- ¿viene a mamá?- preguntó la niña retomando el brillo en los ojos
- no, amor. Mamá viene el fin de semana.
- entonces...- rodó los ojos pensando- ¡es Nat!
Y ambos corrieron escaleras abajo, seguidos por su madre que les gritaba desde atrás que no abrieran la puerta. Pues no entendía como habían llegado a tal conclusión.
- eres Nat a que sí ¿no?
- sí- fue su voz la que resonó detrás de la puerta, y su cara, cansada y ojerosa, la que apareció cuando Ander la abrió.
-hola- saludo con una sonrisa tenue.
-Nat ¿que haces aquí?
- me enviaste un mensaje
- yo no...- alba de giró a ver a Olivia y Ander que miraban hacia todos lados menos a ella.
- ah ya veo... de todas formas les prometí que vendría a peinarles para el cole.
- ya hablaremos de esto vosotros y yo ¿eh?- sentenció la madre.- Nat ¿Quieres un café?- dijo, quizás con un tono un poco más compasivo de lo que pretendía.
- del uno al diez, ¿cuanta cara de muerta tengo?
- igual un siete y medio.
- jo, pues qué generosa.
- ¡Nati tiene un cero de cara de muerta!- se escandalizó Olivia- tiene un nueve, nueve, nueve, nueve de cara de guapa ¿a qué sí?
- ya, amor, lo digo porque s eve cansada. si Nat es guapísima... y tú y tu hermano y todos somos guapos y guapas...
- ya hemos endido, Albi- se rió Natalia pues había entrado un poco en pánico.- bueno, ¿a quien primero?
- ¡a mí!- levantó la mano la de rizos.- Nati, mira lo que me ha hecho andi- le mostró su brazo tatuado.
- pero que guay.
- son tatus igual como los tuyos.
Natalia parecía ser una de las pocas personas en el mundo capaces de domar los rizos de Olivia y convertirlos en dos trenzas que parecían ser capaces de resistir la jornada escolar completa.
- estas guapísima, cariño.- dejó su madre muestras la niña veía su reflejo en cristal del microondas.
- mami...- se volteó a verla- de verdad quería ponerme el vestido de bailarina.- volvió a sacar el tema.
- lo sé, cariño. Entiendo que sientas desilusión pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Mañana va a estar ¿está bien?
- vale- suspiró.
- ¿vestido de bailarina?- preguntó a Alba mientras comenzaba a armar una coleta con el pelo del niño que él ya había cepillado mientras esperaba su turno.
Ander había pedido una simple coleta, algo que Alba hacía casi a diario, pero estaba empecinado en que lo hiciera la morena.
- el tutú que tenían ayer, que quiere ponérselo todos los días y pues no se puede.
Natalia asintió y esperó a que el niño también saliese de la cocina para hablar.
- yo tengo algunos de cuando era pequeña. Deben estar repletos de polvo. Llevan años guardados pero si quieres puedo traerlos. Seguro que tengo alguno parecido.
- ¿segura que no te los quieres quedar?
Natalia enseguida negó con la cabeza.
- iba a deshacerme de ellos de todas formas. Déjame buscarlos y cuando querais, los traigo.
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nómada
FanfictionAlba lleva una vida tranquila y estable, un trabajo, un hijo y una hija. Natalia nunca está demasiado tiempo en el mismo sitio. Hasta ahora.
19. vestidos de tul.
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