¡A la mierda! Para que tengo ovarios si no los voy a usar.

-¡He venido porque Vivien está enojada conmigo y no sé qué hacer lo siento ya me voy!-grito sin pausas, abriendo la puerta de par en par-¿Edmund?-digo, con el ceño fruncido. Sinceramente no sé qué esperaba encontrar apareciendo un sábado en su vida, pero en definitiva no era esto.

Edmund estaba sentado frente a su inmenso computador. Sus orejas iban cubiertas por unos audífonos último modelo, y toda su concentración estaba puesta en ese videojuego de disparos. Los consecutivos "piu piu piu" me martillaron la cabeza.

-¡Pero Tai! ¿Eres idiota? ¿Olvidaste los tres pasos para llegar a la victoria? Repite después de mí: ¡Dispara, mata, vence!

-Es que yo...

-¡Dispara, mata, vence!

-Eso hago, idiota-responde Tai-disparo, mato, y...

-¡Nos haces perder la partida!-replica Edmund, enojado.

-¡Era un francotirador! Seguro te hubiera matado a ti también-se defiende Tai.

Edmund seguía descontento.

-Oye, Brad, ¿Lo sacamos de nuestro equipo?

-Yo creo que sí-apoya Brad-. Hey, Will, ¿Sacamos a Tai del equipo?

-No sé que están esperando-Will se ríe.

-¡No pueden sacarme!-exclama Tai.

-Tai, ¿Últimas palabras?-Edmund también se ríe.

-Los odio a todos-dice Tai, rencoroso-. Tienen los días contados.

-¡Edmund!-le llamo, cruzada de brazos como una madre que acaba de recibir las malas notas de su hijo.

Él voltea, primero mirando mi presencia con mucha sorpresa, pero rápidamente me sonríe. ¡Oh, soy una perdedora! ¿Cómo puede arrebatarme todo el enojo con una sonrisa?

-Meteorito Furioso, ¿Ha pasado algo?

-Lo sabrías si hubieras respondido a mis veinte llamadas.

-Fueron cinco.

-¡Ah, infeliz! ¿Por qué no atendiste? ¿Tienes ganas de morir?

-Estoy jugando-dice, como si eso lo explicara todo.

-Hombres, todos son iguales. Ninguno sirve-me acerco a su colchón, tomo una almohada y se la tiro a la cara.

-Maine, ¿Me esperas cinco minutos? Voy a terminar de sacar a Tai de la partida y podrás castigarme todo lo que quieras.

Me siento en el colchón.

-Apúrate.

-Te ves linda ahí sentada. Me trae recuerdos-se atreve a guiñar el ojo y vuelve a su mundo de los videojuegos.

Con las mejillas enrojecidas ante mis perversos recuerdos espero, de verdad espero pacientemente un minuto entero, luego comienzo a desesperarme, y muy pronto ya estoy dando vueltas por la habitación.

-Vivien está enojada conmigo, ¿Debería disculparme?

Edmund, sin despegar la mirada de la pantalla, responde:

-Si.

-Pero yo no hice nada malo, ¿Cierto?

-Cierto.

-Pero herí sus sentimientos.

-Ujum.

-¿Es tan malo ver animes en español?

Más allá de este mundo (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora