El capullo

4 2 0
                                    

Camino a tomar el tren noto a un chico que se me hace conocido, pero no recuerdo bien. 

— ¡La chica de los vegetales! — Gritó el desconocido, así es, el capullo del super mercado.

— Tú, otra vez. —Resoplé.

—No, que esto no ha sido planeado, simplemente voy camino a la universidad, tal vez tú me echaste de menos y decidiste buscarme. —Respondió, mirándome fijamente. 

Debo de admitir que es muy guapo, pero lo que menos necesito en este momento de mi vida es ligar. Aunque no se exactamente que quiere este chico de mi.

— Pero es que yo igual voy camino a la universidad, tienes un ego increíble.  —Si otra vez me permites, ando con prisa. —Respondí sacando mi tarjeta mensual.

Acá en España para andar en metro puedes comprarte un boleto normal, pero yo prefiero tener una tarjeta con viajes para todo un mes, así me organizo mejor.

Entré al vagón y me senté del lado de la ventana, para aprovechar un poco la vista. Tras el cristal hay puro color verde, el sol alumbra la naturaleza y aquí viene...

—No se porqué huyes de mí, no pretendo hacerte daño. —Dijo Brandon sentándose a mi lado.

—Bueno ¿Qué pretendes hacer entonces? —Respondí incomoda.

—Tranquila, no me he presentado bien. Mi nombre es Darío y me mudé acá hace unas semanas, vengo de otro pueblo, estudio psicología y simplemente trato de hacer amistades, lamento si he parecido un acosador o algo por el estilo.

La verdad si me he comportado muy pesada, se lo difícil que es adaptarse y hacer amistades, pero también debo cuidarme.

—Discúlpame, de verdad, es solo que también soy nueva y desconfiada, con tantas cosas que suceden en el mundo. Aunque tengo unos meses aquí, me cuesta hacer amigos y pues tengo este terrible pensamiento de que si un chico se te acerca es única y exclusivamente para ligar.

—Entiendo y te digo que no quiero ligarte, la verdad es que no eres mi tipo. —Respondió riendo.

—Ah, mira que bien, tu tampoco el mío. —Yo también estudio psicología, tal vez vayamos al mismo salón. 

—Tal vez si, tal vez no. Ojala que si, a pesar de lo pesada que eres me agradas.

Sonreí mientras trataba de recorrer el paisaje y al mismo tiempo me perdía en mis pensamientos.

Llegamos al campus y nos dirigimos al centro.

—Revisemos nuestro horario, para verificar si tenemos clases en el mismo salón. —Dijo Brandon, emocionado.

—De acuerdo, tu empieza. —Respondí mirando hacia los lados.

—Edificio de humanidades, en el salón 03. —¡Dime que tu también!

Bajé la mirada y sí, estamos en el mismo salón. Le aviento un acuchón sonriendo.

Isabella, acabas de conocer a alguien y le abrazas como si le conocieras de toda la vida, muy ENFJ de tu parte.

—¡Si! —Vamos, que quiero sentarme delante, a algunas personas no les gusta pero yo voy con todo.

—¿Qué? Odio ir delante, siento que los maestros me clavan la mirada.—Respondió Darío, nervioso.

—Ay Darío, pero qué mono eres. —Está bien, vamos al menos en el centro. 

Caminamos hacia el salón y fue muy agradable la case, estuvimos tratando las teorías de la personalidad, la que a mi me gustó fue la de Allport, creo que sí. Al final de clases nos dirigimos a la cafetería para comer algo antes de entrar a la próxima materia.

—¿Qué te apetece? Yo invito. —Preguntó Darío, sacando su billetera.

—Ay no, no te preocupes yo puedo pagar lo mío, me pirra...

Después de un gran puñado de minutos pude terminar la oración. Pues me he quedado corta.

—¡Una tortilla! —Respondí avergonzada.

—Anda, que yo invito, por los malos ratos que te he hecho pasar hoy. —Insistió.

—Esta bien, supongo que lo merezco. —Respondí.

—Tengo que aprenderme bien cada tema de la clase. Necesito aprobar todo con A.

—No jodas, eres un chapón, Darío. —¡Grite en forma de burla!

—Y tu un mojón. —Respondió rascando sus ojos.

—¿Tienes sueño niño chapón? —Pregunté.

—Sí, que no he dormido nada, trabajo en una fabrica y llego muy tarde a casa, verdaderamente pago renta solo para durar dos horas ahí. —Respondió incomodo.

—Ay, lo lamento mucho, Darío. Espero logres conseguir un trabajo de poco tiempo que al menos te pague lo suficiente. —Respondí colocando mi brazo en su hombro.

Comimos y asistimos a clases, que me ha encantado este inicio, pues he aprendido  con motivación. Subimos al tren y claro, tomé mi lado de la ventana, porque me encanta admirar el paisaje.

Viernes 20  de agosto del 2021 (Continuación del diario)

Hoy no he escrito mucho, he estado ocupada socializando lo cual me hace sentir muy bien. Conocí un chico muy agradable. Su nombre es Darío, se trasnocha en una fabrica trabajando y estudia lo mismo que yo en la misma facultad, eso es increíble.

Ya ven, cada quien con sus problemas y uno acá juzgando apariencias. Pobre de Darío, todavía no lo conozco la verdad pero me agrada mucho, puede que le invite mas adelante a vivir conmigo, obvio como roomate, así ambos podríamos dividir gastos y se nos hace cómodo.

La noche ha caído y tengo mucha hambre.  Estoy emocionada porque mañana veré a mis amigas, las hecho mucho de menos, espero que nos podamos poner al día y disfrutar el rato.

⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

—Ay, la chica vegetales tiene un diario diario. Cada segundo contigo me sorprendo más. —Dijo Darío, sonriendo.

—Me gusta escribir mis días, siento que me calma mucho y es lindo poder contar tu día al menos a unas hojas, jajaja. 

—Es cierto, creo que podría robarte este habito. Por cierto, no me has dado tu número—Respondió Darío, sacando su celular.

—Claro, anota, así nos coordinamos y igual mantenemos en contacto. —Respondí, dándole mi número.

Llegamos a nuestro destino, cansados, llenos de esperanzas. Era hora de que cada uno tomara su destino, yo para la izquierda y el hacia la derecha.

IsabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora