugar de trabajo.

—Ojalá que se queme con su café... —murmuré en un tono bajo pero amenazante.

—¿Perdón?

—Oh, no me refería a ti. —me di cuenta de que no había especificado.— Sino al cavernícola.

Loren sonrió.

—Te aconsejo que no le sigas llamando así al director, sino quieres que tu primer día sea el último.

—Eso va a estar difícil.

—El señor Beckham no es tan malo. —inquirió ella revisando su reloj— Ahora regreso, espera ahí.

Me senté donde me había señalado y saqué mi teléfono del bolso, para entretenerme en algo mientras volvía. Ojalá Eisherz tuviera móvil para poder charlar con él. Me inquietaba tenerlo tan lejos.

Normalmente nos separábamos máximo una hora cuando yo salía al super para hacer las compras de la semana. Pero esto era diferente.

Mientras revisaba la lista de mis contactos tanteando sobre a quién iba a joder tan temprano, visualicé el número agendado como "Casa de mi tía" Había olvidado por completo que podíamos usar el teléfono inalámbrico para comunicarnos.

<¿Eisherz sabrá usarlo si quiera?>

Bueno, por probar no pasará nada. Me coloqué el teléfono en la oreja luego de presionar el botón de llamar.

Solo sonó dos veces antes de que respondieran.

Eso fue rápido.

—Funeraria "El Muerto Adentro" a su servicio. —esa era su voz, indudablemente— ¡Mátelos y entiérrenlos! No se admiten muggles. ¿En qué podemos ayudarlos?

—¿Eisherz? —inquirí, reprimiendo una sonrisa.

—¡Madison! —vociferó, y casi que me lo imaginé dando una vuelta en el aire. De pronto su tono de voz cambio.— Oh, es Madison. ¡Es Madison!

—Sí, soy yo. ¿Pasa algo?

—¿Qué si pasa algo? Por supuesto que no. ¿Por qué tendría que pasar algo? Todo está muy tranquilo. Nada raro. Todo normal.

EisherzWhere stories live. Discover now