19. vestidos de tul.

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- ¿viene a mamá?- preguntó la niña retomando el brillo en los ojos

- no, amor. Mamá viene el fin de semana.

- entonces...- rodó los ojos pensando- ¡es Nat!

Y ambos corrieron escaleras abajo, seguidos por su madre que les gritaba desde atrás que no abrieran la puerta. Pues no entendía como habían llegado a tal conclusión.

- eres Nat a que sí ¿no?

- sí- fue su voz la que resonó detrás de la puerta, y su cara, cansada y ojerosa, la que apareció cuando Ander la abrió.

-hola- saludo con una sonrisa tenue.

-Nat ¿que haces aquí?

- me enviaste un mensaje

- yo no...- alba de giró a ver a Olivia y Ander que miraban hacia todos lados menos a ella.

- ah ya veo... de todas formas les prometí que vendría a peinarles para el cole.

- ya hablaremos de esto vosotros y yo ¿eh?- sentenció la madre.- Nat ¿Quieres un café?- dijo, quizás con un tono un poco más compasivo de lo que pretendía.

- del uno al diez, ¿cuanta cara de muerta tengo?

- igual un siete y medio.

- jo, pues qué generosa.

- ¡Nati tiene un cero de cara de muerta!-  se escandalizó Olivia- tiene un nueve, nueve, nueve, nueve de cara de guapa ¿a qué sí?

- ya, amor, lo digo porque s eve cansada. si Nat es guapísima... y tú y tu hermano y todos somos guapos y guapas...

- ya hemos endido, Albi- se rió Natalia pues había entrado un poco en pánico.- bueno, ¿a quien primero?

- ¡a mí!- levantó la mano la de rizos.- Nati, mira lo que me ha hecho andi- le mostró su brazo tatuado.

- pero que guay.

- son tatus igual como los tuyos.

Natalia parecía ser una de las pocas personas en el mundo capaces de domar los rizos de Olivia y convertirlos en dos trenzas que parecían ser capaces de resistir la jornada escolar completa.

- estas guapísima, cariño.- dejó su madre muestras la niña veía su reflejo en cristal del microondas.

- mami...- se volteó a verla- de verdad quería ponerme el vestido de bailarina.- volvió a sacar el tema.

- lo sé, cariño. Entiendo que sientas desilusión pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Mañana va a estar ¿está bien?

- vale- suspiró.

- ¿vestido de bailarina?- preguntó a Alba mientras comenzaba a armar una coleta con el pelo del niño que él ya había cepillado mientras esperaba su turno.

Ander había pedido una simple coleta, algo que Alba hacía casi a diario, pero estaba empecinado en que lo hiciera la morena.

- el tutú que tenían ayer, que quiere ponérselo todos los días y pues no se puede.

Natalia asintió y esperó a que el niño también saliese de la cocina para hablar.

- yo tengo algunos de cuando era pequeña. Deben estar repletos de polvo. Llevan años guardados pero si quieres puedo traerlos. Seguro que tengo alguno parecido.

- ¿segura que no te los quieres quedar?

Natalia enseguida negó con la cabeza.

- iba a deshacerme de ellos de todas formas. Déjame buscarlos y cuando querais, los traigo.

nómada Where stories live. Discover now