Capítulo 16: Solitarios

4.7K 363 19
                                    

Capítulo 16

ÉRIKA (P.D.V)

- ¿Tu novio? -Preguntó Hugo nada más cerrar la puerta de la habitación tras de si.

Sonreí tensa. Sabía que este momento llegaría.

- Es lo único que se me ocurrió decir para que Avalanna no llamase a la policía.

- ¿Te das cuenta de lo que hiciste? ahora tendré que comportarme como tu novio cada vez que salgamos por ahí con esa gente.

Estaba furioso. Tenía la vena de la frente hinchada.

- ¿Qué más te da? tampoco es tan difícil, únicamente tienes que ponerme el brazo por encima de vez en cuando y ya está. Tampoco hay tanto problema.. no sé, digo yo.

- ¿Qué no hay problema? esa chica pelirroja nos invitó a ir con ella y con su amigo a una discoteca.. ¿me quieres decir que se supone que voy a hacer? no voy a poder ligar absolutamente con nadie porque debido a tu genial idea, ahora soy tu novio. Me voy a pasar todo un mes aquí haciéndome pasar por tu novio y sin poder ligar con nadie -Gritó.

- ¿Por qué te alteras tanto?¿a caso eres un puto ninfómano? -Yo también me había cansado- has estado ligando prácticamente todos los días de tu vida desde que naciste, ¿te has visto? así que no me digas que no puedes estar un mes sin ligar con nadie porque vamos.. ¿sabes cuanto hace que no ligo yo? será mejor que no te lo diga. No quiero que te rías de mi.

Soltó un fuerte suspiro y se sentó en el sillón más próximo a él. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.

- ¿Se puede saber qué haces ahora? -Pregunté después de un minuto de silencio.

- Intentar tranquilizarme. Me he alterado por nada cuando sé perfectamente que lo has hecho por mi bien -Dijo sin abrir los ojos.

Sonreí sin que me viese y me senté en el sillón delante de él.

- ¿Amigos? -Pregunté tímida.

Él abrió un ojo y se me quedó mirándo fijamente.

- Yo no tengo amigos. Y siento decirte que tu no serás la primera cuando decida tener alguno.

Sonreí ampliamente.

- Mejor.. yo tampoco tengo y sería muy triste que tu fueses mi primer y único amigo.

Ambos reímos y nos quedamos en silencio, cada uno pensando en sus cosas.

El mundo de la mafia  era un mundo muy solitario y Hugo y yo somos el claro ejemplo de eso. Aunque Hugo fuese muy popular entre las mujeres y fuese el mejor entre los mafiosos italianos, él mismo lo había dicho: no tenía amigos. Y lo mismo pasaba conmigo, era  alguien muy famosa en la mafia, pero a diferencia de Hugo, yo lo era por ser la hija de Kathia Benedetti y no por algo que yo haya hecho. A pesar de todo, yo tampoco tenía amigos.

- ¿Alguna vez has pensando en dejar la mafia? -Pregunté.

Ahora abrió los dos ojos y me miró más intensamente que antes.

- Nunca.

Su respuesta había sido clara y firme. Al parecer, yo era la única que se quería alejar de ese mundo de destrucción y dolor.

- ¿Por qué? 

- ¿Por qué, qué? -Preguntó después de soltar un profundo suspiro.

- ¿Por qué nunca lo has pensado? 

- Me gusta lo que hago, Érika. Al igual que le gusta a mi familia, a los aliados de mi familia y además, también a tu familia.

Sonreí tristemente. Sí, yo era la rara.

- No lo entiendo. No entiendo como es posible que haya gente a la que le guste el sufrimiento de las personas. Realmente no entiendo como es que después pueden dormir tranquilamente sabiendo que hay alguien que va a recibir una llamada diciéndole que su hijo, su hermano, su marido.. está muerto. Cuando fui creciendo y empecé a tomar conciencia de las cosas que hacia mi familia.. empecé a tener pesadillas. Iba con miedo por la calle por si acaso por un ajuste de cuentas, yo muriese al igual que habían muerto las personas a las que había matado mi familia.

Y tras esas palabras, por primera vez, vi un gesto de humanidad en Hugo: pena. Pero fue algo que duró solo un segundo, pues tras pestañear, ya ese gesto no estaba en su cara.

- No puedo decirte con exactitud por qué nunca lo he pensado. Esta vida es algo que llevo viendo desde que nací. Nunca nada ha hecho que me arrepienta de haber matado a una persona o de haberla torturado,porque simplemente en mi familia las cosas son así. Nunca he sentido nada parecido al remordimiento. Jamás. 

- Entonces es lo que me temía -Reí bajito.

- ¿El qué?

- Que estás muerto por dentro.

Soltó una risa que sonó bastante sincera.

- Es posible que lo esté. 

- Pues entonces lo siento mucho, jamás aprenderás lo que es el remordimiento.

- No es algo bueno, y eso es lo único que tengo que saber. ¿Qué tiene de bonito estar arrepentido por algo? es mejor hacer las cosas y después estar bien con ello. No hay errores, no hay sufrimiento.

- Puede que no haya sufrimiento para ti, pero los hay para alguien más -Me estaba empezando a enfadar.

- Érika, puede que intentes cambiar mi forma de pensar respecto a la mafia para que así te deje en paz, pero siento decirte que eso no va a funcionar. En un mes vamos a volver a Italia quieras o no, no malgastes tus fuerzas intentando que deje de pensar como pienso. Me gusta lo que hago y punto. Déjame en paz -Susurró antes de levantarse y meterse en su habitación para,acto seguido, cerrarla de un portazo.

<Bueno, tenía que intentarlo> 

Me levanté y me fui a la ducha. Había sido un día muy largo.

¡Al diablo! te conseguiré rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora