Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
II. Bambú
¿Cómo va todo? No tengo idea, he hecho lo mejor posible, por ejemplo, apenas murió tu planta de tomates, sequé los frutos y guardé las semillas para sembrarlas cuando la primavera regresé. Saqué de tus pantalones monedas olvidadas, el cambio de alguna compra que hiciste, lo guardé en la cajita de mentas para jamás gastarlas. Ahora tengo más espacio en el ropero, tengo más espacio en casa, incluso en la boca del estomago hay un hueco enorme, en el pecho. Vacíos por todos lados. Niebla en la cabeza.
¿Y si te pienso? Sí. No tan a menudo, pero sí en los momentos más inesperados: tocando una taza de café, mirando por la ventana en el asiento trasero de un auto. Atravesando un puente vehicular, cuando de noche miro un techo blanco. Cuando cocino fideos, cuando Bambú te espera por horas parado frente a la puerta, cuando alguien me dice que te envía saludos e imagino, cual sería tu reacción si te contara que no he querido sacar al tema que ya no estás. Nudo en la garganta.
¿Y que fue de los domingos de Murakami? Confirmo lo dicho, los domingos siguieron, pero aún "no me doy cuerda". De lluvias repentinas, vientos suficientes y la tranquilidad extraña cuando el reloj marca las 10, de café caliente y galletas para el desayuno; futuro incierto, la fantasía anuncia que ya es tan tarde, un cabeceo inoportuno, pero recuerdo al dormir cómo va todo sin ti, como nos gustaba este día.
