SUICIDE↷ Regulus Black

08---Asesina

—¿Qué? —preguntó aturdida—, ¿llevarme a casa?

—Recoge tus cosas, iremos a hablar con el director.

—No —dijo firme.

—¿No? —preguntó sorprendida su madre—, ¿cómo que no?, ¿sabes con quien estás hablando señorita?

—No quiero ir a casa, ni mucho menos contigo.

—No te dejaré aquí.

—Si eso harás, ¿por qué quieres llevarme a casa?

—Porque se que este año morirás, Gemma —le dijo con tono duro—, se lo mucho que ansias la muerte y sé que harás todo por conseguirla, este año en especial.

—Como si eso te importara.

¿Morir?, ¿acaso había escuchado bien?, ¿la madre de DeLuca había dicho..., morir?—. ¿Cómo que morirás? —preguntó sin poder contenerse. Todos los alumnos miraban la escena pendientes de lo que pudiera pasar— ¿Gemma? —la pelirroja y la platinada tenían una intensa batalla de miradas— ¡Gemma! —le gritó desesperado—, ¿a qué se refiere tu madre?

—Eres un idiota. ¿No podías guardarte tus comentarios?, ¿no podías evitar aparecer por aquí para hacer todo un espectáculo donde tú seas el centro de atención, como siempre? ¡Mi destino es morir, y que te quede bien claro, que eso es tu culpa!

—¿Morirás? —preguntó Sirius en la entrada del pasillo—, ¿de qué estás hablando y que hace tu madre aquí?

Regulus no pudo evitar preguntarse qué clase de pasado tenían ella y su madre como para que sus amigos también se sorprendieran negativamente.

—¿Gemma? —preguntó James, esperando una respuesta.

—He dicho que nos vamos.

—Y yo te he dicho que no. No iré a casa para que me mates igual que como hiciste con papá —el golpe resonó por toda la sala, Madison le había propinado un buen manotazo en la mejilla, dejándola roja y a ella con la cara volteada.

Gemma acercó la mano a su mejilla mientras veía a su madre quien tenía ojos furiosos y llenos de miedo, sabiendo que Gemma había revelado su más grande secreto.

—Yo misma te sacaré de aquí si hace falta.

—Quiero ver como lo intenta —dijo James poniéndose frente a Gemma, quien veía furiosamente a su madre—, señora DeLuca creo que está demás decirle que usted no es bienvenida aquí. Retírese por favor.

Gemma no esperó otra oportunidad y salió corriendo hacia su habitación, preguntándose seriamente qué diría Regulus a todo eso.

( . . . )

—¿Es mejor vivir..., o morir? —le preguntó a Regulus mientras ambos estaban sentados frente a la chimenea de la habitación del chico.

Regulus lo pensó, tenía nuevas cosas en que preocuparse, nuevas cosas que lo atormentaban, nuevas expectativas que cumplir, y estaba cansado. La muerte comenzaba a parecerle atractiva junto a la marca tenebrosa.

—Ambas —contestó.

—Decide una —se apoyó sobre sus codos y miró al chico, quien veía el fuego ardiente—, no puedes tener ambas.

—¿De verdad morirás?

—No me queda nadie Reg, mi madre es una asesina, mi padre está muerta y lo demás familia..., yo jamás existí para ellos.

—¿Yo no te importo? —preguntó a lo que la chica suspiró.

—Claro que sí, pero tú sabías muy bien a lo que te atenías cuando comenzamos a salir —Regulus la miró, encontrándose con la mirada triste de la pelirroja—, ese siempre ha sido mi destino.

—Me quieren marcar —dijo en tono bajo—, mis padres quieren marcarme.

Gemma tomó su mano y suspiró de nuevo, la marca tenebrosa era algo muy importante y algo muy maligno, algo que no tenía remedio.

—¿Tú lo quieres?

—¿Lo quiero? —se preguntó a sí mismo mientras veía el techo—. Es algo muy grande.

—Vaya, el hermano de Sirius Black se pasará al lado tenebroso, quien lo diría.

—No tenía idea de lo de tu madre —le comentó cambiando de tema—, ¿qué pasó?

Gemma suspiró de nuevo y se acostó en la alfombra negra, Regulus se apoyó en su codo y se recostó a su lado mientras la miraba y con la otra mano jugaba con un mechón de su cabello. La chica tenía la vista fija en el techo mientras jugaba con los bordes de su camisa.

—Mi padre era un zafiro también —sintió como un nudo se hacía en su garganta y se obligó a sí misma a no llorar. Estaba harta de llorar—, cuando mi madre ya no pudo hacerse cargo de él en la temporada tomó al decisión de que todo sería más fácil sin él.

Le sonrió tristemente y rápidamente volteó su vista de nuevo al techo, para evitar esos hermosos ojos grises que la miraban con tristeza.

—Lo lamento —le dijo dulcemente—, no me lo puedo imaginar.

—Me parte el corazón que..., —se sorbió la nariz y Regulus limpió una lagrima que había corrido por su mejilla rosada— que lo último que vio fue a mi madre lanzándole una maldición. Y yo ni siquiera pude despedirme de él —sollozó y suspiró con la voz quebrada, tratando de calmarse.

—¿No hicieron nada contra tu madre?

—A nadie le importan los zafiros, pensaron que era solo liberarse de una carga. No tenemos tantos derechos como ustedes, el estar en un colegio ya es un gran privilegio.

¿A qué se refería con eso?, ¿en Italia las cosas serían de una manera distinta?, ¿una manera donde si los tomasen en cuenta?. Aunque la comunidad de los zafiros se hacía más grande cada año y aún más, con Voldemort subiendo lentamente al poder, nadie más que los zafiros sabían con certeza que si alguno de ellos muriera nadie le echaría de menos, porque así lo veía la gente; hacerse cargo de un problema, librarse de una carga innecesaria que solamente ocupaba; tiempo, dinero y espacio.

—Te quiero —le dijo la chica mientras se acostaba de lado para ver a su novio—, se que tú también lo haces y perdóname por lastimarte.

—¿Lastimarme? —preguntó con el ceño fruncido—, Gemma..., obviamente me duele que lo que más desees en este mundo sea la muerte, pero haré todo por demostrarte qué hay muchísimas cosas que ver, muchísimas cosas que hacer, yo también te quiero y es por eso que trataré de mostrarte lo que es vivir.

Gemma no dijo nada y le sonrió tristemente, el chico tomó su mentón y fundió sus labios en un beso, sin saber que la chica frente a ella, no le daría el tiempo suficiente para hacer todo eso.