334 44 40
                                    

So many nights I thought it over
Told myself I kind of like him

Takemichi no era alguien que supiera mucho del amor, al contrario, era un tema que no sabía cómo tratar en lo absoluto. Incluso tras haber mantenido una relación durante casi un año y medio, que había sido acabada hace ya un par de meses, él era un pionero en todo lo que tuviese que ver con sentimientos románticos y cariñosos.

No tenía ni la menor idea de cómo expresarlos, porque no encontraba las palabras o acciones correctas que consiguieran envolver todo lo que pasaba por su mente y corazón. También solía confundirlos habitualmente, siendo incapaz de distinguir entre simple cariño amistoso y ese que iba un poco más allá.

Esto le había costado su único noviazgo que, por suerte, fue terminado en buenos términos (demasiado buenos a su parecer). Estaba seguro de que Hinata Tachibana era el amor de su vida, la persona con la que deseaba compartir el resto de sus días, pero su corazón no pensaba lo mismo que su cerebro.

La chica, completamente flechada por el rubio, había notado que el amor en los ojos de Takemichi no era el mismo que ella le profesaba sin condiciones, así que simplemente se lo hizo saber. El chico se sorprendió al oír sus palabras, cargadas de tristeza pero disfrazadas de comprensión. Sólo cayó en cuenta de esto un par de semanas después, tras preguntarse el porqué su pecho no dolía tanto como debía ser, y pensando en que quizás la chica tenía razón.

Mantuvo su vida habitual después de eso.

Salió con sus amigos tanto como hacía antes, metiéndose en peleas que no deseaba y siendo golpeado por todo y nada a la vez.

Cuando conoció a Manjiro su corazón dio un vuelco, rebosante de felicidad y entusiasmo, acompañado por las tiernas mejillas rojas de Takemichi y ojos azules más brillantes que nunca.

Creyó conocer lo que era el amor por primera vez.

Pensó en decírselo, un montón de veces, sacar ese sentimiento que tango le pesaba en los hombros y en el pecho de una vez por todas, haciendo partícipe de su vida al causante de ellos. Pero no pudo hacerlo.

Tenía miedo de repetir la misma historia que tuvo junto a Tachibana, porque lo que menos deseaba era herir sentimentalmente a su nuevo amigo. Así que decidió mantenerse al margen, pasando noches en vela y tardes completas en las nubes, indagando en su mente; buscando respuestas a las interrogantes que tenía sobre sus sentimientos.

Intentó ser lo más cauteloso posible, evitando el contacto directo con Manjiro a solas, siempre procurando que si necesitaban mantener algún tipo de cercanía, habría alguien más con ellos. Le ponía nervioso de sobremanera el tener que pasar mucho tiempo junto a él.

Pero ahora debía olvidarse de ese estúpido código de reglas que se había inventado, porque el verlo llorar desconsolado le partía el alma y el corazón.

Draken acababa de salir de una cirugía y casi no lo lograba. Takemichi sabía lo mucho que él significaba para Manjiro, así que se sorprendió al verlo tan tranquilo en la sala de esperas, sin rastro alguno de temor o incertidumbre sobre lo que ocurriría dentro del quirófano. Pero ver como las gruesas lágrimas caían por sus mejillas, empapando su rostro ligeramente rojo y completamente arrugado por el llanto, era más de lo que podía soportar.

Se acercó a él a pasos lentos y cautelosos, esperando advertirlo con su presencia antes de llegar a su lado, sólo el más bajo determinaría si quiere ser consolado por él o no. Si la respuesta era negativa, Takemichi daría la vuelta y se marcharía de ahí, cargando en sus hombros la promesa silenciosa de hablar con él después, cuando todo se calmara un poco.

We could be enough • TakemikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora