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Me desperté temprano con la alarma del móvil. Miré a mi lado y recordé que estaba en Los Santos. Greco dormía plácidamente abrazándome. Parecía un bebé. Hacía ya un mes que estaba aquí, conseguí convencer a Greco de que no durmiese en el sofá. La cama era de matrimonio, cabíamos los dos perfectamente.

Me separé con cuidado de no despertarle y le puse una almohada en mi lugar. Había quedado para desayunar con mi hermano y algunos agentes de la malla antes de entrar en servicio. Me arreglé y me puse la placa en unos pantalones vaqueros de Halsey. Le quité a Greco una camisa azul marino y me recogí el pelo en un moño alto.

Salí de casa, no sin antes programarle una alarma para dentro de una hora. No debía dormirse para ir al trabajo.

Llegue a casa de mi hermano y llamé a la puerta. Abrió la puerta un Viktor sonrojado. Levanté una ceja. Solo logré entender eso cuando vi que solo había llegado Horacio. Me mordí el labio intentando no reír.

—¿Ya le comiste la boca al ruso? —susurré.

—Siii —dijo tapándose la boca de la emoción.

—Así se hace —chocamos los cinco.

Cuando al fin llegaron los demás, empezamos a desayunar. Éramos seis personas haciendo el tonto por la mañana. Habían venido Gustabo y Horacio, también Halsey e Ivanov. Por fin conocí a Halsey.

Le di las gracias por la ropa y estuvimos un buen rato hablando. Me cayó bien la chica.

Terminamos de desayunar y nos fuimos a comisaría, a entrar en servicio. Halsey me acompañó a los vestuarios y nos pusimos el uniforme. Una vez hecho eso, Halsey se fue con Gustabo a patrullar, y yo me quedé esperando a Greco en la puerta.

Había empezado a llover, y mi móvil empezó a vibrar. Justo en ese momento llegó el comisario, le saludé y denegué la llamada.

—¿Nos vamos? —pregunté a Greco.

—Sí, vamos —dijo entrando en servicio.

Me monté al patrulla con el pelo mojado por la lluvia, pero dejé conducir a Greco esta vez. Mi móvil volvió a iluminarse. Colgué y comprobé los últimos avisos. Todo estaba tranquilo.

—Tan solo hagamos 10-33 hasta que salga algún aviso.

—De acuerdo. "Comisario Rodríguez y subcomisaria Volkov entran en servicio. Procedemos a hacer 10-33" —dijo Greco por radio.

—"10-4. Comisario Volkov y Subinspector Horacio entran en servicio, también" —dijo mi hermano.

Una hora después, seguíamos patrullando aburridos. Mi móvil empezó a vibrar. Greco aparcó enfrente de comisaría.

—Llevan llamándote ya un buen rato, ¿no deberías contestar? —me preguntó Greco.

—De hecho, sí. Ahora vuelvo —salí del coche y miré mi móvil, que ahora se estaba mojando por la lluvia.

Respiré hondo varias veces antes de contestar a la llamada. Número oculto.

—¿Digame? —pregunté.

—¿Dónde estás? —preguntó esa voz que tan bien conocía.

—Jeremy, déjame en paz.

—Te vi en comisaría, puta anormal... ¿Me has denunciado, zorra? —preguntó.

—No, Jeremy —dije— Ahora soy policía, no puedes hacerme nada.

—Si puedo, muñeca... Puedo y lo haré. Te mataré por escaparte... soy yo el que manda, te lo dije.

—¡No! —grité— ¡Tú no mandas, subnormal, déjame en paz!

—Ya se donde vives, cuida tus espaldas... Y prepárate para lo que se te viene encima.

—N-no... Vete a casa, Jeremy —le dije con lágrimas en los ojos— Vete y- y que no se te ocurra volver...

—Vas a morir pronto, niñata —dijo susurrando— Cuando menos te lo esperes, te irás de aquí.

Colgó la llamada. Me dejé caer sobre las escaleras, y abracé mis rodillas. Comenzé a sollozar, pensando en todo lo que me iba a hacer.

Escuché la puerta del patrulla cerrarse, y Greco corrio hacia mi. Se agachó frente a mi y me obligó a mirarle.

—Eh... ¿Qué querían? —preguntó acariciando mi mejilla.

—N-nada... —dije— solo era publicidad...

Greco suspiró y se sentó a mi lado. Me rodeó con sus brazos y me acarició el pelo.

—Tranquila... ¿quieres contarme que quiere Jeremy? —le miré fijamente.

Aparté la mirada tras unos segundos y me levanté del suelo, librándome de su abrazo. Me limpié las lágrimas y le di la espalda.

—Voy a patrullar sola —dije—  Nos vemos en casa, Greco.

Y me fui. Cogí una moto e informé por radio de que patrullaba sola. Ya había anochecido, Halsey solicitaba apoyo para un atraco.

—"Subcomisaria Volkov a H-50" —dije por radio— "Me dirijo al código 3".

Allí estaban Gustabo, Horacio y Halsey, así que me dirigí como agente de apoyo.

Llegué al badulaque y terminamos las negociaciones. Íbamos dos patrullas y una moto; en un patrulla iban Gustabo y Halsey y en otro iba Horacio. Yo iba en la moto.

Halsey activó las sirenas y el coche salió. Pasaron primero los patrullas y después yo.

Íbamos todos muy cerca, no perdíamos de vista a los atracadores. Gustabo iba dictando por donde íbamos yendo, pero los atracadores no se cansaban.

No recuerdo como llegamos hasta aquí, pero los patrullas habían perdido de vista a los atracadores. Solo quedaba yo. Actualizaba mi 10-20 como podía, pero ellos no me alcanzaban.

—Comisarios Greco y Volkov van a intentar unirse a la persecución —informó mi hermano por radio.

Todo iba bien, yo seguía diciendo por donde íbamos. Íbamos muy deprisa, pero no me alejaba demasiado del coche.

De repente, el coche frenó en seco. Yo intenté hacer lo mismo, pero no lo conseguí. Salí volando con la moto, y en el aire salí despedida. El golpe contra el asfalto fue lo peor. Me pitaban los oídos, no había nadie a mi alrededor. Los atracadores dieron media vuelta y se marcharon a toda velocidad.

Todo iba a cámara lenta. Tumbada, movía mi cabeza con torpeza hacia todas partes. No sabía que estaba pasando a mi alrededor. Escuché sirenas por todas partes, y muchas voces.

Logré distinguir entre ellas la de Conway, Víktor y Horacio. Alguien me levantó del suelo y me subió a un coche. El pitido no cesaba. Me estaba poniendo más nerviosa cuanto más tiempo pasaba.

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Solo voy a decir una cosa:  ª  .

•Cu4tro.

Viktoria Volkov. Huyendo del pasado.Where stories live. Discover now