02

1K 100 91
                                    

Sueña un sueño despacito entre mis manos
Hasta que por la ventana suba el sol
Muchacha piel de rayón
No corras más, tu tiempo es hoy

.・   ゜-: ✧ :-   ゜・.

Día a día los problemas en su relación iban siendo cada vez más. Si salía a comprar le tenía que avisar para no tener que aguantarse quejas cuando llegara.

Si lo veía sonreírle al celular enseguida pensaba que se hablaba con otra persona y que ya no lo quería. Porque aparte de ser celoso era manipulador y se ponía a llorar. Y ahí Mauro se sentía mal, pero solo por un rato porque cuando lo abrazaba, Matías dejaba de llorar enseguida y trataba de besarlo.

Ya estaba cansado. Hace semanas venía de mal en peor y lo único que podía hacer era aguantarse las ganas para no pegarle. Se sentía usado, sabía que Spalatti ya no lo amaba y él tampoco lo hacía, pero por alguna razón seguía ahí como si no se quisieran dejar ir. No lo entendía en lo absoluto.

Agarró su mochila dispuesto a irse a la facultad, pero cuando se encaminaba a la puerta en silencio, Matías apareció por la puerta de la cocina, impidiéndole el paso.

-¿Dónde vas bebé? Dijimos que hoy íbamos a ver pelis y a comer helado.

-Mati, tengo que ir a la escuela, voy todos los días dale.- Quiso esquivarlo pero el morocho se interpuso aún más en su camino, logrando que se choquen. -Dale Matías no es gracioso qué haces, dejame pasar que llego tarde.

-¿Te vas a ver a alguien no? Seguro al pelotudo ese que va con vos, ¿Tiago era?

-No Ignacio, voy a estudiar no a boludear ni a garcharme a nadie. Así que correte y dejame pasar porque lo que menos quiero es llegar tarde por tu culpa.

Estaba realmente enojado, no tenía porqué reclamarle algo que hacía hace ya dos años, y más sabiendo sus horarios a la perfección.

Matías notó su enojo al escuchar que lo había llamado por su primer nombre, cosa que no hacía hace mucho. Sus ojos se cristalizaron y se corrió un poco de la pasada.

Pero Mauro no sentió pena por él, al menos por ésta vez, aunque de todas formas cada vez sentía más miedo y rechazo hacia él.

Al salir de la casa pudo sentir como un peso se le salía de los hombros, como si dejara de cargar una pesada mochila. Pero aún así no pudo evitar llorar por el estrés que sentía a diario.

Las lágrimas fluían sin poder parar, aunque veía el instituto a una cuadra no podía dejar de hacerlo. Se estaba desahogando inconscientemente de algo que lo venía atormentado hace mucho.

-¿Mau? ¿Por qué lloras? ¿Te pasó algo, te lastimaron?

Vió a Tiago al frente suyo con una mirada de preocupación y solo pudo abrazarlo mientras se le escapaba una sonrisa.

Ya no le importaba llegar tarde a clases como hace un par de minutos, ahora solo quería que ese abrazo durara para siempre porque en aquellos brazos sentía cierta protección.

-¿Querés hablar?

Sintió como la respiración de Tiago chocaba en su cuello dándole cierto calor, mientras que él mojaba el de Pacheco con sus lágrimas.

Negó todavía abrazando a Tiago, era como si lo necesitaba a cada momento. Sentía que con un abrazo le bastaba.

-Vamos, vas a llegar tarde.

muchacho ojos de papel || litiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora