Por esa noche se despidió de Carlo dejándolo dormido. Estaba un poco jodido, no tenía auto y llevarse el del italiano no estaba en sus planes, no quería que al día siguiente Carlo le rajara el cuello.
Sin otra opción llamó a un taxi, el cual tardó casi treinta minutos en llegar.
De camino a casa le envió un mensaje a Toni avisándole que al fin había terminado su pendiente. Debido a la hora no se le hacía raro que no le respondiera, eran casi las dos de la madrugada, debería estar durmiendo ya.
Llegó a casa yendo directamente a su cama para dormir de una vez, fue un día agitado.
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Despertó por eso de las nueve de la mañana para retomar su día de trabajo. Por simple costumbre miró la pantalla de su móvil viendo que sólo tenía la notificación de una alarma perdida. Menuda vida social tenía. Pero lo realmente extraño era que Toni no le haya respondido aún el mensaje, comúnmente lo habría hecho hace una hora al menos. No le tomó más importancia e hizo su rutina antes del trabajo.
Desayunó, se dió una muy buena ducha, se cambió y fue a su despacho. Consideraba el buscar algún otro trabajo, o independizarse como otro abogado más, siendo este último caso, hacer algún tipo de alianza con su actual jefe.
Caminó a garaje central para sacar su auto, en el transcurso se topó con un par de personas conocidas por trabajar con ellas. En el coche recibió una llamada de Salinas.
─ Raúl, buenos días. ─
─ buenos días, ¿ya vas a tu despacho?─
─ sí. ─
─ pues ven al mío que hay cosas que hablar.─
─ voy para allá. ─
Luego de colgar marcó la dirección del despacho del abogado en su GPS. Dió retorno yendo a tal lugar llegando apróximadamente en diez minutos aparcando en el pequeño estacionamiento con el cual contaba el inmueble. Notó dos autos: el de Raúl y el Mercedes de ambos Gambino. Debía ser algo importante.
Caminó hasta la puerta principal tocando el timbre, poco después fue recibido por el mismo Salinas con una cara de preocupación.
─ ¡________! Que bueno que al fin llegas ─le jaló del brazo metiendolo al lugar─. ¿Qué les hiciste? ─habló bajito en tono de reproche.
─ ¿a quienes? ─respondió igualmente susurrando.
─ ¿cómo que a quienes? A Toni y Carlo, están furiosos, lo peor es que se estaban desquitando conmigo. ─
─ no sé que les pasa, ¿por qué debo ser yo el causante? ─
─ jamás los había visto pelearse entre ellos, y viendo que estás saliendo con los dos puede que se esté armando conflicto entre ambos. ─
