—¿No te gustó el café?

La voz de Chuuya lo sacó de sus pensamientos. Y cuando levantó la mirada, el pequeño pelirrojo lo miraba con preocupación.

Odasaku se mantuvo en silencio mientras tomaba un sorbo de su propio café.

Dazai le regaló una sonrisa tranquila.

—Está bien, Chibikko. Estoy más acostumbrado a tomar el que preparas tú, pero este no está mal tampoco.

Chuuya le dirigió una mirada inquisitiva y Dazai terminó por soltar una carcajada.

—Chuuya, no te preocupes. Solo estaba pensando en lo que tengo que hacer hoy.

La mirada azulina se aclaró. Él era siempre tan expresivo... todo lo contrario a Dazai.

—¿Hoy vas con Alcott-san?

Él asintió.

—En una hora y media aproximadamente.

Había veces en donde se reía de lo distintos que eran Chuuya y él. Hasta en el más mínimo detalle, si lo pensaba bien.

Chuuya era una explosión de colores y estaba lleno de vitalidad.

En cambio Dazai... era todo lo contrario.

Incluso sus vidas habían sido completamente diferentes.

(También estaba la diferencia de alturas, pero Dazai había decidido dejar dejar eso de lado por el momento).

Se preguntaba cómo es que dos personas tan distintas eran almas predestinadas. Pero tal vez de eso se trataba: de complementarse.

—Por cierto, luces algo decaído, Chuuya. ¿Estás bien?

El pelirrojo se sobresaltó ante la pregunta y con nerviosismo negó con la cabeza.

—Bueno, realmente... sí hay algo —admitió luego recordar que no le quería ocultar nada a Dazai—. Pero supongo que es algo bueno, así que está bien. No te preocupes.

En ese momento, la campanilla del lugar sonó, anunciando que más clientes acaban de llegar.

—Luego te contaré, ¿está bien?

Dazai asintió con una sonrisa satisfecha. Chuuya les dijo que lo llamaran si necesitaban algo, y luego fue hasta los clientes recién llegados.

—¿Cuándo piensas decirle que tú te hiciste cargo? —preguntó tranquilamente Odasaku.

Dazai se encogió de hombros.

—Cuando tenga todo listo, supongo.

—Mmh... —musitó Odasaku en aprobación.

—Por cierto, Odasaku. Gracias por ayudarme con eso también.

—No te preocupes. El otro día lo llevé al orfanato. Los niños lo adoraron y le dieron un respiro a Akutagawa.

Dazai rio.

—No me gusta la idea de tenerlo en un apartamento. Pero esa podría ser la dinámica durante estos meses hasta vacaciones de invierno.

—¿Vas bien con eso?

—Si. Shachou me está ayudando.

—¿Cuándo les dirás a Akutagawa y a Atsushi?

—Mmj... Será su regalo de navidad.

Oda sonrió. Dazai estaba empeñado en hacer cambios y dar sorpresas últimamente. A decir verdad, desde que Chuuya había aparecido se había vuelto más dinámico.

Red Connection • Soukoku • FinalizadaWhere stories live. Discover now