2. La pequeña nota

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Ya es el segundo día de colegio y estoy feliz, no porque me guste venir al colegio, sino porque iba a ver a Violeta. Ella me parece linda, y hoy sin duda, le voy a hablar.

Llegue al colegio minutos antes del horario de entrada y cuando entro al aula veo que Violeta todavía no había llegado.

El profesor de historia llego y empieza con su clase, pero es muy difícil concentrarme sabiendo que Violeta no había llegado. ¿Le habrá pasado algo?, ¿se habrá enfermado?

Mi cabeza formulaba todas esas preguntas y no me di cuenta que Violeta entro al aula, y tiene los ojos rojos e hinchado, como si hubiese llorado. Y, ¿Por qué habrá estado llorando?

Le pide disculpas al profesor y le dice en un susurro ­–que se alcanzó a escuchar− que había ido al psicólogo y se le hizo tarde. La mayoría se largó a reír, pero yo me preocupe, ¿por qué va al psicólogo?, ¿tendrá problemas?, ¿es normal que la gente salga llorando del psicólogo?

Creo que nadie merece sufrir, o estar mal así por algo. Violeta me parece como un ángel, y creo yo que no merece sufrir. Quiero acercarme a ella, escucharla, entenderla y aconsejarla. Pero sé que algo oculta.

Todos tenemos un secreto, pero creo que Violeta tiene uno que le hace muy mal, porque eso se notaba.

Termina la hora de historia y comienza la hora de inglés, Violeta saca su cuaderno y escribe algo rápido y lo vuelve a guardar.

Su cuaderno me intriga demasiado, quiero saber porque esta todo el día con ese cuaderno o que escribe tanto en él.

Toca el timbre para el recreo y me siento decido y sin miedo me voy a acercar a hablarle a Violeta.

Ella está debajo de un árbol, sola y escribe en su cuaderno. Sus lágrimas salpican la hoja y me da mucha bronca verla llorar, porque sé que no merece lo que debe estar pasando o el problema que deba estar teniendo.

Me voy acercando y ya me da vergüenza, ella me mira, pero no dice nada. ya estoy cerca de ella, pero se pone de pie para ir y choca conmigo; su cuaderno cae al piso y lo agarro junto con la hoja que se salió del cuaderno. Violeta me quito el cuaderno de las manos y salió corriendo sin decirme nada, al rato me di cuenta que se olvidó la hoja que se había salido del cuaderno.

Es una nota, que está salpicada en lágrimas y tiene algo escrito en azul, y es dedicado a alguien.

Debo admitir que estaba muy interesado en Violeta y leí atentamente la nota.

"Querida Helen:
Soy muy cerrada y tengo esa manía de guardarme todo para mí, me cuesta mucho compartir mis problemas con alguien (en especial con mi psicólogo) prefiero callarme y sufrir en silencio, espero que todo se solucione o al menos el dolor disminuya".

Leí varias veces la nota y al principio no entendí nada, pero después si, va dedicada a una tal Helen y Violeta claramente le cuenta que sufre, se guarda su sufrimiento y le cuesta compartir sus problemas, en especial a su psicólogo.

Violeta va al psicólogo por sus problemas, pero ella es cerrada y le cuesta contar sus problemas, y debe de llorar cuando va a ver a su psicólogo, por eso habrá venido hoy con los ojos rojos e hincados.

Estoy triste, ella sufre y tiene problemas, le cuesta abrirse a la gente, y sé que, si se sigue guardando su sufrimiento y no pide ayuda, se puede llegar a un punto donde las cosas se van de las manos y ni me quiero imaginar cómo podría terminar todo.

Sé que ella necesita ayuda, porque guardarse todo y no contarle a nadie es lo peor que puede hacer. Necesita que alguien la escuche, que la entienda, que la apoye, ayude y le dé un abrazo de esos que juntan y arman los pedazos rotos.

Me da mucha impotencia verla así y cuando le devuelva la carta, voy a tratar de que ella no se vaya, le voy a hablar, le voy a dar a entender que soy de confianza y la puedo ayudar.

Nadie merece sufrir, y menos guardarse todo, nadie lo merece, y menos ella.


***

Nota: espero que les haya gustado este capitulo, si es así no olviden comentar y darle clic a la estrellita.

Capitulo corregido: 26/06

Chica rara [En Reedición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora