—Cada vez que nos topábamos algo reptaba por mi piel.

—Yuu, ¿cómo una serpiente? —Sin poder evitarlo, soltó una pequeña risa ante la imagen que se le formó en la mente.

—Pero en el buen sentido —una lengua se le deslizó por debajo de la nuca y se le atragantó el aliento—, algo que no me dejaba estar en paz ni apartar la mirada de este chico que antes tenía los ojos en mí, pero que ya no me veía ni de soslayo.

—Macduff, ya somos adultos, tú mismo lo mencionaste, hemos crecido —comentó en medio de un jadeo—. Ambos hemos estado con personas desde entonces...

—¿Estás con alguien ahora?

No, estaba solo. No había conseguido establecer una relación fija, salía y entraba de estas, pero no perduraban. No se confesaría la razón ni siquiera a sí mismo.

—No es de tu incumbencia. —La frente de Macduff cayó sobre su hombro—. Solo es una calentura lo que tienes o ¿me dirás que estás enamorado?

Una risa amarga le brotó desde el centro del pecho semejante a que se calvara un puñal el mismo, tan solo para recordarse cuánto dolía.

—Lo único que tengo en claro es que no puedo dejar de pensar en ti.

—Pues... nunca hemos comenzado nada y no tengo intención de hacerlo ahora. No te perdonaré esto. —Con cada gota que le restaba de energía, plantó las palmas sobre el muro, empujó hacia atrás y se liberó del ser sensual que conseguía que cada fibra del ser le ardiera—. Lo que me dijiste hace catorce años se resignifica con tu comportamiento actual, lo empeora aún más.

Pronto un brazo lo rodeó por la cintura y una mejilla se pegó a la suya.

—¿No podemos borrar lo sucedido?

—La historia nos enseña a no caer en el mismo pozo dos veces. Así que... ¡suéltame!

Le dio un codazo contra las costillas y el aprisionamiento de los brazos se desprendió al instante.

—Espera —masculló Macduff a la par que se frotaba el costado—. Hagamos algo sobre eso. —Hizo un ademán hacia la entrepierna de Luke en la que se evidenciaba una clara erección.

—Ocúpate de ti, yo con esta lo soluciono en unos minutos. —Luke alzó una mano en alto.

El rostro del profesor se transformó y la furia se le plasmó en la mirada.

—No me será suficiente.

—Solo tienes curiosidad, pero tendrás que quedarte con las ganas —advirtió con una sonrisa cínica.

—Ya he experimentado bastante.

Luke se presionó el tabique de la nariz. Esa frase clavó aún más el puñal y el muy tonto, por más estudios que tuviera, no se percataba de cuánto le hacía sangrar el corazón esas palabras soltadas con ligereza.

—No sumas a tu caso.

—Creí que eras programador, no abogado.

En ese instante, la furia fluyó por dentro de Luke. A pesar de los años en que se conocían, Macduff apenas sabía algo de él.

—Soy diseñador de videojuegos.

—Luke...

—Me voy, Macduff. Mañana abstente de dirigirme la palabra.

—¿Vendrás? —preguntó con sorpresa y hasta podría asegurar que percibió algo de ilusión en la voz del profesor.

—Claro. Soy el mejor amigo de la novia. No me perdería su compromiso por nada.

Sin añadir nada más, salió de la habitación. Se apoyó contra la pared para recomponer el ritmo cardiaco y estar seguro de que no sufriría un paro ahí mismo.

Exhaló el aire que contenía y caminó hacia el cuarto de Regan. Tocó a la puerta y se asombró cuando Travis lo recibió con el torso desnudo.

—¿Sucedió algo? —cuestionó el rubio.

—Tengo que marcharme por la ventana.

—Ah, cierto. Había olvidado que eres como Peter Pan, entras por la ventana a buscar a tu amiga Wendy. ¿Dónde dejaste a Campanita?

Luke fijó la mirada en el hombre, la mitad de las veces no comprendía sus referencias, pero le llamó la atención la expresión tensa que traía y, hasta se podría decir, preocupada. Además, parecía un poco ensimismado.

—¿Estás bien?

Travis lanzó una carcajada que a Luke se le antojó amarga.

—¿Y tú?

Ninguno respondió. Travis se hizo a un lado y Luke pasó junto a él para adentrarse en el dormitorio. Vio que Regan dormía arrebujada en la cama como un gatito.

—Ninguno me explicó bien la relación que comparten y no estoy muy convencido de que deberían compartir cuarto. Tal vez, lo mejor sería que me quedara y garantizara la seguridad de mi amiga.

Travis volvió a reír de esa forma apagada.

—Después de lo que acabo de experimentar, estoy tan asombrado de mi propia contención como podrías estar tú.

—¿Lo que tienen es real?

—Pregunta difícil que me haces, chico.

—No lo es tanto, sientes algo por ella o no lo haces. ¿Qué la convierte en complicada?

—Si lo pones en esos términos, entonces, sí, tengo sentimientos por ella. Lo complicado es lo que hay alrededor de ello. Es como si un ovillo que se hubiera formado en torno a un corazón, solo que los hilos están cada vez más enredados y no encuentro la punta para ovillarlos. Me percato que con cada minuto que paso con Riddle, nuestra situación se embrolla aún más.

—No comprendo.

—Es que ni yo mismo lo hago. No entiendo al maldito destino y sus malditos artilugios. A ti te deberá suceder igual, Luke. Tampoco te ves bien y supongo que tú también has tenido que ejercitar tu contención con Campanita.

—No es ningún ser brillante.

—Ah, quizás sea un sapo, pero ya sabes cómo va el cuento. Con un beso y todo se repara. Lo bueno de estar vivos es nuestra capacidad de cambio, ¿cierto?

—Hablas demasiado encriptado.

—Riddle mencionó que lo de ustedes viene desde hace años. No puedo decir que mi futuro cuñado me caiga demasiado bien, pero te debes la oportunidad de darle una chance de explicarse y mostrarte que ha cambiado. Tal vez no sea un sapo que necesite un beso, sino una oruga que preciso de tiempo para convertirse en mariposa. Solo deberás descubrir sus alas.

—¿Eso opinas también de Regan?

—Ah, no, la situación con ella es diferente. Rid ya es una mariposa, pero que no sabe cómo salir de la crisálida. Está encerrada allí dentro a la espera de descubrir de que la fuerza para abrirse paso está dentro de sí misma. 

Colores ocultosWhere stories live. Discover now