52. Aurora.

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Lucifer me habló al oído.
- "El matrimonio de Aradia no es más que una tapadera. Sospecho de la ambición de Astaroth, por eso quiero mantenerlo vigilado con ella"

Me quedé en blanco.
- ¿Cómo? ¿Y no era más fácil que yo lo vigilara?
- Querida niña, es demasiado poderoso para ti, y él no tendrá miramientos, es más fuerte que muchos ángeles. Podría matarte a ti, y a muchos de nosotros.
- Entiendo...pero veo que me busca descaradamente, para tener un enfrentamiento conmigo, sabes.
- Es su forma de ser. Es uno de los poderes ancestrales del infierno.
- Mierda...- Dije encendiéndome el puro. Apareció Azazel, con sus gestos afeminados y su energía.
- ¡Hola, hola, querida mía! Majestad- Se inclinó.
- ¡Azazel, qué alegría de verte!- Lucifer se levantó para abrazarlo.
- ¡Siempre es un placer, majestad, es un placer estar aquí como invitado, en la gran gala que asegura mi descendencia! ¡Oh, cielos! ¿Este es Alexei?- Mi hijo se acercó.
- Pues...si, éste es mi hijo.
- ¡Vaya, vaya, déjame ver!- Se puso a examinar a Alexei, detenidamente.
- Dame las manos, joven Nefilim.
- ¿Madre?-Alexei me miró extrañado.
- No te preocupes, Alexei. Es Azazel, señor de los Nefilim.
- Oh...- Calló.
Azazel calló, mientras respiraba profundamente, tomando de las manos a mi hijo.
- Veo, a Alexei, hijo de Evelyn, hijo de Seviathán, alma de Amenadiel, descendiente directo de la raza, seguir con el legado. Veo, a Alexei, como uno de los pilares del infierno, veo a Alexei, brillar- Azazel, abrió los ojos.
- El destino de mi estirpe está a salvo contigo, joven. Evelyn- Se giró hacia mí.
- ¿Sí?
- Este bicharraco que has engendrado, mantendrá a raya a ese idiota engreído de Astaroth, junto a su prima- Sonrió y se fue.
- mierda...
- ¿A qué se refería, mamá?
- A nada, cariño, hazle caso y disfruta de la boda.
- Si, madre. Gracias por todo- me abrazó, y se fue.
- Bueno, si me disculpas, Satanás.
- ¿A dónde vas, fierecilla?
- A saciar mi sed.
Me dirigí, hacia la barra, entre los invitados, sorteando algunos de ellos, saludándome, otros felicitándome por Alexei, los esquivé, me metí en la barra, y agarré el barril. Saqué la manguera, y me puse literalmente bajo el grifo.
- ¿Evelyn?- Oí una voz.
Silencié con un gesto.
- ¡AAah! ¡Justo donde lo necesitaba!
Salí, chorreando de cerveza, me subí a la barra, con una botella de vodka que agarré.
- ¡Bien, este brindis, por los novios! ¡Que seáis felices! ¡Salud!
- ¡Salud!- Respondieron, brindando.
Bajé de la barra, dando tumbos, pusieron "Dig up her bones". Mi hijo se reía, viéndome bailando al son de la música, junto a los invitados.
- bone me to the graveyard! ¡Dig up her bones!
Acabé con la chaqueta del traje medioabierta, despeinada del baile, y apoyada en la pared. Se acercó mi sobrina.
- Cariño, te diré algo, pase lo que pase, NO dejes que ese bastardo te toque.
- Si tía Evy, sabía que podría contar contigo.
- Ahora y siempre, cariño- Se acercó Astaroth.
- Bueno, bueno, la Centinela en su estado puro, ¿Verdad?
- Je. No tientes a tu suerte- Dije bebiendo de la jarra.
- Se nota, que no sabes dónde te metes, querida. Soy más poderoso, que el mismo miedo en sí.
Sonreí torcido.
- Vaya, yo creí que el miedo en sí es nuestro señor Satanás. ¿Porqué crees que eres superior? No eres más que un presumido peinado.
Astaroth pareció molestarse, y se aproximaba a mí, con soberbia.
- Ah, ah- Dije con el dedo- No es buena idea, atrás.
- ¿Crees que iniciaría una guerra aquí y ahora? No es el momento, no soy tan vulgar como tú.
Iba a perder los estribos. A matar a aquel idiota.
- Astaroth, por favor, te pido respeto para mi tía. Me ha criado, junto a mis primos. Ella es la que lucha por nosotros. No la faltes así.
Astaroth se giró hacia ella.
- Querida mía, siento haberte molestado, si es así tu deseo, que así sea: Besó la mano de Aradia, y se giró para mirarme con repugnancia.
- Siento haberla molestado, centinela.
- A mi me resbalan tus palabras, sólo respétala a ella. Por que si no...
- ¿ si no qué, eh?
Una voz intervino.
- Vaya, vaya, Evelyn, cariño, ¿Haciendo amigos?
- Azazel, señor- Sonreí.
- Calma, cariño, no te agobies, disfruta de la fiesta. Es algo que los mortales sabéis mejor que nadie, mi amor- Dijo con sus gestos.
- Si, a eso voy.
- Astaroth, tan elegante como siempre, pero tan tedioso. ¿No te cansas de agobiar a los mortales?
- ¡Ja! Azazel, sabes que no son más que insectos para mí- Dijo mirando con desprecio a Azazel.
- Bueno, un aguijón de un escorpión es letal. Bien sabes que los mortales son una criaturas adorables, y a la vez con fuego en su interior.
- No te entiendo- Dijo encogiéndose de hombros- Mezclándote con ellos.
- No puedes, por que no sientes el deseo de engendrar por amor, cariño, respeto, y orgullo. Sólo buscas llenar tu ego.
- En eso tienes razón- Dijo pasándose la mano por sus cabellos- No entenderé eso de engendrar prole por sentimientos, como hacen los mortales. Eso es para débiles.
Azazel soltó una carcajada- ¿Por qué te crees que nuestro padre los echó del paraíso? Cuando ven a uno de los suyos peligrar, no hay ángel, demonio que los detenga. Son la cosa más peligrosa de la creación. Algún día aprenderás su poder, sabes bien que los Nefilim eran temibles.
- Y por eso ya no quedan- Dijo riéndose Astaroth.
- Bueno, eso no es verdad, y ahí tienes la prueba- señaló a Alexei, y a mí.
- ¿Ellos? Evelyn, eres muy bajita para hacerme frente, y tu hijo no es Nefilim puro ni de lejos.
- Oh, otra vez con ese rollo de la sangre pura- Dijo Azazel con hartazgo, poniendo las manos sobre sus caderas- Astaroth, no te enteras. Es el espíritu, lo que les da poder, todos los humanos, llevan mi sangre, pero no todos son poderosos, sin embargo, Evelyn tiene un espíritu puro. Y eso, querido gran Duque, es algo que no vas a entender nunca.
- Por suerte no- Dijo carraspeando- Tengo como prometida a una sangre pura. Magne, y pura sangre demoníaca- Dijo orgulloso.
- Su fortaleza radica en su espíritu, bobo. Es, lo que ella aprendió, lo que la hace especial. La sangre sólo hace un porcentaje- Puso su mano sobre el hombro de Aradia y sonrió- Eres muy especial.
- Gracias, señor...No le conozco...pero se nota que es importante.
- ¡Oh, cariño, ya me conocerás! ¡Soy quien dio vida a la estirpe de tu tío!
- ¿Mi tío?- Aradia no conocía a ningún tío, sólo a Seviatán.
- no ese tío, Harold. Evy te contará. Bueno, queridos míos, ya me retiro, pasadlo bien.
- Azazel, gracias por todo- Dije.
- No hay de que. Ve con tu esposo, cielo, o te lo robarán.
Me di cuenta que unas cuantas mujeres lo estaban rodeando.
- Allá voy. Aradia cariño, estamos en contacto.
-Si, tía Evy.
Me fui con mi esposo, a espantar unas cuantas, que al verme, se quitaron del medio.
- Evy, calma mujer, me espantas a todas las amistades.
- Ya. Amistades...- Bebí un poco más.
- Evy. Para ya- Me sacó la jarra de la mano.
- Vaya, os empeñáis en mantenerme sobria.
- Claro,  no puedes ir más así.
- Está bien, está bien- Me enganché de su cuello.
- Cariño, voy a llevarte a la suite. Estás bebida.
- A sus órdenes...- Dije agarrada a él.
Sevi me llevó a la suite, donde caí en profundo sueño. Desperté a la mañana siguiente. Menuda resaca.
Me metí en la ducha, mientras la cabeza me daba vueltas, y vueltas. Al salir, Sevi estaba dormido en la cama.
- Ay...voy abajo a por unas aspirinas.
Me dirigía la barra del hotel, donde Husk me leyó el pensamiento, nada más verme.
- Vaya, vaya, ¿De resaca?- Era Alastor.
- Ajá.
- Es normal en ti últimamente, ¿Cierto?- Dijo sonriendo.
- Es mi vida. No te metas en ella, y distánciate, Alastor.  No quiero más líos.
- Vamos, cariño, no seas cruel conmigo.
- Aléjate, Alastor.
- Como gustes- Alastor sonrió con malicia y se fue con Charlie, que me miraba demasiado raro.
- ¿Qué coño?
PARTE 2
Esa mujer. Esa mujer. Estábamos en la fiesta de compromiso de Alexei, en el Avernus. Era raro, que  yo me apuntara a una fiesta, pero es protocolo, como representante de los Magne. Estuve tanteando el ambiente, charlando con Mimzy, ella vino a la barra, y me sirvió una copa de cava, y sin darse cuenta, se cortó con el filo roto de una de las copas, su sangre, cayó. No me di cuenta, hasta que bebí, y pude notar ese sabor, a sangre Nefilim.
Ese afrodisíaco, potente, el más puro.
- Como cuando lamía sus heridas al tomarla.
Como cuando la mordía en pleno acto.
No pude más,  me dirigía a mi privado, cuando pasé junto a ella, que me pidió la sangre para el cóctel. Con gusto, se la ofrecí, ya que su esposo no quiso. Fue algo orgásmico, intercambiar sangre, como en los viejos tiempos.
La pude ver, otra vez en éxtasis, al tomar el cóctel.
Me puse a beber en la oscuridad, a observarla. ¿Por qué demonios seguía atrayéndome? Charlie era mi esposa, una exquisitez del infierno.
Estaba bebida a más no poder, sin duda. Mi erección estaba doliéndome, y no quería seguir allí, hasta que me transporté al hotel. Charlie estaba ocupada con un asunto de estado, referente a Astaroth.
Me saqué la corbata, la chaqueta, me puse en camisa, y la cabeza me daba vueltas: por alguna razón su sangre con el cava me estaba volviendo loco, y estaba entrando en un estado algo extraño. Me tumbé, y la cabeza seguía jugándome malas pasadas, La vi entrar, junto a alguien, seguramente sería su esposo, pero eso no podía ser, debía ser el cava.
- ¡Maestro...qué alegría de verlo aquí!- Dijo ebria.
- Evelyn...- Susurré.
- ¡Mira Sevi!
- Evy...estás bebida, mujer.
- ¡Vamos, toma, bebe esto, no seas gallina!- Vi a Evy sacar una hoja, y se rajó el dedo. Traía un chupito en la mano, le metió fuego a la hoja, y se la puso a Seviatán en la boca, que mascó con dificultad.
La reacción de Seviatán, fue brutal; no se hizo esperar, se desnudó, mientras Evy se tiró sobre mí.
- Vamos a arreglar un asunto pendiente, Alastor. Por aquella vez que te follaste a Charlie a mis espaldas- Dijo, a horcajadas sobre mí.
Y yo me dejé, seducido por aquel ser, que me devolvió al éxtasis.
Me desnudó, al sacarme la ropa interior, mi erección saltó. Ella rió.
- Parece que aquí hay trabajo.
No me dio tiempo ni a decir nada, se puso y todo lo mío entró en ella, estaba lubricada, ardiente, apretada. Se ocupó de Seviatán. A todo esto, ¿¿Seviatán tenía escamas en el pito?? Madre mía. La tenía enorme, en ese momento, me sentí inferior, al ver su tamaño, es normal, que fuera el niño bonito del infierno, tenía fama de mujeriego, hasta que llegó Evelyn. Estaba tan colocado como yo.
- Evelyn. ¡Bájate de ahí, déjame!
- ¡Cállate, no molestes!
Se iban a pelear sobre mí. Qué locura. Pero Seviatán hizo algo que no me esperaba: La tomó por detrás. La reacción de Evy no se hizo esperar, gritándole barbaridades, pero efecto fue brutal, me montó con más fiereza.
No sé qué demás cosas hicimos, pero probamos de todo. A la mañana siguiente llegaron los problemas.
Y así fue como me enteré, de que ella estaba viviendo en otro lado.
De que estaba perdiendo el norte, el rumbo.
Aquella tarde, llegó drogada, con moratones en la cara, y descompuesta. El rey se la llevó.
Yo permanecí a un lado, hasta que mi esposa, me agarró el día de la boda.
- ¡¡Al!! ¡¡Ven aquí!!
- ¿Sí querida mía?
- ¡Revisé las cámaras, por que los huéspedes oyeron jaleo hace unas semanas, y resulta que eras tú, con Evy y Harold!
Estaba enfadadísima.
- Cielo, calma, sólo fue un desliz, provocado por el alcohol.
- ¡Fue culpa de ella! ¿A que sí? ¡Esto voy a arreglarlo, pero ya!
- Calma, querida mía. No fue a mayores. Sólo te amo a ti, cariño- Dije sonriendo, algo nervioso.
- ¡La quiero fuera de mi hotel!
En ese momento entró Evy, con la resaca, intenté conversar con ella, para avisarla de las intenciones de Charlie, pero me mandó a paseo.
PARTE 3

El Maestro.Where stories live. Discover now